Patti LuPone: ?Ojal¨¢ Estados Unidos termine de estrellarse pronto y arda en llamas y volvamos a empezar?
La legendaria actriz teatral se ha convertido en una figura al alza del audiovisual estadounidense. Ahora estrena en cines la nueva pel¨ªcula de Ari Aster, ¡®Beau tiene miedo¡¯, protagonizada por Joaquin Phoenix.
?Y entonces busqu¨¦ a mi publicista y le dije: ¡®Ma?ana vas a tener que lidiar con una cosita que se me acaba de escapar?. Es un final habitual a las historias que esta tarde de viernes brotan, una detr¨¢s de otra, de la fruncida boca de Patti LuPone (Long Island, Nueva York, 74 a?os), legendaria actriz teatral y, ¨²ltimamente, figura al alza del audiovisual estadounidense. Por ejemplo, cuando recuerda aquella vez, a principios de 2017, en la que le preguntaron en una alfombra roja si cantar¨ªa para el reci¨¦n elegido presidente Trump. Ella dijo que no sin pesta?ear; repreguntada por qu¨¦, a?adi¨® sin quitar la sonrisa: ?Porque no soporto a ese pedazo de mierda, ?te vale eso??. El publicista hizo lo que pudo, seguro, pero aquel v¨ªdeo se hizo inmensamente viral. La furia de la izquierda estadounidense, encarnada en la mala uva de quien seguramente sea la mayor prima donna del pa¨ªs. ?Fui la primera en llamarlo pedazo de mierda, de eso estoy orgullosa?, se elogia hoy. ?Despu¨¦s lo hizo DeNiro y luego no s¨¦ qui¨¦n [Samuel L. Jackson]. Realmente creo que es un pedazo de mierda, no lo dije solo porque fuera presidente. Todos en Nueva York lo detestamos. Ha sido un cretino desde que se hizo famoso?.
El suceso puso en marcha el actual renacimiento de Patti Ann LuPone (pronunci¨¦se?Lup¨®n,?que suena a b¨®veda), leyenda actoral sin parang¨®n en Estados Unidos que, tras 50 a?os en los escenarios, se imaginaba hace no tanto iniciando su jubilaci¨®n y que ahora est¨¢ m¨¢s de moda que nunca. En parte por la cantidad de v¨ªdeos virales que siguieron al de Trump, donde ella exhib¨ªa el mismo carisma ¨¢spero, y por los que una nueva generaci¨®n la ha descubierto como una adictiva ¡ªy cascarrabias¡ª fuente de chismes, cr¨ªticas y broncas sobre la cultura estadounidense. Pero tambi¨¦n porque, ¨²ltimamente, el?establishment?teatral parece haberle concedido el prestigio que durante a?os le hab¨ªa negado (incluso el exigente compositor Stephen Sondheim acab¨® permitiendo que cantara sus partituras tras a?os de negativas; por ellas,?Gypsy?en 2008 y?Company?en 2022, LuPone ha ganado dos de sus tres premios Tony). Su impresionante curr¨ªculo, formado por tantos ¨¦xitos que a veces han ido en contra de su propia credibilidad, parece haber cuajado en un todo incuestionable: actriz fetiche de David Mamet desde 1976, dio el salto al teatro musical con el chorro de voz m¨¢s reconocible en activo en Estados Unidos y cre¨® el papel protagonista del ¨¹ber¨¦xito Evita (1979); el de Fantine en Los Miserables (1984) y, brevemente, el de Norma Desmond en?Sunset Boulevard (1933). Para los noventa ten¨ªa estatus suficiente como para pelearse con los principales compositores del sector y lo hizo. Aun hoy diferencia ser la actriz m¨¢s famosa del teatro musical de ser una straight actress de tendencias naturalistas. ?Empec¨¦ como una actriz normal?, declama. ?Una actriz cl¨¢sica¡ Pero tengo esta voz?.
