?Por qu¨¦ a los hombres les cuesta tanto hablar de sexo?
El debate p¨²blico sobre la sexualidad est¨¢ en bocas femeninas. Si exceptuamos el relato de sus haza?as, los hombres reh¨²yen hablar, cuestionarse y filosofar sobre esta materia, ?por qu¨¦?
Art¨ªculos, blogs, secciones en los medios de comunicaci¨®n, programas de radio. El coloquio y el debate sobre el sexo est¨¢, b¨¢sicamente, en manos de las mujeres. Somos nosotras las que, p¨²blicamente, contamos nuestras experiencias, planteamos problemas, buscamos soluciones, informamos, filosofamos, aventuramos conductas futuras o ironizamos con todo lo relativo a la sexualidad. Tal vez porque las secciones de sexo de los peri¨®dicos y revistas est¨¢n todav¨ªa incluidas en ese apartado, tradicionalmente femenino, llamado ¡®estilo de vida¡¯, ¡®bienestar¡¯ o ¡®mujer¡¯ alejado de todo lo que no sea pol¨ªtica, econom¨ªa, futbol y dem¨¢s preocupaciones, supuestamente, masculinas.
A mi padre le hubiera gustado verme firmar en el ABC sobre temas importantes, sin embargo el destino hizo que mi primer empleo fuera en la revista Elle. Algo que ¨¦l siempre denominaba como ¡®periodismo minifaldero¡¯, a pasar de que por aquel entonces yo llevaba la secci¨®n cultural y me especializaba en reportajes de esp¨ªritu feminista y de denuncia. No quiero imaginar como hubiera bautizado a mi actual especializaci¨®n ¨Cde seguir con vida¨C, ahora que me he desembarazado de la minifalda y la ropa interior. Pero es curioso como, a pesar de que los hombres ya han invadido las secciones ¡®femeninas¡¯ de los medios; especialmente cocina, decoraci¨®n y moda; y las chicas las cuestiones de peso; la sexualidad, todav¨ªa terreno pantanoso, sigue sin despertar el inter¨¦s de los machos, al menos a este nivel.
Lo m¨¢s que se aproximan los hombres a este tema es para abordar las t¨¢cticas de acercamiento, caza y captura, como indican los numerosos coaches de seducci¨®n que existen. Varones que ense?an, la mayor¨ªa con tintes machistas, a ¡®someter¡¯ a las mujeres, ¡®hacer que se rindan a tus pies¡¯ o, en el mejor de los casos y si el maestro ha le¨ªdo antes a Paulo Coelho, a ¡®mostrar la seguridad en ti mismo que te har¨¢ parecer atractivo¡¯. Pero una vez obtenida la pieza, pocos perseveran en c¨®mo mantenerla, satisfacerla y pas¨¢rselo lo mejor posible con ella. Eso es ya trabajo femenino.
No es cierto que a los hombres no les guste hablar de sexo, lo hacen para alardear de sus proezas y aventuras. Algo que nosotras tambi¨¦n hacemos, pero ellos manifiestan una cierta dificultad a la hora de abordar estos temas desde otra perspectiva diferente a la acostumbrada. Celia Blanco es periodista, directora y presentadora del programa radiof¨®nico de la Cadena Ser, Contigo dentro, centrado en el sexo. ¡°Nos cuesta mucho que vengan hombres a la radio a contar sus experiencias sexuales, problemas, dudas, miedos. La representaci¨®n masculina est¨¢ formada, en su mayor¨ªa, por profesionales: m¨¦dicos, ginec¨®logos, sex¨®logos. Pero si quiero que un sadomasoquista me cuente como vive su sexualidad en primera persona, me ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil que lo haga una mujer que un hombre. Es una cuesti¨®n de educaci¨®n. A ellos se les ha negado el derecho a ser sensibles. Pero, tambi¨¦n, en la cultura del heteropatriarcado, el g¨¦nero masculino no necesita hacerse demasiadas preguntas, ni aprender demasiadas cosas porque todo est¨¢ hecho a su medida. A favor de los hombres dir¨¦ que cuando las mujeres hablamos de sexo siempre buscamos aliadas, personas que compartan nuestras experiencias, hombros en los que llorar. Ellos saben que si se deciden a contar cosas no tendr¨¢n tanto apoyo ¨Cla vulnerabilidad masculina no est¨¢ muy bien vista¨C, y se expondr¨¢n a todo tipo de cr¨ªticas¡±, apunta Blanco.
