Por qu¨¦ el sexo en hoteles es mejor
Seg¨²n los expertos, atrincherarse y colgar el letrero de ¡°No molestar¡± es una buena receta para aumentar el deseo.
Algunos coincidir¨¢n conmigo en que lo mejor de viajar no es conocer nuevos lugares, ni siquiera conocerse a s¨ª mismo en escenarios no cotidianos, sino descubrir las otras personalidades que habitan en nuestro interior y que est¨¢n ocultas bajo el peso de la rutina y el demoledor d¨ªa a d¨ªa. Las jornadas en otros sitios representan tambi¨¦n unas vacaciones de la existencia, en las que ya no se es el mismo sino otra persona. Alguien que va en un tren, alguien que coge un avi¨®n y que en cuesti¨®n de horas pasa de estar en Madrid a mezclarse con los oficinistas que salen de trabajar a las cinco de la tarde en Manhattan. Un espectador an¨®nimo que asiste a la puesta de sol en Kona, Hawaii, mientras unos ni?os hacen surf en sus improvisadas y rotas tablas. Jet lag es el t¨¦rmino asignado al reajuste biol¨®gico que nuestro organismo lleva a cabo para asimilar le nueva realidad, pero no hay ninguna palabra que nombre el descoloque mental. Probablemente los grandes exploradores y descubridores eran personas algo inc¨®modas en su piel, que buscaban esta peri¨®dica desconexi¨®n con su apellido para convertirse en otro ya que, en cierta manera, los viajes siempre han sido como el patio de recreo de la vida.
Con el sexo ocurre algo similar y, de vez en cuando, los esp¨ªritus inquietos buscan ser otros en otras camas. Las nuestras, las que nos han visto con fiebre, cansancio y en modo saturday night fever, juegan con desventaja respecto a las de lugares desconocidos. Hoteles de lujo, tama?os king size con delgados edredones de plumas sobre el colch¨®n, enormes ba?eras con yacuzzi y hasta pensiones baratas, porque el sexo en nuevos escenarios es siempre mejor y m¨¢s sorprendente.
Los expertos han dado la raz¨®n a algo que la mayor¨ªa ya hemos comprobado en nuestras propias carnes. Al parecer existen reacciones qu¨ªmicas que ocurren en nuestro cerebro cuando nos revolcamos entre s¨¢banas que no nos son familiares, y que no siempre ocurren en nuestro dormitorio. Esta es, b¨¢sicamente, la tesis de Ian Kerner psicoterapeuta, consejero sexual y autor de libros como She Comes first y Passionista: The Empowered Woman¡¯s Guide to Pleasuring a Man. Como explicaba Kerner al Huffington Post, ¡°la novedad de estar en un lugar nuevo, como la habitaci¨®n de un hotel, estimula la trasmisi¨®n de dopamina al cerebro, que tiene un papel importante a la hora de incrementar la excitaci¨®n sexual¡±. Y continuaba, ¡°hay una cierta predisposici¨®n psicol¨®gica cuando la gente reserva una habitaci¨®n de hotel, como de agasajo hac¨ªa ellos mismos. Hay algo lujurioso, l¨¢nguido y suntuoso respecto a los hoteles que hace que nos sintamos m¨¢s sexuales¡±.
Otra de las razones por las que Kerner est¨¢ tan a favor de pasar las noches fuera de casa es que, seg¨²n afirma, ¡°para que la excitaci¨®n sexual pueda aparecer, especialmente en las mujeres, las partes del cerebro relacionadas con la ansiedad y el estr¨¦s deben apagarse. A menudo aconsejo a las parejas con problemas que cambien su dormitorio por un nido de amor libre de distracciones. Ir a un hotel ayuda a apagar por unas horas la ansiedad. All¨ª no hay fotos de los ni?os, cuentas que hay que pagar o libros que necesitan ser le¨ªdos. Uno est¨¢ en un lugar fuera del tiempo y fuera de su vida. Alejar todos los elementos que nos estresan y generan ansiedad contribuye a dejar m¨¢s espacio libre a la excitaci¨®n y la predisposici¨®n al sexo¡±.
Los terapeutas hace tiempo que recurren a la estrategia del hotel para sus trabajos con parejas desmotivadas. Seg¨²n Ana Sierra, sex¨®loga y psic¨®loga, con consulta en la Fundaci¨®n Sauce, Madrid, ¡°salir del contexto habitual o jugar a un juego de roll son dos cosas que siempre aconsejamos cuando se ha perdido el deseo. Pasar la noche en otro sitio es perfecto porque se sale de la rutina, de las obligaciones de la casa, los hijos, el trabajo y todos los quehaceres diarios, y permite poner en practica algunas de nuestras fantas¨ªas. Se puede hacer el papel de dos desconocidos que quedan en un lugar, solo y exclusivamente, para tener sexo; o que acaban de conocerse en el bar y suben directamente a la habitaci¨®n. Estas pr¨¢cticas est¨¢n especialmente indicadas para las parejas que fantasean con tener un amante o relaciones liberales pero no se atreven. Al principio puede pensarse que es un juego tonto, porque sabemos que ese que est¨¢ ah¨ª es nuestro marido o pareja habitual, pero si uno se deja llevar por el juego, al final ¨¦ste tiene su efecto. En la pel¨ªcula Cinco Historias para ellas (2007), de la directora de cine porno, Erika Lush, una de esas historias trata precisamente sobre una pareja que para salpimentar su vida sexual va, una vez a la semana, a un hotel y all¨ª ponen en practica sus fantas¨ªas BDSM¡±.
