Maggi Hambling: ¡°Para hacer un retrato tengo que sentir alg¨²n entendimiento con la persona, por eso me negu¨¦ a pintar a Margaret Thatcher¡±
Icono ¡®queer¡¯ y referente para artistas como Cecily Brown, la brit¨¢nica Maggi Hambling ha expuesto por primera en Espa?a sus obras, que est¨¢n en las colecciones de la Tate o el V&A.
Para Maggi Hambling (Sudbury, Suffolk, 77 a?os) el arte es lo primero. ¡°Lett-Haines me ense?¨® que el arte tiene que ser la prioridad en tu vida, tu mejor amigo, tienes que poder acudir a ¨¦l si est¨¢s triste, si eres feliz, si te sientes cansado, si est¨¢s cachondo¡ Y as¨ª he vivido. El ¨²nico tiempo real para m¨ª es el que paso en el estudio intentando crear; el resto solo es el resto¡±, sostiene la pintora brit¨¢nica, el pelo alborotado, la mirada ir¨®nica, la voz grave. Ha visitado Madrid para presentar su primera exposici¨®n en Espa?a (hasta el 27 de mayo en la Galer¨ªa Marlborough). Se titula 4 AM, hora que para ella no es la de la creatividad, sino la del desasosiego: ¡°Es cuando tienes todas las pesadillas, preocupaciones y problemas que te atrapan en medio de la noche¡±.
Hambling se despierta poco despu¨¦s, con las pesadillas frescas, ¡°a las cinco en verano y a las seis en invierno¡±, precisa, y lo primero que hace cada ma?ana es un dibujo con la mano izquierda, pese a ser diestra. ¡°Lo hago porque no s¨¦ lo que va a salir. Es una forma de ensayar, como un pianista que hace escalas, me sirve para renovar el sentido del tacto en el papel¡±, resume. Para no dejar de descubrir. ¡°En el arte todo tiene que ser un experimento¡±, recalca. Cecily Brown o Tracey Emin la reivindican como la pionera que les abri¨® las puertas del arte. Su obra est¨¢ en la Tate, el V&A o el Museo Brit¨¢nico. El surrealista Arthur Lett-Haines le dio clases en la East Anglian School of Painting, donde estudi¨® Lucian Freud; pas¨® por la escuela de arte de Ipswich y despu¨¦s por la prestigiosa Camberwell de Londres. ¡°Eran los sesenta y pude vivir siete gloriosos a?os estudiando arte gracias a las becas¡±, cuenta. Pese a las ayudas, no fue sencillo: ¡°Cuando dej¨¦ Ipswich un amigo me dijo que no iba a llegar a ning¨²n lado en el arte porque no era un hombre jud¨ªo y homosexual. No ten¨ªa ninguna esperanza. En la escuela de arte no trataba de ser tan buena como los chicos, sino mejor¡±.
A los 19 se mud¨® a Londres y comenz¨® a frecuentar el club Gateways; hoy es un icono queer. ¡°Era parte de ser libre. Llegu¨¦ a Londres siendo virgen, ten¨ªa que probarlo todo, y me gustaron las mujeres¡±, sentencia. Asegura que en aquel momento notaba menos puritanismo: ¡°Hoy hay correcci¨®n pol¨ªtica en todas partes. Se cambian las palabras de los libros, es terrible¡±. En esa ¨¦poca se hizo amiga de Francis Bacon y empez¨® a forjar su uniforme de artista: ojos enmarcados por m¨¢scara de pesta?as negra, blazer, pelo corto y rizado, pitillo en mano. ¡°Mi aspecto es una armadura, porque la gente te pude devorar¡±, explica.
Comenz¨® a fumar a los 14, porque mientras pintaba en el campo los insectos no la dejaban en paz: ¡°Se pegaban al cuadro, la paleta, los pinceles, y la profesora me dijo que para evitarlo solo pod¨ªa hacer una cosa, fumar un cigarro¡±. Nunca ha dejado de pintar la naturaleza (¡°Empec¨¦ con el mar, luego hice pinturas sobre el cambio clim¨¢tico y eso me llev¨® a los animales¡±), im¨¢genes nacidas de la actualidad (¡°En Maelstrom quer¨ªa hablar de la locura y el horror de la guerra de Ucrania, siempre hay alguna guerra, parece que acaba una y otras tres empiezan¡±), retratos y autorretratos. Ha dado su particular visi¨®n del tenista Andy Murray o de la cantante Amy Winehouse. ¡°Tengo que sentir alg¨²n tipo de entendimiento con el retratado. Me negu¨¦ a pintar a Margaret Thatcher, la primera ministra. Dije que no pod¨ªa porque una obra de arte se hace con el ojo, las manos y el coraz¨®n. Y de las tres, el coraz¨®n es la parte m¨¢s importante¡±. Pese al reconocimiento, no se ha librado de las cr¨ªticas: la pol¨¦mica rode¨® en 2020 su escultura de la pionera feminista Mary Wollstonecraft en Londres. ¡°Oscar Wilde dijo que cuando los cr¨ªticos est¨¢n divididos, el artista est¨¢ de acuerdo consigo mismo¡±, argumenta mientras defiende el desnudo que corona la obra: ¡°No ve¨ªa sentido a hacer una escultura hist¨®rica de ella con ropa de ¨¦poca. Quer¨ªa plasmar el esp¨ªritu de la mujer que se enfrenta al mundo¡±. Prefiere no hablar de sus proyectos futuros, se reconoce supersticiosa, pero s¨ª sabe hacia d¨®nde camina: ¡°Ahora intento decir m¨¢s con menos, ser muy sencilla y directa¡±.
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