Algo m¨¢s hay tras el renacimiento. A su edad, LuPone ha abandonado para siempre el musical (ha tenido que reconstruirse el cart¨ªlago de un hombro y dos caderas) y comenzado a priorizar cine y televisi¨®n. Su rostro viaja ahora por todas las fronteras que permite el streaming. En Espa?a, por ejemplo, quien no la haya visto en las series?Hollywood?(Netflix) o?American Horror Story (Disney+),?puede hacerlo a partir del 28 de abril en?Beau tiene miedo, lo nuevo de Ari Aster (Hereditary). La fama internacional, dice, le viene bien. ?No s¨¦ por qu¨¦ nunca he cantado en Europa, en Italia en concreto. Siempre he sentido que deber¨ªa haber trabajado all¨ª m¨¢s que aqu¨ª, porque soy m¨¢s europea que americana [su t¨ªa abuela era soprano italiana nacida en Madrid Adelina Patti; sus padres tienen ra¨ªces italianas]. Ten¨ªa 16 a?os, estaba en el manzanar de nuestra casa en Long Island y me dec¨ªa: ¡®Mi trayectoria est¨¢ en Europa¡¯. Ni siquiera ten¨ªa trayectoria?. La idea de hablar con Madrid, por cierto, le entusiasma. ?Quiero ir a Madrid. Quiero ver a Almod¨®var, a ese es al que quiero ver?.
Da la sensaci¨®n de que su carrera est¨¢ en otro nivel.
Mira a mi alrededor. Estoy en Atlanta rodando el spin-off de no s¨¦ qu¨¦ serie.
?C¨®mo se cumple tan airosa medio siglo de trabajo? A las mujeres no siempre se les cambia la veteran¨ªa por prestigio.
Eso me pregunto yo tambi¨¦n ¨²ltimamente. Creo que es por haberme quedado en los escenarios y no haber ido a Hollywood, donde las mujeres quedan obsoletas al alcanzar cierta edad. No salir del teatro termin¨® por alargar mi carrera. Cuando hac¨ªa Evita, el aplauso al final de cada funci¨®n deca¨ªa al aparecer yo a saludar e irse Mandy Patinkin [el coprotagonista], porque la gente ten¨ªa sentimientos muy ambiguos hacia el personaje de Evita. Eso me llev¨® a montar un cabaret a medianoche en el que la gente viera mi verdadero yo. Y eso me descubri¨® una f¨®rmula de viabilidad econ¨®mica: si no he estado en un rodaje o en una funci¨®n, siempre he estado haciendo giras por mi cuenta.
En cierta forma, no hacer la pel¨ªcula de Evita le ha venido bien [la opini¨®n de LuPone de Evita, la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de 1996, es famosa: ?Me pareci¨® una mierda. Madonna asesina las pel¨ªculas que toca. Tiene la mirada muerta y no puede actuar ni para salvarse la vida. No deber¨ªa estar ni en cine ni en teatro?].
[Media sonrisa] Quiz¨¢. La clave es no haber parado de trabajar nunca.
Su carrera est¨¢ llena de ¨¦xitos pero tambi¨¦n de desplantes. En 1993, usted iba a hacer el papel protagonista en el Sunset Boulevard de Andrew Lloyd Webber. De repente, ¨¦l la despidi¨® muy p¨²blicamente para poner a Glenn Close en su lugar. Usted le demand¨® y le sac¨® un mill¨®n de d¨®lares. Con ese dinero se construy¨® una piscina en su casa de Connecticut¡ A la cual llama Piscina Conmemorativa Andrew Lloyd Weber. ?Es as¨ª?
[Sonora carcajada] Es divertido ser un poco rencorosa.
Disculpe que insista pero: ?Andrew Lloyd Weber con una sola B? El compositor detesta que escriban su nombre de esa manera.
En mi cabeza no se escribe de otra forma.
Andrew Lloyd Webber era el gigante comercial, el de Evita, Cats o El fantasma de la ¨®pera. Pero en aquella ¨¦poca, tambi¨¦n Stephen Sondheim, el genio de la excelencia, la encontraba excesiva para sus partituras.
Cuando Bernadette Peters dej¨® Sunday in the Park with George [el aclamado musical de Sondheim sobre Georges Seurat, ganador del Pulitzer en 1985], hice la prueba para reemplazarla. No me cogieron. Steve cruz¨® el pasillo hacia el escenario diciendo: ??No quiero nada de belting!? [cantar a viva voz, se?a de identidad de LuPone]. Yo ni hab¨ªa abierto la boca.
?Tuvo que llegar a Sondheim de refil¨®n?
