Por qu¨¦ nadie iba al instituto de ¡®Dawson crece¡¯, pero todos ¨ªbamos al de ¡®Los rompecorazones¡¯
¡®Los rompecorazones¡¯, que se puede volver a ver en ahora en Netflix, es una serie hecha de verdad para adolescentes. Dawson habr¨ªa durado en el patio de ese instituto medio segundo y despu¨¦s se habr¨ªa ido corriendo al despacho de la coordinadora a llorar.
El instituto en el que estaba ambientada la serie Los rompecorazones era un bloque de hormig¨®n feo y bastante destartalado. Ten¨ªa pintadas en las paredes, hab¨ªa peleas en el patio y grupos enfrentados. Adem¨¢s, los personajes no ten¨ªan un f¨ªsico espectacular (hasta que apareci¨® Drazic en la quinta temporada). Podr¨ªan ser los estudiantes de un instituto p¨²blico cualquiera en la Espa?a de los 90, pero viv¨ªan en Australia, conduc¨ªan a los 16 a?os y no fumaban de manera generalizada. TVE la emiti¨® las ma?anas de los veranos desde mediados de la d¨¦cada hasta finales y marc¨® a muchos de los adolescentes que la vieron en su momento.
Ahora Netflix ha incorporado las siete temporadas a su cat¨¢logo y ha anunciado un reboot de ocho cap¨ªtulos para 2022. Seg¨²n ha declarado en?Variety, Que Minh Luu, directora de productos originales de la plataforma en Australia, los nuevos episodios intentar¨¢n captar la atenci¨®n de los adolescentes australianos que ver¨¢n reflejados en la pantalla su realidad. Y, de paso, atraer a los seguidores de hace m¨¢s de 20 a?os. Intentar llegar a ambos nichos de mercado y triunfar con ambos no es una tarea f¨¢cil, pero jugar la baza de la nostalgia est¨¢ a la orden del d¨ªa.
Para quienes fueron fans en la adolescencia ¨Cy hab¨ªa aut¨¦nticos cataclismas delante del televisor si alguien osaba a cambiar de canal durante su emisi¨®n¨C puede ser duro revisitarla ahora. No porque haya envejecido mal, que puede ser, sino porque este culebr¨®n de siete temporadas no es como Dawson crece, que tambi¨¦n se ha incorporado a Netflix hace poco y que ha captado de nuevo a sus fieles. Los rompecorazones es una serie hecha de verdad para adolescentes y no hay lugar para di¨¢logos floridos sobre el cine. Dawson habr¨ªa durado en el patio de ese instituto medio segundo y despu¨¦s se habr¨ªa ido corriendo al despacho de la coordinadora a llorar. Y a ella tambi¨¦n le habr¨ªa ca¨ªdo mal.
Podr¨ªa ser v¨¢lido argumentar que la serie reflej¨® la problem¨¢tica juvenil de manera avanzada para justificar el verla de nuevo y no sentirse culpable porque el autoenga?o vigente en estos tiempos en los que las series del pasado sostienen el streaming. Las vivencias de los personajes de Los rompecorazones est¨¢n sobredimensionadas como ocurre en cualquier ficci¨®n destinada a un p¨²blico masivo, pero s¨ª exponen temas espinosos. Hay ciertas cuestiones que no han soportado bien el paso del tiempo (la manera de resolver la bofetada que Nick le asesta a Jodie cuando se entera de que ha tenido otra relaci¨®n ser¨ªa inaceptable hoy), pero otras que siguen muy vigentes y, de hecho, se adaptan mejor ahora a la realidad espa?ola como es la multiculturalidad de los estudiantes.
Por ejemplo, en Australia hay una extensa comunidad griega. De hecho, la serie est¨¢ basada en una pel¨ªcula llamada The Heartbreak Kid (1993), tambi¨¦n para j¨®venes y protagonizada por un chico australiano de ascendencia griega que se enrolla con una de sus profesoras, una trama muy explotada en las ficciones para adolescentes. El actor ser¨¢ despu¨¦s Nick Poulos en la serie y Christina, la joven profesora aparecer¨¢ encarnada en otra actriz y con un rol diferente. Pero el instituto es el mismo: Hartley High, en Sidney, donde tambi¨¦n hay libaneses, asi¨¢ticos o latinoamericanos.
El impacto que la serie tuvo en su pa¨ªs se pudo comprobar en vivo y en directo gracias a las giras que los actores hac¨ªan por los centros comerciales para promocionar la serie. El actor Callan Mulvey, Bogdan Drazic en la serie, lo recordaba en una entrevista concedida a The Guardian en febrero de 2020 (en la que la entrevistadora confiesa que su yo de 12 a?os podr¨ªa haber muerto de un paro cardiaco si hubiese imaginado la situaci¨®n): ¡°Recuerdo que en Chadstone [centro comercial] en Melbourne no estaban muy preparados para la cantidad de gente que se present¨®. Y la situaci¨®n se puso complicada¡±. Rememora que tuvieron que correr por el recinto hasta conseguir llegar a los coches mientras una turba de adolescentes enloquecidas intentaban llegar hasta ellos. ¡°Fue una locura, pero tambi¨¦n fue incre¨ªble?, afirm¨®.
Su personaje ¨Cla serie tuvo multitud de ellos porque se renovaban constantemente¨C es uno de los m¨¢s recordados gracias a su historia de amor con Anita, pura fantas¨ªa adolescente de amor rom¨¢ntico. Dos iconos de lo ¡®cool¡¯ noventero. ?l con su piercing en la ceja y los collares de marfil. Ella con sus mechones delanteros sueltos sujetos con clips y sus botas altas. Su equivalente en Espa?a fueron Quimi y Valle, la gran pareja de Compa?eros, la serie que reflej¨® la realidad de la chavalada de la ¨¦poca en Espa?a y que est¨¢ disponible en Atresplayer TV.
Ahora tambi¨¦n se podr¨ªa justificar con argumentos sociol¨®gicos su revisionado, como se hace con Dawson crece o Los rompecorazones. Por ejemplo, a finales de 2019 se viraliz¨® un tuit con un fragmento del cap¨ªtulo Tengo un skinhead en mi tobillo, emitido en 1999 y con una audiencia de m¨¢s de cinco millones de espectadores, en el que se trata el tema del fascismo en clase. Ese solo es un ejemplo, y adem¨¢s encajar¨ªa perfectamente en el universo de Hartley High.
Ambas series, realistas ¨Ccon sus excepciones¨C, fueron un fen¨®meno de masas. De ambas salieron libros oficiales y Compa?eros lleg¨® a tener su continuaci¨®n en una pel¨ªcula titulada No te fallar¨¦, en la que se recupera a los personajes m¨¢s emblem¨¢ticos tres a?os despu¨¦s de terminar el instituto. La explicaci¨®n del enorme ¡®fandom¡¯ generada por ambas es f¨¢cil de resolver: nadie iba a la clase de Dawson, pero s¨ª a la de Anita y Valle. Y quiz¨¢ por ello es m¨¢s complicado volver a Los rompecorazones sin que la culpabilidad sea mucho m¨¢s acusada que la que genera Dawson crece. Ya ni hablar de la espa?ola porque ?qui¨¦n quiere volver a su propio instituto?
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