Prohibido llevar shorts para ir de compras por Dubai
Aunque no exista ninguna ley que defina lo que es o no indecente a la hora de vestir, las emirat¨ªes se rebelan contra los atuendos de las turistas y pretender prohibir las faldas o pantalones demasiado cortos.
En los Emiratos ?rabes Unidos, el espacio p¨²blico por excelencia, despu¨¦s de las mezquitas, son los centros comerciales. En las calles, tan desiertas como su geograf¨ªa, las se?alizaciones para peatones brillan por su ausencia, pero es desembarcar en el aeropuerto, coger el metro o entrar en un hotel, y empezar a aflorar advertencias -mostradas siempre en modernos carteles electr¨®nicos- disfrazadas de recomendaciones.
En el tren metropolitano, por ejemplo, nada de poner los pies en el asiento contiguo. Prohibido patinar o practicar actividades de riesgo. Vetado terminantemente mascar chicle. Nada de colarse en el reservado vip con un billete de segunda; nada de meterse en el vag¨®n para mujeres por despiste, nada de hacerse caranto?as y, especialmente siendo ¨¦poca de ramad¨¢n, ni hablar de comer o beber en los andenes o vagones. Algo que se hace extensible a todos los lugares p¨²blicos, incluidos los centros comerciales -que cierran todos sus restaurantes aunque algunos camuflan sus puertas tras unas improvisadas tapias de Pladur para cobijar a guiris hambrientos- o el coche, aunque la mayor¨ªa lleve sospechosamente cristales tintados o conduzca al estilo kamikaze con los parasoles puestos. De hecho las gasolineras est¨¢n abarrotadas a todas horas porque es el ¨²nico lugar en el que se pueden comprar v¨ªveres durante el d¨ªa.?
De sol a sol no se hace excepci¨®n ninguna con los de fuera -mucho menos con los residentes en el pa¨ªs- sean o no musulmanes. El precepto de m¨¢s difuso cumplimiento o incumplimiento es, de lejos, el que prescribe vestir con "ropa respetuosa". Y es que nada se especifica acerca de la naturaleza del t¨¦rmino -ilustrado en los r¨®tulos con una camiseta- siendo el punto de inflexi¨®n ofender otro concepto de lo m¨¢s arbitrario, esto es, la decencia p¨²blica.?
El dress code imperante tanto en Dubai como Abu Dabi (dos de los emiratos con mayor n¨²mero de expatriados y turistas de fuera del golfo P¨¦rsico, y por lo tanto, "m¨¢s permisivos") viste mayoritariamente a sus f¨¦minas nacionales con rigurosas y Abayas negras tapando brazos y piernas -los hombres visten impolutas Kanduras blancas¨C rematadas por pa?uelos del mismo color que cubren sus cabezas y rostros en diferentes grados; en funci¨®n de la edad, el estado civil y el nivel de permisividad en el atuendo a la vista que cada una se autoimponga. Si bien es cierto que debajo de esas t¨²nicas las emirat¨ªes -una minor¨ªa en su propio pa¨ªs ya que no llegan al 10% de la poblaci¨®n total de 8 millones- pueden llevar aquello que les venga en gana -las tiendas de ropa interior de firmas internacionales son de lo m¨¢s populares en sus malls aunque parezcan estar siempre vac¨ªas- la nada no est¨¢ contemplada visto que el pasado enero tres j¨®venes eran detenidas por la polic¨ªa en un caf¨¦ por ir a pelo bajo sus caftanes.?
En cualquier pa¨ªs europeo tanto tiendas como centros comerciales regulan de manera privada los t¨¦rminos de su derecho de admisi¨®n, pero en los Emiratos ?rabes Unidos, la ley, escrita o no escrita, rige con m¨¢s fuerza que en ning¨²n otro sitio los espacios cerrados. Y es que las pasarelas mec¨¢nicas de sus centros comerciales son el equivalente a nuestras Gran V¨ªas o Ramblas. El punto de encuentro al estilo plaza del pueblo entre la mayor¨ªa trabajadora procedente de Asia y ?frica, expatriados europeos y americanos, y puras sangre de los Emiratos.
Sin ir m¨¢s lejos, el pasado mes de mayo nac¨ªa en Twitter un movimiento bautizado como @UAEDressCode?a ra¨ªz de la?reacci¨®n de un grupo de j¨®venes naturales de Abu Dabi, con el apoyo de un miembro del Consejo Federal Nacional, Hamad Ahmad Al Rahmoumi, ante el corto de los shorts de algunas turistas en los malls;?algo, por otra parte, bastante inusual, y no solamente por deferencia sino por cuestiones de termostato. Al cabo del d¨ªa, lo que anhelan estas activistas con el benepl¨¢cito ministerial, es un c¨®digo regulador en pro del respeto de las tradiciones y costumbres locales que vaya m¨¢s all¨¢ del simple aviso y permita la intervenci¨®n de la polic¨ªa en caso de ser obviado. Sobre todo en periodos de ayuno universal como el que impone el noveno mes del calendario lunar. Su petici¨®n, de momento, no ha ido m¨¢s all¨¢ de unos desplegables repartidos por hoteles y aeropuertos que han pasado totalmente desapercibidos.
De todos modos, es obvio aunque contradictorio que en un pa¨ªs donde la mayor¨ªa son extranjeros, la legislaci¨®n, por mucho que est¨¦ hecha a base restricciones, no le ponga cortapisas por escrito a la indecencia.
Cuando el ayuntamiento de Barcelona aprob¨® la ordenanza municipal que proh¨ªbe a los viandantes circular por las calles sin camiseta so pena de multa de 150 a 500 euros, surgi¨® un espont¨¢neo que se dedic¨® durante una buena temporada a pasearse completamente desnudo por las aceras de la ciudad aprovechando el vac¨ªo legal. Lo equivalente en esta Federaci¨®n es ense?ar rodilla y hombros hasta que el fruncir de ce?o en las miradas ajenas lo permita.
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