Un hombre llamado Welz Kauffman, que ocupaba el cargo de no s¨¦ qu¨¦ en la Filarm¨®nica de Nueva York, se convirti¨® en consejero delegado de Ravinia [festival musical de Chicago], y quer¨ªa montar varias producciones de Sondheim. Una de ellas era Sweeney Todd. Recuerdo cuando me ofrecieron el papel principal, Neville Lovett, mi primera reacci¨®n fue: ??Pero lo sabe Steve??.
Otro Sondheim para el recuerdo fue su Fosca en Passion en el Lincoln Center en 2005. Al menos por el comentario del compositor sobre su caracter¨ªstica vocalizaci¨®n: que ¨¦l solo o¨ªa ?papilla mon¨®tona? salir de su boca.
Steve era¡ Era un capataz, eso era. Cuando te daba recados, ni se planteaba tus sentimientos. Hubo tantas veces en que me dej¨® devastada con un comentario. Pod¨ªa ser muy duro en lo personal, no solo en lo profesional.
Saltemos al presente. Ha pasado los ¨²ltimos a?os protagonizando una de las obras m¨¢s emblem¨¢ticas de Sondheim, Company, dirigida por Marianne Elliott, uno de los ¨²ltimos proyectos en que particip¨® el compositor. Antes de morir, este le mand¨® un mensaje: ?De vez en cuando me pasma comprobar lo buena cantante que eres. Eso, sin contar tu actuaci¨®n y tu baile y tu cuidado por el detalle. Ten¨ªa que pon¨¦rtelo por escrito?.
Fue un email que me mand¨® tras el estreno de Company en Londres, en 2018. Lo mand¨¦ imprimir y lo puse en el espejo de mi camerino. Recibir esa nota ha sido el mayor regalo de mi carrera. Tener esa aprobaci¨®n del Maestro fue¡ [Se le corta la voz] ?Ves? Me estoy emocionando solo de pensarlo. [Pausa] Pensaba que me odiaba. Realmente cre¨ªa que me odiaba.
?Ha dejado los musicales para siempre?
Los musicales me han destrozado el cuerpo. Pero destrozado de verdad. Llevo ya dos caderas y un hombro nuevos. Lo de las caderas es porque debo ser artr¨ªtica. El hombro me lo cargu¨¦ en Sweeney Todd [2005], donde ten¨ªa que sostener una tuba casi toda la funci¨®n. Me qued¨¦ sin cart¨ªlago: era hueso contra hueso. Tambi¨¦n tengo un espol¨®n en los pies por bailar con zapatos de baja calidad. Cuando acab¨¦ War Paint [en 2017, sobre la rivalidad entre Elizabeth Arden y Helena Rubinstein] dije: ?Ya est¨¢, ni uno m¨¢s?. Se siente mucho dolor haciendo un musical.
?Company ha sido una excepci¨®n?
Tras ver Caballo de Batalla y El curioso incidente del perro a medianoche, lanc¨¦ al universo la idea de que quer¨ªa trabajar con [la directora] Marianne Elliott. Y, efectivamente, llam¨® para hacer su versi¨®n de Company. Mi primera respuesta fue: ?No?. Pero luego record¨¦ lo que hab¨ªa lanzado al universo y pens¨¦: ¡°Si no le digo que s¨ª ahora, nunca me lo volver¨¢ a pedir¡±. Me alegro mucho de haberlo hecho pero no voy a volver.
Es famosa por su odio al partido republicano de EE UU. ?Se alegra de que hayan detenido a Trump?
Si permanece detenido, s¨ª. Aqu¨ª estamos fatal. Somos un pa¨ªs estropeado y no s¨¦ si vamos a sobrevivir. Trump desat¨® algo, algo que obviamente siempre estuvo ah¨ª, pero la caja de Pandora la ha abierto ¨¦l, aunque solo sea levantar la tapa. Es un g¨¢nster profesional y debe rendir cuentas. Quiz¨¢ no por esta imputaci¨®n de Nueva York [por no declarar pagos a la actriz porno Stormy Daniels], quiz¨¢ sea la de Georgia [por el amago de modificar los resultados de ese Estado en las elecciones generales de 2020], quiz¨¢ sea por haber guardado papeles clasificados, quiz¨¢ por la insurrecci¨®n [del 6 de enero de 2021]. Pero debe rendir cuentas. Por m¨ª, que lo metan en la c¨¢rcel. Estoy lista para salir de este pa¨ªs e irme a Europa. Tengo s¨ªndrome de estr¨¦s postraum¨¢tico de la administraci¨®n Trump.