El hotel o ¡®picadero¡¯ es tan importante que, a veces, es un elemento determinante en la relaci¨®n, como reflejaba la pel¨ªcula El Amante (1991), basada en la novela semi-autobiogr¨¢fica de Marguerite Duras. La peque?a casa en el barrio chino que utilizan una adolescente francesa y un asi¨¢tico hombre de negocios adinerado para sus encuentros sexuales es, adem¨¢s de muy excitante, otro de los personajes principales de la cinta. Personalmente creo que el papel del amante, que en numerosas ocasiones es peor que la propia pareja, reside -en un 50%- en que nos saca de casa y nos lleva a lugares desconocidos, rec¨®nditos y hasta de mala reputaci¨®n. Las aventuras que suceden en casa, -l¨¦ase butanero, fontanero u oficios varios- no duran tanto ni son tan morbosas.
Lo bueno es que no hace falta irse de vacaciones o de puente para reservar una noche de hotel. Puede hacerse en la misma ciudad e ir probando sitios diferentes. Sin temor a ser interrumpidos por los ni?os o el tel¨¦fono y a poder liberar las gargantas y gritar o gemir sin que al d¨ªa siguiente el vecino de arriba nos mire de manera rara en el ascensor. Ahora que recuerdo, los personajes interesantes de las series o pel¨ªculas suelen interrumpir, de vez en cuando, sus jornadas laborales para darse una alegr¨ªa en un hotel de Nueva York, Londres o Par¨ªs, porque el cine suele ocurrir en esas tres ciudades. Es el caso de Don Draper y el lujurioso protagonista de Shame (2011), en esa habitaci¨®n acristalada con hipnotizantes vistas al r¨ªo Hudson.
Los hoteles m¨¢s sexys
La habitaci¨®n de hotel m¨¢s sexy del mundo es, seg¨²n Smith Hotel Awards 2015, la Rock Suite del Bellevue Syrene, un establecimiento en Sorrento, Italia. Los precios son a partir de los 330 € la noche y, adem¨¢s de un asegurado lujo italiano, este dormitorio cuenta con una gran ba?era de hidromasaje, justo en frente de la cama, e impagables vistas al mar desde la terraza. En segunda posici¨®n est¨¢n las Spa Suite Villas (la 4 ¨® la 5), del Six Senses Ninh Van Bay, en Hha Trang, Vietnam. Desde 598 € se puede disfrutar del lujo asi¨¢tico frente a la playa. El tercer lugar lo ha ganado la Alcova Tiepolo Suite, del Aman Canal Grande Venecia. Aunque para pernoctar en este hotel de la ciudad m¨¢s rom¨¢ntica del mundo hay que desembolsar un m¨ªnimo de 1.045 €.
Si no se est¨¢ enamorado, o s¨ª, pero se busca huir de las velas y las ba?eras con p¨¦talos de rosa, existen hoteles con propuestas m¨¢s excitantes, raras o fuertes para un fin de semana. Par¨ªs ha abierto el primer hotel del amor, Love Hotel a la manera de los establecimientos japoneses. Se paga por horas, ya que entre sus clientes hay un nutrido grupo de infieles o personas muy ocupadas, y se elige la habitaci¨®n tem¨¢tica que m¨¢s se ajuste al imaginario er¨®tico de ambos. Hay donde elegir: suite infernal, isla de los piratas, Par¨ªs en 3D, psicod¨¦lica, g¨®ndola veneciana¡
Los que tengan gustos m¨¢s raros pueden reservar en el Propeller Island City Lodge, en Berl¨ªn, dise?ado por el artista alem¨¢n Lars Stroschen. Cada habitaci¨®n es una pieza totalmente distinta que parece salida de un sue?o surrealista. Hay una celda de psiqui¨¢trico, en otra todo est¨¢ al rev¨¦s, como en el cuento de Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, las hay tapizadas de espejos y una muy especial, donde la cama est¨¢ dentro de una gran jaula de le¨®n. Sobre gustos, no hay nada escrito.
En Brighton, Reino Unido, el Hotel Pelirocco, en plena l¨ªnea de playa, rinde culto a la m¨²sica y al sexo a partes iguales. Entre sus habitaciones tem¨¢ticas est¨¢n la de Betty Page, tapizada de leopardo y estilo bourdoir a?os 50, con ba?era para dos. La Play Room tiene cama redonda, pista de baile con cortina para improvisar un striptease y kinky bed.
Cruzando el charco, en Pensilvania, el Pocono Palace Resort, en plenas monta?as, ha renunciado al estilo rural chic para ir por el camino de la perdici¨®n. Si se elige est¨¢ opci¨®n hay que pedir la Roman Tower Suite, que cuenta con una enorme y alta ba?era en forma de copa de champ¨¢n, chimenea, sala de masaje y la imprescindible cama redonda. Los due?os de hoteles rurales deber¨ªan tomar nota.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.