Exhibirnos sexualmente es algo a lo que todav¨ªa no estamos acostumbrados ninguno de los dos sexos. ¡°Yo cuelgo todo lo que escribo en las redes sociales¡±, apunta Celia, ¡°y no solo lo hago de sexo sino que tambi¨¦n tengo una secci¨®n de opini¨®n en El Espa?ol. Curiosamente encuentro menos feedback en asuntos sexuales que ideol¨®gicos o pol¨ªticos. A la gente todav¨ªa le da cosa darle al me gusta o hacer comentarios sobre un art¨ªculo de masturbaci¨®n en grupo, aunque no tienen ning¨²n problema en escribir opiniones sobre otros temas¡±. Teor¨ªa que suscribo porque a mi me ocurre exactamente lo mismo. El sexo ya no es pecado, pero es inc¨®modo, fr¨ªvolo, ¡®no viene a cuento¡¯ y sobre todo es ¡®de mujeres¡¯.
Sin probadores de juguetes er¨®ticos ni tuppersex masculinos
Venus O¡¯ Hara, inglesa con ra¨ªces irlandesas, no necesita presentaci¨®n en el mundo de las mujeres que escriben de sexo. Ella es sex blogger, modelo fetish y autora de libros como Ingl¨¦s para pervertidos (Grijalbo) Des¨¦ame como si me odiaras (Ilus Books) o La m¨¢scara de Venus (Planeta). Ostenta tambi¨¦n el t¨ªtulo honor¨ªfico de ser la primera probadora de juguetes sexuales en Espa?a. Le pregunto si conoce a alg¨²n hombre que se dedique a chequear el buen funcionamiento y satisfacci¨®n de las mu?ecas hinchables. ¡°Hay uno en Inglaterra que es gay pero jam¨¢s se muestra al p¨²blico, no da la cara¡±, contesta, ¡°imagino que porque quedar¨ªa muy mal, como un pervertido. Alguien que se gana la vida haci¨¦ndose pajas. Yo creo que las mujeres somos las que hablamos, mayoritariamente, de sexo porque queda mejor socialmente. Es un tema todav¨ªa escabroso que la perspectiva femenina suaviza un poco¡±.
La modalidad masculina al tuppersex tampoco existe y, como O¡¯Hara apunta, ¡°todas sabemos que lo mejor de estas reuniones son las conversaciones que tienen lugar en ellas. Mi primera columna de sexo la escrib¨ª, sin embargo, en una revista masculina, GQ. Pero m¨¢s que de sexo, trataba de relaciones, c¨®mo ligar y esas cosas. Los hombres abordan la tem¨¢tica sexual desde dos frentes: el de la conquista y el de la narraci¨®n de sus haza?as. Y lo hacen con personas de su mismo g¨¦nero. Para el resto de asuntos se muestran m¨¢s cerrados, les es dif¨ªcil contar sus problemas a otros hombres, pero pueden hacerlo con determinadas mujeres con las que no esperan acostarse. Yo recibo m¨¢s cartas masculinas que femeninas. Me cuentan sus miedos y su mayor complejo gira siempre en torno al tama?o del pene. Algunos me env¨ªan fotos de su miembro junto a un objeto cotidiano, buscan que alguien les corrobore si tienen una medida aceptable¡±.
Esta escasa inclinaci¨®n masculina a debatir entorno al sexo deja sus huellas en el mundo de la pareja. Seg¨²n Iv¨¢n Rotella, sex¨®logo; director de Astursex, centro de atenci¨®n sexol¨®gica en Avil¨¦s, y miembro de La Asociaci¨®n Estatal de Profesionales de la Sexolog¨ªa (AEPS), ¡°las estad¨ªsticas dicen que cuando la mujer tiene un problema sexual, lo habla, busca informaci¨®n y trata de solucionarlo. Si no lo consigue pide ayuda a un profesional en un m¨¢ximo de seis meses. El hombre, por el contrario, tarda una media de cinco a?os en acudir a consulta. El caso es que, tras haber esperado tanto, muchas parejas llegan ya rotas¡±.
¡°Es una cuesti¨®n derivada de nuestra educaci¨®n emocional. Los hombres no pueden llorar ni mostrar sus sentimientos y cuando hay un problema la t¨¢ctica m¨¢s utilizada es encuevarse, no comentarlo con nadie y esperar a que pase. Esto est¨¢ cambiando con las nuevas generaciones pero a un ritmo muy, muy lento¡±, afirma Rotella.
Compartir el mismo g¨¦nero, no le sirve a este profesional de ayuda a la hora de obtener la informaci¨®n necesaria de sus pacientes masculinos, que parecen emular ese chiste de alguien que va al ur¨®logo y le dice: ¡°Doctor, mi amigo tiene un problema¡±. ¡°Generalmente con los hombres hay que estar m¨¢s tiempo para conseguir que se abran, que te cuenten todo el problema. Ellas hablan sin problemas y son tambi¨¦n m¨¢s constantes y comprometidas con la terapia. El hombre conoce mejor su cuerpo, su genitalidad, ya que es m¨¢s expl¨ªcita; pero en ocasiones desconoce el mundo de los sentimientos y c¨®mo manejarlos. Justo lo contrario que le ocurre al sexo opuesto¡±, afirma este sex¨®logo.
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