?Se quiere ir?
Me da miedo este pa¨ªs. Solo siento miedo. No. Ya no es miedo. Simplemente, no quiero permanecer en Estados Unidos porque siento que esto se ha acabado ya, el pa¨ªs se est¨¢ estrellando. Ojal¨¢ estrellarnos ya del todo y acabar con todo y arder en llamas y volver a empezar. Qu¨¦ descenso m¨¢s lento.
En las grandes historias sobre el auge y ca¨ªda del imperio romano, el auge son como tres vol¨²menes y la ca¨ªda, unos 17.
Esa es la sensaci¨®n de que tengo. ?Quieren prohibir el drag ahora?
Eso pilla cerca de su comunidad, la teatral. ?A qu¨¦ lo achaca?
Es una distracci¨®n. Simplemente, quieren volver atr¨¢s, a ser un pa¨ªs cristiano. Ahora, ?qu¨¦ diferencia la derecha cristiana americana de los talibanes? Yo creo que nada. ?Debo llamar a mi publicista? Quieren volver a un momento en que el hombre blanco estaba al frente, las mujeres no pod¨ªan abortar, ni se hablaba de derechos gais. Desgraciadamente para ellos, el mundo no va a dejar de dar vueltas. La homosexualidad no se va a ir a ning¨²n lado y los espect¨¢culos drags no se va a dejar de hacer. [Pausa emocionada] Mejor no me hagas hablar. Estamos mal, estamos mal. Es muy duro estar aqu¨ª.
?C¨®mo ha acabado haciendo?Beau tiene miedo?
Ari es amigo de la hija de David Mamet, Clara. Pues bien, David hab¨ªa escrito una obra llamada The Anarchist [que LuPone protagoniz¨® en 2012 junto a Debra Winger]. Solo aguant¨® dos semanas en cartel pero Ari vino a verla. Y por lo que me ha dicho, despu¨¦s de la funci¨®n estuvo comentando por ah¨ª cu¨¢nto le impresionaba mi forma de manejar el texto, las palabras del guion. No tengo ni idea si me ha visto en un musical, solo sab¨ªa que era actriz a secas y que se me daban bien las palabras. Me encant¨® que Ari llegase a m¨ª por esa v¨ªa. Cuando me dieron el papel, le escrib¨ª a David: ?Gracias por consegu¨ªrmelo?.
No es la ¨²nica actriz teatral del reparto: hay leyendas como Richard Kind o Nathan Lane. ?Esa idea de la teatralidad modific¨® su actuaci¨®n?
Como t¨², tengo ra¨ªces mediterr¨¢neas, soy totalmente italiana, es muy f¨¢cil que me broten emociones del cuerpo: entend¨ª la energ¨ªa vol¨¢til de la madre de Beau. Su decepci¨®n, su ira. Y sab¨ªa que tambi¨¦n era responsable de la exaltada interpretaci¨®n que requer¨ªan. Actuar es simple. Si no le das muchas vueltas, es hacer solo lo que tienes que hacer. Y tener, como tengo yo, la capacidad emocional de entender lo que se te est¨¢ pidiendo y cumplirlo.
?Es dif¨ªcil hacer cine cuando tiene el temperamento tan hecho al teatro?
En mis comienzos no se nos dejaba cruzar de un medio a otro. Los del cine pensaban que los del teatro actu¨¢bamos demasiado grande para la c¨¢mara. Debo decir que los actores teatrales tenemos m¨¢s t¨¦cnica porque el escenario demanda disciplina. Es m¨¢s f¨¢cil para un actor teatral meterse al cine que a uno de cine meterse en el teatro. Puedes aplicar la disciplina del teatro al cine, solo tienes que saber lo que significan cosas que te dicen como ?a la izquierda de la c¨¢mara?, ?a la derecha de la c¨¢mara? o ?permanece en el encuadre?.
?Pero le piden que rebaje sus expresiones?
Tengo una cara muy grande, muy expresiva. El reto es ponerle arreos, concentrar la emoci¨®n para que no sea demasiado grande para la c¨¢mara. Pero Ari nunca me lo pidi¨®. Nadie me ha pedido que rebaje el tono. Bueno s¨ª. Lo han hecho. Tengo mucha personalidad.
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