Sexo en la ducha, ese cl¨¢sico del verano
El 42,2% de los espa?oles y el 26,7% de las espa?olas creen que la ducha es el sitio ideal para hacer el amor. Pero, al mismo tiempo, es el cuarto lugar m¨¢s peligroso. Estos son los b¨¢sicos para no acabar en urgencias.
El verdadero lado peligroso del sexo no esta en el sadomaso, ni en el shibari ¨Cel arte japon¨¦s de la atadura er¨®tica¨C, ni siquiera en hacerlo con desconocidos sin la debida protecci¨®n, sino en practicarlo en la ducha. Ese cub¨ªculo deslizante, con pocos lugares seguros a los que asirse y abundantes l¨ªquidos o productos resbaladizos que pueden meterse por los ojos para provocarnos una ceguera moment¨¢nea. Uno tiene muchas posibilidades de romperse una pierna, un brazo, el espinazo, la crisma y hasta perder la vida intentando emular a Sharon Stone y Sylvester Stallone en la pel¨ªcula El Especialista (1994). Sobre todo si la ducha dista mucho de ser como la que aparece en la cinta: espaciosa, de piedra y con una fuerte barra a la que agarrarse. Las duchas son sexys pero, seguramente, parte de su erotismo consiste en su lado potencialmente peligroso, explotado numerosas veces en el cine en t¨ªtulos como Psicosis (1960) o Carrie (1976), en los que el inocente cuarto de ba?o se convierte en el t¨²nel del terror.
Prueba de esta dualidad excitaci¨®n-peligro que suscita el sexo en la ducha son dos encuestas al respecto. La primera, elaborada por Grohe ¨Cuna empresa de productos para el cuarto de ba?o¨C, dice que el 42,2% de los espa?oles y el 26,7% de las espa?olas creen que la ducha es el lugar ideal para hacer el amor. Pero, al mismo tiempo, otro estudio de la aseguradora Medical Insurance, en EEUU, revela que la ducha es el cuarto lugar m¨¢s peligroso para tener sexo, solo superado por el sof¨¢ ¨Csi, han le¨ªdo bien¨C, las escaleras y el coche en movimiento.
Ducharse juntos, especialmente en verano, tiene sus beneficios. El primero de todos es ahorrar agua. O eso es al menos lo que aconsejan numerosas campa?as ecologistas, al igual que otras recomendaban orinar cada ma?ana en la ducha para evitar darle a la cisterna. No estoy muy convencida de que asearse con otro gaste menos agua que hacerlo solo, ni siquiera si lo que pasa tras la mampara o la cortina es estrictamente higi¨¦nico ¨Cporque si pasa a mayores desde luego que no¨C.
A la ducha en verano habr¨ªa que hacerle un monumento, lo mismo que al aire acondicionado, por salvaguardar la sexualidad de la pareja; ya que el excesivo calor es el mejor mata pasiones, tras la ropa de andar por casa de Primark. La proximidad de otro cuerpo, casi siempre caliente ¨Cen el sentido en que un extranjero estudiante de espa?ol utiliza esta expresi¨®n¨C hace que la idea de un revolc¨®n sea menos apetecible que la de preparar platos al horno. Pero si la sugerencia es de hacerlo bajo la ducha, la cosa cambia.
?B¨¢sicos para no acabar en urgencias
?El dise?o y distribuci¨®n de nuestras casas ¨Ccon cocinas muy amplias, cuartos de ba?o rid¨ªculos y camas nunca lo suficientemente grandes¨C prueban la poca consideraci¨®n que Occidente ha dado siempre a la sexualidad. Otras culturas, sin embargo, planifican sus moradas desde otro punto de vista. Recuerdo un piso en el que viv¨ª un mes en Salvador de Bah¨ªa (Brasil), que dispon¨ªa de una mini cocina, pero contaba con una enorme ducha, casi tan grande como un cuarto ¨Cen la que se hubiera podido meter una cama¨C con escaleras y asientos de obra para realizar todo tipo de actividades y con un chorro de agua abundante y potente.
Como no creo que este sea el paradigma en los pisos espa?oles, no estar¨ªa de m¨¢s proveerse de algunos accesorios para abordar este deporte de riesgo con m¨¢s intendencia. Para empezar, es estrictamente obligatorio disponer de una alfombrilla de ba?o antideslizante para evitar resbalones, cuya posibilidad se multiplica por cien al tratarse de dos personas intentando poner en practica algunos cap¨ªtulos del Kamasutra. Si no se dispone de alfombra o no estamos en nuestra casa, siempre se puede tapizar el suelo de la ducha con una toalla.
