?Mi hijo se abri¨® la cabeza contra el radiador mientras mandaba un mail?: historias terror¨ªficas de padres sobrepasados con el teletrabajo
Espa?a ya era un pa¨ªs de padres ¡®quemados¡¯ antes de la pandemia. Pero la crisis del coronavirus ha agravado mucho una situaci¨®n que ya era asfixiante. Hablamos con algunas familias que han experimentado teletrabajando situaciones que jam¨¢s pensaron que vivir¨ªan en su carrera profesional.
11 de marzo de 2020. Ese fue el d¨ªa en el que muchos padres de ni?os peque?os en nuestro pa¨ªs comenzaron su particular pesadilla basada en teletrabajar y cuidar a sus hijos a la vez. En Espa?a en 2020 un total de 3,01 millones de personas teletrabajaron de manera habitual,?seg¨²n un estudio de Randstad. Las personas que tienen entre?25 y 45 a?os son los que m¨¢s se han podido acoger a la posibilidad de trabajar desde sus domicilios. Esta situaci¨®n deja para aquellos que son padres an¨¦cdotas que van desde escenas terror¨ªficas y peligrosas, que acaban en urgencias, a historias graciosas en las que los ¡®jefazos¡¯ son testigos directos de lo complicado que es concentrarse en una reuni¨®n, cuando se tiene en casa un beb¨¦ de un a?o y medio. Hablamos con estos padres ?desbordados y frustrados? ¨Cpero tambi¨¦n conscientes de que el teletrabajo es un privilegio¨C sobre la experiencia m¨¢s intensa de crianza a la que jam¨¢s se hab¨ªan enfrentado.
Carla Coci?a es dise?adora gr¨¢fica en una empresa de moda en A Coru?a y junto a su marido, profesor de primaria, tienen dos hijos, de dos y cinco a?os. Todo sucedi¨® un d¨ªa m¨¢s en el que hac¨ªan malabares para responder a las exigencias de sus trabajos y mantener con vida a sus reto?os. ?Yo estaba en el estudio en el que trabajo y mi marido en el sal¨®n. Los dos est¨¢bamos concentrados en nuestras tareas, mandando emails, trabajando¡ Les hab¨ªamos quitado los dibujos porque no quer¨ªamos que usaran tantas pantallas. Y les pusimos a jugar. De pronto el peque?o, Roque, que en ese momento ten¨ªa 21 meses se sube a una mesa baja que tenemos y aterriza con la frente en el radiador y se abre la cabeza. Tuvimos que llevarle corriendo a urgencias. Yo nunca hab¨ªa visto c¨®mo cos¨ªan a nadie en directo. Le pusieron puntos y me dio much¨ªsima pena. Nos hizo sentirnos fatal como padres por estar trabajando en vez atendi¨¦ndole?. Carla asegura que con todo este proceso lo ha ?pasado mal?. ?Desde Recursos Humanos se pide que se respeten los descansos para comer y se cumplan los horarios, pero eso es imposible porque tienes que dar de desayunar, poner a dormir siesta, hacer comida, dar de comer, cambiar pa?ales, sonar mocos, limpiar l¨¢grimas¡?, reflexiona mientras comenta que es consciente de que esta es una situaci¨®n en la que est¨¢n much¨ªsimos padres.
