?No era una empleada de Hipercor que tuviera que dejarse tocar el culo? y otras cosas que no olvidaremos del ¡®caso Nevenka¡¯
Hablamos con Aldolfo Barreda, el abogado de Nevenka, para saber c¨®mo vivieron el juicio que consigui¨® la primera sentencia en Espa?a por acoso sexual en el entorno laboral.
Para recordar el ¡®caso Nevenka¡¯, quiz¨¢ el juicio por acoso sexual m¨¢s medi¨¢tico de la historia de Espa?a, nos tenemos que retrotraer al 26 de marzo de 2001. Todo comenz¨® en el hotel Temple de Ponferrada, una localidad de la comarca de El Bierzo (Le¨®n), donde una joven de 26 a?os convocaba a la prensa para leer un comunicado. Los rumores llevaban d¨ªas propag¨¢ndose por la ciudad. ?Qu¨¦ le pasaba a Nevenka? ?Por qu¨¦ llevaba tres meses de baja? ?Se ha metido en una secta?, comentaban por las cafeter¨ªas de Ponferrada. ?Est¨¢ en un centro de desintoxicaci¨®n de drogas?, era otra de las teor¨ªas que ganaba peso con los d¨ªas. La familia de la concejal de Hacienda del Partido Popular era muy conocida en la ciudad porque su padre era un importante empresario del sector de la pizarra. Todo el mundo parec¨ªa tener una opini¨®n sobre por qu¨¦ una ¡®ni?a bien¡¯ de la zona hab¨ªa abandonado su casa rumbo a Madrid.
Pero fue la propia Nevenka la que aclar¨® p¨²blicamente lo que pasaba. En ese mismo momento dio comienzo el ¡®caso Nevenka¡¯, una historia que de haberse producido en 2017 probablemente hubiera sido muy distinta. Por eso conviene recordarla. Porque, aunque queda mucho por hacer, algo hemos avanzado. Y quiz¨¢ Nevenka sin saberlo se haya convertido en la Anita Hill espa?ola. En una pionera que, a pesar de tenerlo todo en contra decidi¨® ser valiente y denunciar. Estas son las cinco claves de un caso que cambiar¨ªa para siempre la historia del acoso sexual en nuestro pa¨ªs.
1. La denuncia de Nevenka que paraliz¨® la ciudad. ?Tengo 26 a?os¡ y dignidad. Desde que promet¨ª mi cargo como concejal he intentado esforzarme y trabajar al m¨¢ximo por este Ayuntamiento y por sus ciudadanos. Durante los primeros meses, la relaci¨®n con mis compa?eros del grupo municipal y, m¨¢s concretamente, con el alcalde fue fluida e incluso me atrevo a afirmar que, al menos por mi parte, lleg¨® a ser de amistad. Muy pronto el alcalde de esta ciudad, Ismael ?lvarez, quiso ir bastante m¨¢s all¨¢. Tras varios meses de sutil insistencia, lo consigui¨®. Poco despu¨¦s, aproximadamente en el mes de enero del 2000, y tras manifestar repetidamente a Ismael no tener claros mis sentimientos, la relaci¨®n acaba. Es a partir de ese momento cuando empieza el infierno. Mi negativa provoc¨® su acoso. Su actitud de presi¨®n se tradujo en notas manuscritas, mensajes en el tel¨¦fono m¨®vil, cartas, comentarios verbales que prefiero no reproducir literalmente y un desprecio agresivo hacia mi trabajo. Este acoso y presi¨®n psicol¨®gica a la que fui sometida provocaron en m¨ª un estado de ansiedad, tristeza y angustia grandes. Varios partes m¨¦dicos lo atestiguar¨¢n en su momento. Estas, y solo estas, son las ¨²nicas razones que han motivado el que hoy presente mi dimisi¨®n. Quiero precisar que me gustar¨ªa que mi denuncia no fuese utilizada como un arma frente al partido pol¨ªtico que he representado. Mi decisi¨®n nada tiene que ver con luchas pol¨ªticas. He meditado mucho antes de tomar esta decisi¨®n. He pasado muchas noches sin dormir, tratando de encontrar la manera de olvidar lo ocurrido, pero no puedo. A pesar de saber que esta decisi¨®n puede hacer sufrir a¨²n m¨¢s a la gente que quiero; a pesar de saber que tal vez las consecuencias de esta denuncia p¨²blica signifiquen m¨¢s mentiras y m¨¢s miedo; a pesar de correr el riesgo de equivocarme¡ tengo 26 a?os y dignidad. Esta es la verdad; se la debo a quienes depositaron en m¨ª su confianza: a los ponferradinos. Me lo debo a m¨ª misma y se lo debo a todas las mujeres que ahora mismo pueden estar viviendo una situaci¨®n tan terrible como la que yo he vivido. Por supuesto, ya he presentado la correspondiente denuncia judicial y espero que el tiempo haga justicia. Gracias a todos por estar aqu¨ª y gracias por escucharme?. Estas fueron las palabras exactas del breve comunicado de Nevenka Fern¨¢ndez, los periodistas que la escuchaban, muchos de ellos locales, recuerdan que entonces se hizo un gran silencio. Un silencio que todav¨ªa no se les ha olvidado.