Si uno es un aficionado al sexo pasado por agua, otro accesorio deseable ser¨ªa una silla o banqueta resistente, aunque corramos el riesgo de que la estampa sea m¨¢s ortop¨¦dica que er¨®tica. La condici¨®n indispensable es que el mueble sea s¨®lido. Si no, lo mejor es renunciar al mobiliario, porque conozco una amiga que meti¨® una silla de pl¨¢stico ¨Cde las de terraza de bar de barrio¨C no lo suficientemente fuerte, y ambos acabaron en el suelo.
Otro de los problemas en la ducha es que hay pocos lugares a los que agarrarse. Las paredes son de azulejos, lisas y resbaladizas, y las barras que sostienen las cortinas de ba?o, son m¨¢s inestables que un puesto de trabajo. Sin embargo, existen accesorios ideados para ayudar a la tercera edad a remojarse con mayor seguridad, que muchos aprovechan para otros fines m¨¢s interesantes. Estoy hablando de los asideros que se fijan en la pared con potentes ventosas y que pueden soportar hasta 60 kilos ¨Cse venden en tiendas de bricolaje, como Leroy Merlin¨C. La industria er¨®tica cuenta tambi¨¦n con esposas que se fijan a las baldosa con ventosas y, ya puestos, ?por qu¨¦ no hacerse con un jab¨®n comestible, como el gel de ducha de Shunga? Un poco de m¨²sica, una luz tenue, unas velas y habremos convertido el plato de ducha en un antro de perdici¨®n.
Posturas, tiempos y lubricantes
Claro que no hay que ser excesivamente vehemente y exigir que todo trascurra bajo el agua, de principio a fin. Uno puede aprovechar el ba?o para quitarse el calor de encima, volverse a calentar y seguir luego en la habitaci¨®n o en la terraza, en el feliz caso de que se disponga de una. Una ducha fr¨ªa es el mejor revitalizante tras llegar a casa cansado o derretido de la calle. Aunque los que trabajan en oficinas con el aire acondicionado muy alto ¨Cregulado a la medida del hombre, que insiste en llevar traje y corbata con 40?C¨C o los que salgan del cine, a punto de entrar en estado de hipotermia, agradecer¨¢n una ducha caliente que los devuelva a la vida.
Los expertos coinciden en que el repertorio de posturas m¨¢s indicado para la ducha son aquellas que entra?an menos riesgo y malabarismo. A saber, lo que los anglosajones llaman doggie style, o la modalidad en la que ¨¦l se sienta en el suelo y ella/¨¦l se coloca encima. Copular de frente, con los cuerpos juntos y paralelos, es algo frecuente en la pel¨ªculas pero imposible en la vida real, a menos que uno de los dos disponga de un pene extra largo y flexible, a modo de manguera. Una fantas¨ªa que, sin embargo, sigue vigente en el subg¨¦nero porno de ¡°polvos bajo la ducha¡±. Como advierten muchos anuncios, ¡°no intenten emular esto en sus casas, ya que podr¨ªan acabar heridos¡±.
El sexo acu¨¢tico, ya sea en el agua o bajo la ducha, va siempre asociado a la rapidez, al quicky, lo que no quiere decir que se haga a c¨¢mara r¨¢pida; sino que se vaya al grano, sin cambiar mucho de posiciones, ni experimentar demasiado. Los experimentos es mejor dejarlos para la tierra firme. Y ya que hablamos de suelos, conviene recordar que hay que mantener el de la ducha libre de pastillas de jab¨®n, champ¨²s o geles de ba?o para evitar los patinazos.
El agua y el preservativo no son los mejores amigos pero, en aras de un sexo seguro, debe siempre prevalecer el segundo elemento. Hay tambi¨¦n que evitar los lubricantes con base de agua ¨Cya que se diluyen con el H2O¨C y los de aceite ¨Cque pueden da?ar el l¨¢tex del cond¨®n¨C, y optar por los de silicona.
La ducha es tambi¨¦n uno de los mejores lugares para tener sexo consigo mismo. Una ocasi¨®n cotidiana que casi todos hemos aprovechado para explorar a fondo el propio cuerpo cuando ¨¦ramos adolescentes. Tardes de verano, de mucho calor, en las que dec¨ªamos que ¨ªbamos a refrescarnos porque no aguant¨¢bamos m¨¢s y a los diez minutos ten¨ªamos a mam¨¢ aporreando la puerta y preguntando, ??Qu¨¦¨¦¨¦¨¦¨¦ hacessssss??, ?ya llevas ah¨ª metida media hora!
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