Sombrereros que adornan las ideas
El genial sombrerero brit¨¢nico Stephen Jones intercambia opiniones con tres de nuestras mejores artesanas. Familias reales, vanguardia y consumo de masas son los puntos que determinan el uso de esta pieza en Espa?a.
El sombrero est¨¢ ah¨ª para que lo pasemos bien; es como montar una fiesta en la cabeza?, asegura Stephen Jones. Su imagen de caballero brit¨¢nico ¨Ccon fedora y sastre¨C, no revela su pasado ligado a los nuevos rom¨¢nticos y la noche londinense de los a?os 80, un contexto que lo llev¨® a ser el creador de una ¨¦poca. El artesano acaba de convertirse en embajador de Head Over Heels, una tienda ef¨ªmera con la que Las Rozas Village quiere fomentar el dise?o de estos complementos en nuestro pa¨ªs. ?La gente joven lleva sombrero y no por etiqueta. Simplemente lo ven como un accesorio que hace el look m¨¢s divertido?, cuenta.
Los grandes vol¨²menes con ala ancha con los que Slimane adorna su colecci¨®n primavera-verano 2013 para Saint Laurent han conquistado desde hace meses las calles. Anna dello Russo ¨Cque siempre lleva uno¨C fue la primera en pasearlo y ahora son las grandes cadenas las que reproducen un modelo que funciona entre fashionistas.
Aun as¨ª, y dejando a un lado las ventas de los grupos de moda r¨¢pida (que se mueven por la tendencia), esta pieza sigue ligada a la ceremonia. ?Al igual que en Inglaterra, en Espa?a la gente est¨¢ habituada a llevar tocados por protocolo. La raz¨®n es que ambos pa¨ªses tenemos familias reales y entendemos la formalidad?, dice Jones. Es un hecho constatado por Mabel Sanz, una artesana dedicada a este oficio desde los a?os 90. ?Sobre todo realizo encargos para bodas. Es cierto que hay gente que compra para diario, pero menos. En general, no entienden por qu¨¦ deber¨ªan invertir, por ejemplo, en un modelo de fieltro [algunos rondan los 300 euros]?, explica. Por su parte, la creadora F¨¢tima de Burnay confirma que el 85% de su producci¨®n es para bodas y bautizos.
De izda. a dcha., Cristina de Prada con chaqueta y pantal¨®n, ambos de Paco Peralta; Stephen Jones con su propia ropa. Mabel Sanz con chaqueta de Giorgio Armani. F¨¢tima de Burnay lleva chaqueta de BOSS y camiseta de Comptoir des Cotonniers.
Germ¨¢n Saiz
La dise?adora catalana Cristina de Prada achaca esta falta de uso a los cambios sociales: ?Hasta los a?os 30 era normal utilizarlo. Pero en Espa?a hubo un fen¨®meno que lo ligaba a una ideolog¨ªa. Tras la Guerra Civil, la gente ansiaba tener m¨¢s libertad y esta se asoci¨® con llevar la cabeza al descubierto. Luego vinieron los recogidos con volumen y los cardados de los a?os 60, incompatibles con este accesorio. Ahora, en cambio, es al rev¨¦s. La persona que llama la atenci¨®n (y que de verdad est¨¢ a la vanguardia de las tendencias) es la que lo lleva?. F¨¢tima coincide en este punto: ?Antes nadie sal¨ªa a la calle sin sombrero. Pero desde hace unas d¨¦cadas se ha impuesto la practicidad. Son modas. Recuperarlo est¨¢ muy bien, porque estos complementos visten el?look?. Sin embargo, no es f¨¢cil. En una sociedad?uniformada, son pocos los que se atreven a marcar la diferencia. ?No es cuesti¨®n de parecer (o no) rid¨ªculo. Sencillamente hay una gran parte de la poblaci¨®n a la que le asusta ser diferente. Por suerte, las marcas de moda empiezan a normalizar su uso. Quiz¨¢ as¨ª se pierda el miedo a llamar la atenci¨®n?, argumenta Cristina. ?Poco a poco se lanzar¨¢n con propuestas m¨¢s audaces?.
