Liv Str?mquist: ¡°Hemos cambiado amor por consumo, podemos llegar a actuar como clientes ofendidos¡±
La autora sueca, experta en Ciencias Pol¨ªticas, empez¨® a crear novelas gr¨¢ficas para hablar sobre feminismo. Ha abordado temas como la menstruaci¨®n o las relaciones y ahora explora su teor¨ªa del fin del amor en ¡®No siento nada¡¯.
Cuenta Liv Str?mquist (Lund, Suecia, 43 a?os) que desde ni?a dibujaba, pero no se lanz¨® a compartir sus historias hasta los 25 a?os. ¡°Pensaba: ¡®Ya soy mayor para hacer un fanzine, deber¨ªa haberlo hecho cuando ten¨ªa 14 a?os¡±, recuerda entre risas, sentada en uno de los salones de la Embajada de Suecia en Madrid, que ha visitado para hablar de su ¨²ltima novela gr¨¢fica, No siento nada (Reservoir Books). El primer c¨®mic que cre¨® hablaba de feminismo: ¡°Mi compa?era de piso y yo est¨¢bamos muy implicadas en el feminismo y cuestiones de justicia social, era sobre lo que habl¨¢bamos todo el rato en casa. Empec¨¦ a hacer vi?etas sobre lo que comentaba con ella, nunca pens¨¦ que fuera a verlo otra persona. As¨ª comenc¨¦ a escribir sobre aquello que pensaba que era importante en realidad. Hac¨ªa una p¨¢gina, luego otra, no me permit¨ªa realizar cambios constantes para lograr tener una expresi¨®n espont¨¢nea, seguir mi primer pensamiento¡±.
Esa inmediatez es su sello, aunque en sus libros incluya reflexiones muy pensadas, citas de fil¨®sofos o an¨¢lisis sociol¨®gicos. Siempre a?ade las referencias junto a las vi?etas, herencia de los trabajos que preparaba para sus clases de Ciencias Pol¨ªticas. ¡°Ten¨ªa que escribir ensayos, sostener una tesis, llegar a una conclusi¨®n, y eso se traslada de alguna forma a mis c¨®mics, porque empiezo con una pregunta, y siempre trato de que sea una pregunta realmente divertida¡±, explica. En No siento nada esa pregunta es por qu¨¦ estar enamorado se ha convertido en algo cada vez m¨¢s extraordinario hoy en d¨ªa, acompa?ada de un an¨¢lisis de todas las relaciones conocidas del actor Leonardo DiCaprio. Porque otra de sus constantes es el eclecticismo de sus referentes: de Girls a Emily Dickinson o de DiCaprio a S¨®crates. Mezclar a famosos con gur¨²s culturales y del pensamiento es su forma de acercar ideas al p¨²blico general: ¡°Me entristece que a veces est¨¦n presentadas de una forma demasiado dif¨ªcil y mis c¨®mics lo hacen m¨¢s democr¨¢tico, quiero que la gente hable de ello¡±.
En su ¨²ltimo libro se refiere a las teor¨ªas de la soci¨®loga franco-israel¨ª Eva Illouz o el fil¨®sofo surcoreano Byung-Chul Han, pero tambi¨¦n analiza canciones de Beyonc¨¦ y escenas de Sexo en Nueva York. ¡°Utilizar a famosos como ejemplos de diferentes cosas es una forma de comunicar algo que la gente conoce: todo el mundo sabe que Leonardo DiCaprio est¨¢ constantemente cambiando de novias modelos, es divertido dibujarlo, hacer comparaciones¡±, subraya. Emplea la historia del actor para explicar su teor¨ªa del fin del amor, indagar si en la sociedad actual es posible seguir enamor¨¢ndose de verdad: ¡°Desarrollo la hip¨®tesis de si ahora cuesta m¨¢s sentir algo, explico que hay algunos desarrollos en la sociedad que est¨¢n haciendo m¨¢s dif¨ªcil tener el sentimiento de enamorarse, por ejemplo los cambios tecnol¨®gicos en las citas, hoy hay muchas opciones de buscar ciertas cosas, pero eso puede tener el efecto contrario de que no puedas sorprenderte y que te empiece a gustar algo que nunca pensaste que te gustar¨ªa¡±.
Argumenta Str?mquist que ¡°vivimos en una sociedad de consumo donde casi la ¨²nica idea es aumentar todo el tiempo las ventas y el crecimiento, y eso en cierto modo ocurre en el mercado de las citas, hemos cambiado amor por consumo, te sientes un cliente con derecho a ciertas cosas, y puedes actuar como un cliente ofendido en lugar de darle una oportunidad a una relaci¨®n¡±. Lo ejemplifica con un caso real de un programa televisivo para formar parejas en Suecia, en el que uno de los participantes protest¨® porque su candidata fumaba y eso era algo que ¨¦l hab¨ªa dicho que no quer¨ªa. ¡°Nuestra cultura ahora apoya el ego y el amor a uno mismo, y una parte de eso es muy buena, pero por otro lado puede hacer m¨¢s complicado relacionarse con otra gente o abrirse, o cambiar uno mismo¡±, indica la autora.
La canci¨®n Irreplaceable de Beyonc¨¦ le sirve para incidir en esa idea de los peligros de ese exceso de ego que observa en la sociedad actual. ¡°La idea del autoempoderamiento puede ser muy poderosa y positiva, pero tenemos que discutir cu¨¢l es el objetivo final de este autoempoderamiento, ?podemos ser autosuficientes y no necesitar a nadie m¨¢s?¡±, se pregunta Str?mquist. En su opini¨®n, se cae a veces en un uso puramente interesado de estas ideas: ¡°Creo que esta parte terap¨¦utica del autoamor, estas ideas, han sido muy apropiadas por el capitalismo, se han utilizado en el marketing, el otro d¨ªa vi que se hablaba del amor a uno mismo en un anuncio de c¨®lageno en polvo, y esta es una gran amenaza, que se utilice el feminismo y estos mensajes poderosos por parte de diferentes actores comerciales solo para incrementar sus ventas¡±.
Precisamente su pr¨®xima obra, que acaba de publicar en Suecia bajo el t¨ªtulo Dentro del pasillo de espejos, va a abordar estos asuntos. ¡°Exploro Instagram, las redes sociales, la belleza y la obsesi¨®n con el rostro en las redes sociales, c¨®mo no paramos de enviarnos fotograf¨ªas y la apariencia est¨¢ convirti¨¦ndose en una forma de comunicarse con los dem¨¢s¡±. Siempre, recalca, aborda temas que despiertan su preocupaci¨®n, sobre los que cree que deben abrirse conversaciones en la sociedad: ¡°Cuando escrib¨ª sobre la menstruaci¨®n y la vulva todo surgi¨® del sentimiento de verg¨¹enza que ten¨ªa de adolescente sobre el cuerpo femenino y este es el segundo libro que escribo sobre el amor rom¨¢ntico. Me interesa investigar y hablar sobre asuntos que nos afectan, de los que podemos hablar en el d¨ªa a d¨ªa¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.