?Tacones, la mala rima?, por Eva Hache
?Nunca he visto a nadie con ¡®peep toes¡¯ escardando cebollinos ni a un tipo en manolos abriendo zanjas?
Albergu¨¦ esperanzas. Cuando este verano le¨ª ?Las chanclas son el nuevo stilletto?, pens¨¦: ?Por fin, se acab¨® fingir que estamos c¨®modas encaramadas en andamios imposibles! Observ¨¦ mis pies y vi los deditos regode¨¢ndose contentos. Pinreles libres.
Me equivoqu¨¦. Lleg¨® el oto?o y os vuelvo a ver encerrando los pies en zapatos de mujer zancuda.
¡ªEs que estilizan ¨Cdicen unas.
¡ªLevantan el culo que no veas ¨Cdicen otras.
¡ªMira qu¨¦ piernas m¨¢s largas ¨Caquella de all¨¢.
¡ªPara estar guapa hay que sufrir ¨Cla que faltaba.
Ya. Tambi¨¦n Michelle Pfeiffer dec¨ªa que la conjuntivitis daba un toque sexy a su mirada y no os veo yo meti¨¦ndoos en los ojos las lega?as de otras. Para m¨ª que nos han vendido una moto sin sill¨ªn. Que s¨ª, que vais muy guapas. Y con los ojos encharcados en l¨¢grimas interruptus como Candy Candy tambi¨¦n.
Adem¨¢s, que sep¨¢is que cuentan que los tacones se inventaron en las carnicer¨ªas del Antiguo Egipto para no pisar los charcos de sangre. ?D¨®nde est¨¢ el glamour? Que, en la Edad Media, se usaban para sortear barrizales y obst¨¢culos procedentes de ?cubos de alivio?. O sea, tacones y caca en la misma frase.
S¨ª, vale, llega el siglo XV y los calzan los jinetes para agarrarse mejor a los estribos. ?Cu¨¢ntas veces al d¨ªa montas t¨² a caballo, reina?
Ah, s¨ª, hubo una reina, Catalina de M¨¦dici, que puso de moda los tacones que hizo traer de Florencia para su boda. Se cas¨®, bien alta, pero vivi¨® en medio de intrigas y asesinatos, maquiav¨¦lica, envenenadora, cruel, cornuda y con los ojos saltones. Escalofr¨ªos me dan.
Vale que el tac¨®n era una marca de estatus. L¨®gico, solo alguien que no tiene que trabajar pod¨ªa pasearse con algo tan poco pr¨¢ctico. Nunca se ha visto a nadie con peeptoes escardando cebollinos ni a un tipo en manolos abriendo zanjas. Despu¨¦s, el vulgo copi¨®, los arist¨®cratas los hicieron m¨¢s altos, hasta lo imposible, hasta que vieron, con la Ilustraci¨®n, la racionalidad y el practicismo que andar bien era bueno. Muy a mi favor que cultura y comodidad se den la mano y brinquen descalzos por el campo.
Que s¨ª, que s¨ª, que se ha llegado a decir que el sonido de los tacones ahuyenta a los animales malignos. Pero, a no ser que vivas en todo el medio de la selva, ?a qu¨¦ animal tienes t¨² que ahuyentar que no puedas hacerlo con tu fuf¨² de matamoscas o tu espray de pimienta? ?C¨®mo te vas a quitar de encima a ese pesao que no se va ni con escoplo si no puedes correr ni diez metros con esos preciosos jimmychoos?
¡ªPues si las famosas los llevan, yo tambi¨¦n.
¡ªPasa, pasa, que ven¨ªas rezagada por culpa de esos zancos, pasa.
Claro, cari?as m¨ªas; si las famosas los llevan, ?por qu¨¦ t¨² no? Pues porque ellas van en coche. Desde la puerta hasta la puerta. Andan en alfombras. Se sientan. No corren para coger el autob¨²s. No van por calles con boquetes. No tienen prisa. Y tienen dinero para inyectarse b¨®tox en las plantas de sus lindos pies y aguantar los louboutines. Porque las famosas trabajan, mucho. Pero tambi¨¦n se tumban mucho. T¨², no. Porque a las famosas les saldr¨¢n hallux valgus porque yo lo valgo. A ti, no. A ti te saldr¨¢n nada m¨¢s que juanetes. ?Qu¨¦ cosa m¨¢s vulgar y m¨¢s de pobres! Y otra cosa os digo: Ay, Juanete; ay, Juanete; si no sabes caminar¡ ?pa qu¨¦ te metes?
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