Este es un terreno bien conocido por Stephen, que lleva transgrediendo los c¨®digos cl¨¢sicos desde finales de los 70. ?Todos mis amigos luc¨ªan piezas extravagantes. Ten¨ªan mucha inventiva, se cos¨ªan sus propios trajes¡ Yo llevaba esa locura a mis sombreros?. Esto suced¨ªa en lugares como el club Blitz de Londres, donde Jones comparti¨® noches con Boy George, Spandau Ballet, Steve Strange ¨Cpropietario del club e integrante del grupo Visage¨C y una Kylie Minogue reci¨¦n llegada de Australia. ?No s¨¦ si definir¨ªa esta ¨¦poca como m¨¢s creativa, pero era diferente. En cierto modo, hab¨ªa m¨¢s libertad. Y el concepto de privacidad era real. Pod¨ªas hacer lo que quisieras y nadie se enteraba. Ahora cualquier cosa est¨¢ en Internet a los cinco minutos de que suceda?, explica Stephen con nostalgia.
De izda. a dcha., Cristina de Prada con chaqueta y pantal¨®n, ambos de Paco Peralta; Mabel Sanz con blusa y falda, ambas de Purificaci¨®n Garc¨ªa; F¨¢tima de Burnay con chaqueta de Brunello Cucinelli y top de Adolfo Dom¨ªnguez.
Germ¨¢n Saiz
Espa?a no vivi¨® ese?revival. ?Desde peque?a he viajado mucho. Recuerdo que mi madre compraba modelos de Barbara Hulanicki en la tienda Biba [de Londres]. ?Estaba enamorada de ellos! Yo los conservo todos. Pero no hubo nada parecido en Barcelona?, cuenta Cristina.
Sin embargo, desde hace a?os, el dise?o de estas sombrereras funciona fuera de nuestras fronteras. F¨¢tima vendi¨® en Barneys una de sus colecciones y Cristina distribuye sus piezas en The Millinery Guild, en Hollywood. Tambi¨¦n internacionales son los tocados de Mabel Sanz, que viajaron a Nueva York junto a la colecci¨®n de oto?o-invierno de Josep Font para DelPozo. ?Hice unas piezas de fieltro para acompa?ar los vestidos, pero en el ¨²ltimo momento se decidi¨® no sacarlos porque los zapatos eran muy llamativos. De todas formas, estoy contenta porque se vender¨¢n en la tienda de la firma en Lagasca 19, en Madrid?, cuenta Mabel. Sus colaboraciones en pasarela vienen de lejos. La primera fue con Loewe a principios de los 90. ?Carla Bruni cerr¨® el desfile con uno de mis tocados?, contin¨²a.
Tocado de Cristina de Prada.
Germ¨¢n Saiz
En lo que todos coinciden es en que los personajes p¨²blicos han de ser abanderados de estos accesorios. ?Para m¨ª la princesa Diana fue muy inspiradora. Si ahora tuviese que dise?ar para alguna celebridad, sin duda ser¨ªa para Michelle Obama. Nunca se cubre la cabeza?, asegura Jones. Para Cristina la sorpresa fue enterarse de que la baronesa Thyssen hab¨ªa comprado uno de sus casquetes.
Estar c¨®modo y verse bien son los fundamentos para los que a¨²n no se han iniciado en este universo. Seg¨²n Cristina, ?hay que dejarse aconsejar. Es f¨¢cil ponerse mal un sombrero y que no favorezca. Uno de los trucos es llevarlo por casa para acostumbrase a sentirlo en la cabeza?. Stephen asegura que la clave para que funcione es que te hagan so?ar, que aporten fantas¨ªa. ?Hasta una gorra de b¨¦isbol puede tener este efecto?, comenta el dise?ador, que declara usarla, aunque su fetiche sea la boina. ?Es como la camiseta de los gorros. Le sienta bien a todo el mundo?, sentencia Jones.
Tocado Overwrought de Stephen Jones, en la tienda ef¨ªmera (hasta el 31 de mayo) Head Over Heels de Las Rozas Village.
Germ¨¢n Saiz
F¨¢tima de Burnay. Elena Benarroch fue una de las primeras en vender sus tocados. Ahora los realiza por encargo en su apartamento en Madrid.
Germ¨¢n Saiz
Cristina de Prada. Su car¨¢cter como sombrerera es atrevido y original. Sus piezas act¨²an como una extensi¨®n de la personalidad.
Germ¨¢n Saiz
Mabel Sanz ?El taller es mi pasi¨®n?. Esta artesana madrile?a no utiliza nada comprado. Trabaja cada pieza desde cero, incluso el color.
Germ¨¢n Saiz
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.