Pepe Serrano trabaja en el sector de Recursos Humanos y junto a su mujer Alicia, que trabaja en comunicaci¨®n, han sobrevivido a teletrabajar y cuidar a su hijo Pablo, que actualmente tiene 18 meses. No han pasado por situaciones peligrosas, pero s¨ª por algunas, en sus propias palabras, ?rid¨ªculas?. ?Pepe se mete en el estudio a hacer videollamada y de pronto te das cuenta que necesitas cosas que est¨¢n dentro. Yo necesitaba entrar a coger un pa?al. Pero si abr¨ªa la puerta y entraba de pie sal¨ªa en c¨¢mara. As¨ª que abr¨ª la puerta y me arrastr¨¦ por el suelo, reptando. Me agobi¨® mucho pensar que por alg¨²n ¨¢ngulo de la c¨¢mara se me pudiera ver arrastrada por el suelo. Tambi¨¦n nos hemos visto obligados a sacar a Pablo en una videollamada con los ¡®jefazos¡¯ de Estados Unidos. El ni?o no paraba de llorar como loco y como la casa es peque?a se oye todo. Una superjefa dijo en la reuni¨®n: ¡®Parece que se oye a un beb¨¦ llorar. ?Podemos verlo?¡¯ Y all¨ª pusimos a Pablo en c¨¢mara que solo gritaba y dec¨ªa ¡®no, no¡¯ con la cabeza?. Alicia tiene claro que sin la ayuda de una cuidadora, que se ocupa del ni?o algunas horas?por la ma?ana, no hubieran podido responder a las exigencias de sus trabajos. ?Es inviable sin ayuda. A la m¨ªnima que te concentras en mandar un mail, te saca todos los rollos de papel higi¨¦nico del ba?o y se los come. En el momento que te despistas te la l¨ªa. A nosotros nos ha salvado la cuidadora que ha venido algunas horas, cuando se ha podido. De no ser por ella, la ansiedad y la presi¨®n hubieran sido todav¨ªa m¨¢s grandes y no nos hubiera quedado otra que trabajar por la noche y dejar de dormir, cosa que ya hacemos poco?. Despu¨¦s de pasar por estas situaciones, piensan que el teletrabajo es lo mejor que les ha podido pasar, teniendo en cuenta las circunstancias de la pandemia.
Ser asesora de una alto cargo en un Ministerio y tener dos hijas de cinco y dos a?os ha puesto a Claudia V¨¢zquez en situaciones extremas que nunca pens¨® que tendr¨ªa que vivir en su carrera profesional. Compaginar un trabajo de alt¨ªsima responsabilidad con cuidar y educar a dos ni?as mientras toma decisiones importantes ha llevado a esta gallega de 39 a?os a sentirse totalmente desbordada por la situaci¨®n. ?Se me ha llegado a colar mi hija peque?a gritando ¡®cacaaaaa¡¯ en una reuni¨®n. Aprendi¨® a ir al v¨¢ter ella sola imitando a la mayor, sin que nosotros tuvi¨¦semos tiempo de ense?arle. Un d¨ªa nos dijo que no quer¨ªa m¨¢s pa?al, creo que harta de llevarlo siempre mojado. Tambi¨¦n he tenido que cortar reuniones porque se hab¨ªa ca¨ªdo y sangraba por la nariz?. V¨¢zquez siente que las fuerzas para seguir como al principio del confinamiento se van agotando. ?He teletrabajado todo el d¨ªa, a cualquier hora, y ampliado el horario por arriba y por abajo (mientras las ni?as a¨²n dorm¨ªan o cuando por fin dorm¨ªan) para encontrar momentos de concentraci¨®n. He estado siempre disponible y de manera inmediata. No he descuidado el trabajo; quiz¨¢s he descuidado m¨¢s a las ni?as, pero sobre todo, me he descuidado a m¨ª?.
En casi todos los hogares espa?oles en los que los padres est¨¢n teletrabajando las escenas entre el drama y la comedia se han repetido constantemente cada vez que no ha habido colegio. Es el caso de la familia de Noelia L¨®pez, que trabaja en el sector de la banca, y tiene dos hijos: el peque?o Mario, de dos a?os y medio, y Rodrigo, de cuatro y medio. Ella define as¨ª los d¨ªas sin clase:??Una pesadilla. Con la nevada, adem¨¢s, se me abrieron heridas que pensaba curadas. Mi cansancio ha sido sobre todo psicol¨®gico, no f¨ªsico. Una monta?a rusa?. Ella ha procurado trabajar en el sal¨®n para no perderlos de vista y solo meterse en una habitaci¨®n cuando ten¨ªa reuniones por videollamada. A¨²n as¨ª se ha visto envuelta en todo tipo de situaciones. ?El peque?o mientras yo estaba en una reuni¨®n se encerr¨® en el ba?o con pestillo y luego no sab¨ªa quitarlo para salir. Tuvimos que desmontar la puerta su padre y yo con el susto de tenerlo ah¨ª encerrado sin poder ver lo que hac¨ªa. Otro d¨ªa se cay¨® mientras yo trabajaba y se abri¨® el labio. Sangraba como un gorrino. Este fue un susto bastante grande. En otra ocasi¨®n, termin¨¦ una reuni¨®n y no encontraba a Mario, el peque?o. Bueno, pues el mayor lo hab¨ªa encerrado en un armario y tard¨¦ unos minutos en saber donde estaba. Claro se te sale el coraz¨®n?.
