La mujer que acept¨® el complicado trabajo de dar la cara por Weinstein
A la periodista Sallie Hofmeister se le est¨¢ echando en cara en redes sociales que haya aceptado la misi¨®n de excusar el comportamiento de un depredador sexual.
Harvey Weinstein, el hombre que lo empez¨® todo, est¨¢ recibiendo tratamiento por supuesta adicci¨®n al sexo en la cl¨ªnica The Meadows, donde es probable que se cruce en la cantina con Kevin Spacey y donde tambi¨¦n estuvieron internos, a 37.000 euros el mes, Tiger Woods y Kate Moss. Pero fuera, mientras su caso sigue complic¨¢ndose, tiene a alguien guard¨¢ndole las espaldas y haciendo control de riesgos en su nombre, Sallie Hofmeister, una mujer que antes de dedicarse a las relaciones p¨²blicas se hizo un nombre como periodista aguerrida especializada en derribar a hombres poderosos que abusan del poder, hombres exactamente como Harvey Weinstein.
Hofmeister fich¨® en 2013 por Sitrick and Company, una empresa similar a la de Olivia Pope en Scandal especializada en rescatar reputaciones de entidades en apuros. S¨®lo hay que ver su lista de clientes: instituciones como la Archidi¨®cesis de Los ?ngeles ante una oleada de casos de pederastia, empresas en apuros como Exxon y American Apparel e individuos como Johnny Depp, R. Kelly, Hulk Hogan, que se vio envuelto en un caso en torno a un v¨ªdeo sexual y Michael Vick, el jugador de f¨²tbol americano cuya carrera se hundi¨® en 2007 cuando admiti¨® estar involucrado en un c¨ªrculo ilegal de peleas de perros.
Pero antes de dedicarse a las relaciones p¨²blicas de alto riesgo, la periodista destap¨® desde las p¨¢ginas de Los Angeles Times, donde trabaj¨® durante 17 a?os cubriendo la industria del entretenimiento, casos como las guerras internas dentro de la familia de Rupert Murdoch y le busc¨® las cosquillas en varias ocasiones a Ted Turner cuando capitaneaba CNN. En 2004, sus art¨ªculos denunciando los abusos de la ejecutiva de E!Networkd Mindy Herman ¨Cse gast¨® miles de d¨®lares de la empresa en su baby shower y utiliz¨® a los decoradores de un programa para actualizar su casa, adem¨¢s de mantener una pelea en un aparcamiento con una subordinada¨C llevaron a ¨¦sta a la dimisi¨®n. Adem¨¢s, fue finalista del Pulitzer por su investigaci¨®n de la compra de ABC por parte de Disney.
Ese curr¨ªculum y el hecho de que sus amigos la hayan descrito como ¡°una feminista inflexible y una promotora de las mujeres m¨¢s j¨®venes en el trabajo¡± en varios art¨ªculos hace aun m¨¢s sorprendente su actual funci¨®n de parachoques de Weinstein.
Hofmeister entr¨® en escena, a petici¨®n de su jefe, Michael Sitrick, considerado ¡°el maestro ninja del arte de moldear la realidad¡±, poco despu¨¦s de la primera semana de octubre, cuando se publicaron los dos art¨ªculos simult¨¢neos en The New Yorker y The New York Times que destaparon el caso. Conviene se?alar que ella no estaba al mando cuando el productor emiti¨® aquel primer comunicado en el que citaba (mal) una canci¨®n de Jay-Z, intentaba hacer chistes con Trump y la Asociaci¨®n Nacional del Rifle, no explicitaba ning¨²n tipo de disculpa, ped¨ªa ¡°una segunda oportunidad en la comunidad¡± y acababa mencionando, sin venir a cuento, que el a?o pasado estableci¨® una beca para mujeres directoras a nombre de su madre.
No hac¨ªa falta ser un genio de las relaciones p¨²blicas para darse cuenta de que Weinstein no estaba gestionando de la mejor manera su respuesta a un esc¨¢ndalo may¨²sculo. La estrategia de Hofmeister por el momento pasa por negarlo todo en comunicados secos y escuetos, midiendo sus palabras de cara a la futura batalla en los tribunales. Cuando Gwyneth Paltrow y Angelina Jolie se sumaron al coro de acusadoras contra su defendido, contest¨® que ¡°el se?or Weinstein niega inequ¨ªvocamente cualquier alegaci¨®n de sexo no consentido¡± y que ¡°nunca hubo actos de revancha contra mujeres que rechazaron sus ofertas sexuales¡±, para a?adir que estaba enfocado en ¡°su familia, recibir tratamiento y reconstruir su vida¡±.
La semana pasada, Ronan Farrow (para el que ya piden el Pulitzer y quien, como hijo de Woody Allen, a quien acusa de abusar de su hermana, est¨¢ llevando el caso de un modo muy personal) lanz¨® en The New Yorker su segundo informe explosivo. All¨ª describ¨ªa como Weinstein hab¨ªa contratado a ex esp¨ªas del Mosad y otros servicios de inteligencia para perseguir, silenciar y amedrentar a sus v¨ªctimas. Desde que aquello se public¨®, por ejemplo, se da mucha m¨¢s credibilidad a Rose McGowan en su confusa detenci¨®n por posesi¨®n de drogas, que ella asegura que se trata de una trampa. En este cap¨ªtulo, la respuesta de la experta en relaciones p¨²blicas tambi¨¦n ha sido rotunda y lac¨®nica: ¡°Es una ficci¨®n sugerir que se haya perseguido o amenazado a ning¨²n individuo¡±.
Su trabajo se volver¨¢ bastante m¨¢s complicado si prospera, como parece, la denuncia por violaci¨®n de Paz de la Huerta, a la que la polic¨ªa de Nueva York da credibilidad.
Hofmeister no es la primera mujer, ni la primera feminista, que Weinstein intenta alistar para su causa, en un gesto clar¨ªsimo de gesti¨®n de da?os. Primero contrat¨® a Lisa Bloom, una abogada hija de la prominente defensora de los derechos de las mujeres Gloria Allred y famosa por haber representado a Kathy Griffin en su caso contra Trump o a Blac Chyna, la pareja de Rob Kardashian. Bloom se retir¨® del caso hace dos semanas y ha dicho ahora que aquello fue un ¡°error colosal¡±, pero antes tuvo que enfrentarse a muchas cr¨ªticas en las redes sociales, que la tachaban de traidora. M¨¢s o menos los mismos que recibe ahora Hofmeister. Seg¨²n el New York Post, en su propia p¨¢gina de Facebook alguien escribi¨®: ¡°Para ya. Est¨¢s vendiendo tu alma por un cheque y violando a las v¨ªctimas con tus palabras. Como mujeres, tenemos que hacerlo mejor¡±. En Twitter es f¨¢cil ver mensajes como ¨¦ste: ¡°?Cu¨¢nto tienes que odiarte a ti misma para ser Sallie Hofmeister?, ?alguien la ha visto? , ?est¨¢ Weinstein secuestr¨¢ndola? Da miedo¡±. Tambi¨¦n hay quien se compadece de ella por ¡°tener el trabajo m¨¢s mierdoso del mundo¡± y quien la compara con Sarah Huckabee, la portavoz de Trump que, como ella, vive ahora de ¡°excusar el comportamiento lamentable de los hombres depredadores¡±. Seg¨²n New York, sus ex colegas del peri¨®dico apenas pod¨ªan cre¨¦rselo cuando se enteraron. ¡°Oh Dios m¨ªo, ?Sallie? Esto debe estar mat¨¢ndola¡±, declararon.
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