Un showman llamado Karl Lagerfeld
La desmedida afici¨®n del K¨¢iser por las c¨¢maras triunfa con una personalidad que vende dentro y fuera de la pasarelas.
El dise?ador de moda y fot¨®grafo alem¨¢n es, sobre todo, una m¨¢quina incansable de escupir boutades memorables. Ya sea amarilla, rosa o salm¨®n, la prensa recurre a menudo a esta impagable joya del entretenimiento para cebar las cabeceras con titulares que vendan. No s¨®lo ha paseado su incontinencia -que sepamos, s¨®lo verbal- por los backstages de los desfiles, sino que es uno de los invitados m¨¢s solicitados de magazines en late night tanto en Francia como en Alemania. Es ah¨ª donde el director creativo de Chanel se expresa a gusto sobre temas como la obesidad de la cantante Adele, la nueva imposici¨®n fiscal del gobierno de Hollande o la vulgaridad sensu stricto. Sus juicios, naturalmente, los glosa con expresiones pol¨ªticamente incorrectas que llenan de perverso gozo al anfitri¨®n de turno. De todas formas, son los numerosos documentales que ha protagonizado los ejemplos m¨¢s palpables de la madera de artista esc¨¦nico que gasta este genio del onanismo cat¨®dico.
"Algunos cre¨ªan que Balenciaga era Dios, pero tampoco era para tanto", le han escuchado decir. Tambi¨¦n que "el matrimonio homosexual es una cosa tan burguesa como inaceptable". Circulan miles de citas dif¨ªcilmente contrastables que se atribuyen al personaje -a cada cual m¨¢s controvertible-, pero para evitar una casquer¨ªa tendenciosa quiz¨¢s lo mejor sea centrarse en las perlas que adornan las producciones documentales hechas para mayor gloria del K¨¢iser. Sus man¨ªas, extravagancias y fuertes opiniones sobre pr¨¢cticamente todo dan para una saga cinematogr¨¢fica sin fin. Karl Lagerfeld is never happy anyway (Karl Lagerfeld nunca est¨¢ contento), por ejemplo, es una pieza presentada en el festival de Sundance en 2000 -un a?o antes de que adelgazara 42 kg. gracias a la dieta del Dr. Houdret-. En ella dice cosas como que "la felicidad y una vida c¨®moda son indecentes" o que "las vacaciones son una especie de consolaci¨®n" para la gente que no es libre y no puede viajar todo el a?o.
Siete a?os m¨¢s tarde, Rodolphe Marconi proyectaba Lagerfeld Confidentiel en la Secci¨®n Oficial del Festival de Cine de Berl¨ªn, donde mostr¨® la hasta entonces desconocida vida privada del creador. En una sucesi¨®n de silencios interminables el filme refleja una vida solitaria de viajes y trabajo para Chanel y Fendi. En el largometraje, considerado de culto en los c¨ªrculos especializados, Lagerfeld asegura que "el ¨¦xito atonta" y que "siempre hay que volver a rehacerlo todo", o que cuando ¨¦l tom¨® las riendas de la maison francesa en 1983 "la firma era como una bella durmiente¡ que roncaba". Uno de los comentarios m¨¢s recordados es su particular definici¨®n de la moda: "ef¨ªmera, peligrosa e injusta".
La televisi¨®n es otro escenario donde el alem¨¢n se mueve como pez en el agua. Ha protagonizado reportajes brillantes como Un roi seul (France 5) o The world of Karl Lagerfeld (CNN), pero en directo siempre estalla su mejor versi¨®n. Carisma a raudales, palabros proscritos y su inconfudible look -camisas de Hilditch & Key y joyas de Chrome Hearts- para unos anfitriones tan ¨¢cratas como ¨¦l, como la periodista de moda Alexandra Golovanoff o el superstar franc¨¦s Thierry Ardisson, cuyos programas han contado con la inestimable presencia del dise?ador.
En octubre del a?o pasado el modista fue invitado a Wetten Das¡?, un programa de entretenimiento muy popular en la televisi¨®n germana. Se port¨® muy bien y no dijo nada memorable, pero su sola presencia acapar¨® toda la atenci¨®n e hizo que nadie se acuerde que ese d¨ªa Jennifer L¨®pez compart¨ªa plat¨® con ¨¦l. Y eso que la estadounidense no es precisamente la mujer m¨¢s discreta del mundo. Al parecer, hay veces en las que el misterio de un se?or casi octogenario -en septiembre cumplir¨¢ 80 a?os- es suficiente para imponerse a los golpes de cadera de alguien que s¨®lo sabe dar golpes de cadera.
Tres lenguas afiladas comparten imagen: Lagerfeld, Antonia Dell¡¯Atte y Jes¨²s Mari?as.
Gtres
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