L¨®pez insiste en que no quiere quejarse demasiado porque sabe que hay gente que ha estado mucho ?m¨¢s fastidiada? y que al final teletrabajar es un privilegio que le ha dado ?mucha flexibilidad?. Pero s¨ª tiene claro que algunos d¨ªas le han faltado las fuerzas para seguir adelante. ?Hubo un momento que me plante¨¦ coger una excedencia. Cuando me met¨ªa en la cama ten¨ªa la sensaci¨®n de ser una mala madre (he gritado a los ni?os mucho m¨¢s de lo que deber¨ªa), una mala trabajadora y una mala pareja?.?
Claudia V¨¢zquez tambi¨¦n ha sentido que ya no pod¨ªa m¨¢s. ?Tengo la sensaci¨®n de que durante el confinamiento entendimos la gravedad y la excepcionalidad de la situaci¨®n e hicimos un esfuerzo extraordinario. Cuando cerraron los colegios por la mala gesti¨®n de la nevada me cost¨® encontrar las fuerzas para reproducirlo. Todos los padres y madres con los que hablo est¨¢n quemados. Yo tambi¨¦n. Y m¨¢s susceptible. Y m¨¢s indignada?.
Espa?a ya era un pa¨ªs de padres ¡®quemados¡¯ antes de la pandemia. La falta de guarder¨ªas p¨²blicas y la ausencia de medidas reales para la conciliaci¨®n llevan d¨¦cadas poni¨¦ndoselo muy dif¨ªcil a las familias con hijos, sobre todo aquellas con menos recursos que no pueden acceder a cuidadoras o centros p¨²blicos o privados que atiendan a los ni?os de 0 a 3 a?os. Pero la crisis del coronavirus ha agravado considerablemente una situaci¨®n que ya era complicada y asfixiante para los padres que teletrabajan y tambi¨¦n para los que no. Esta misma semana desde el Gobierno central han reaccionado al problema y la Ministra de Igualdad Irene Montero ha puesto sobre la mesa el Plan Corresponsables, con 200 millones de euros de inversi¨®n y una mesa de di¨¢logo con la sociedad civil y los agentes sociales para la conciliaci¨®n. En unas declaraciones al diario 20 minutos, Montero ha dicho que la pandemia ?ha hecho acuciante la necesidad de pol¨ªticas de conciliaci¨®n, de que los cuidados sean un derecho, y la importancia de los servicios p¨²blicos. Hay que fortalecer lo com¨²n y poner en el centro la vida de las mujeres, no frente a los hombres, sino para que todos vivamos mejor?.
Los padres esperan con ansiedad estas medidas porque en muchos casos tienen la sensaci¨®n de que han sido las pantallas las que han cuidado y educado a sus hijos mientras ellos se ganaban el sueldo. ?Me preocupan un mont¨®n los ni?os y las ni?as que desde tan peque?os aprenden que recluirse y relacionarse con el mundo a trav¨¦s de una pantalla y se pierden toda la parte real de la socializaci¨®n.??C¨®mo les vamos a decir a esos ni?os que compartir tiempo con los dem¨¢s es importante y que no se enganchen al m¨®vil o la tableta si nos ven todo el d¨ªa sentados delante del ordenador y la relaci¨®n con su clase es por Zoom??, concluye Claudia V¨¢zquez.
* Dos de los nombres utilizados en este reportaje son ficticios para salvaguardar la intimidad de los protagonistas que han participado en ¨¦l.
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