2. El abogado de Nevenka. Adolfo Barreda fue el gran apoyo de Nevenka. No solo ejerci¨® como abogado sino tambi¨¦n como consejero. ?La primera vez que la vi la encontr¨¦ tan destrozada que le recomend¨¦ que acudiera a un psic¨®logo. M¨¢s tarde el psic¨®logo me comunic¨® que la terapia ir¨ªa para largo y que la ¨²nica manera de superarlo ser¨ªa denunciar. Estaba muy angustiada y muy delgada. Nevenka ten¨ªa que ajustar cuentas con la sociedad y con ella misma porque si no lo hac¨ªa vivir¨ªa siempre con la amargura de saber que no hab¨ªa hecho nada para que se hiciera justicia?, asegura Barreda a S Moda. ?No le perdonaron que fuera guapa y ambiciosa. Todas las mujeres de su partido la dejaron tirada?, contin¨²a. Respecto a c¨®mo se desarroll¨® el juicio, el letrado asegura que fue ?muy complicado? porque en Espa?a no exist¨ªa un precedente. ?Era la primera vez que se juzgaba a un pol¨ªtico por un tema de acoso sexual con la peculiaridad de que hab¨ªa sido realizado en el entorno laboral. La gente no comprend¨ªa que el ¡®no¡¯ de Nevenka era ¡®no¡¯ y que lo dem¨¢s poco importaba. Se esperaba de ella que consintiera, que callase, y que no se metiera en el l¨ªo que supon¨ªa denunciar. Ella pertenec¨ªa a una familia acomodada, era del PP y la gente no entend¨ªa que no siguiera el camino que se hab¨ªa trazado para ella. Incluso a m¨ª algunos compa?eros me dec¨ªan que no siguiera con el caso porque con total seguridad lo iba a perder. Pero yo nunca me plante¨¦ hacer otra cosa que defenderla. La verdad es que fue muy dif¨ªcil para todos porque la presi¨®n social fue tremenda. Yo a Nevenka se lo dije y se lo he dicho tambi¨¦n a otras v¨ªctimas: ¡®Denunciar nunca es un camino de rosas. Hay que pensar que te van a cuestionar a ti, a la v¨ªctima, y no al acusado'?.
3. El fiscal y las cajeras de Hipercor. El fiscal jefe del Tribunal Superior de Castilla y Le¨®n por aquel entonces, Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Ancos, fue sustituido y apartado del caso. ?Era algo que jam¨¢s hab¨ªa sucedido?, explica Barreda, pero el tono y las formas en el interrogatorio llevaron al fiscal general del estado Jes¨²s Cardenal a tomar la decisi¨®n de relevarlo por acoso procesal. ?Hizo comentarios machistas y fuera de lugar en repetidas ocasiones. Adem¨¢s, lo de las cajeras de Hipercor fue la gota que colm¨® el vaso?, explica Barreda. El abogado de Nevenka se refiere a la siguiente frase que el fiscal le dijo a la demandante mientras la interrogaba: ?Usted no era una empleada de Hipercor que tuviera que dejarse tocar el culo para asegurar el pan de sus hijos. Podr¨ªa haber dejado su trabajo?.
4. El libro de Mill¨¢s. El escritor valenciano probablemente sea una de las personas que m¨¢s sabe del ¡®caso Nevenka¡¯. Sobre ¨¦l escribi¨® Hay algo aqu¨ª que no es como me dicen. El caso de Nevenka Fern¨¢ndez contra la realidad, un libro que relata la historia de la concejal. ?Me siento honrado de que Nevenka confiara en m¨ª para contar la historia?, explic¨® Mill¨¢s al presentar el libro. Varias organizaciones feministas mandaron ramos de flores a la presentaci¨®n en se?al de agradecimiento. La exconcejal de Hacienda no acudi¨® a la presentaci¨®n para evitar ser grabada por la c¨¢maras. Muchos piensan que Nevenka tuvo un escritor a la altura de su historia.
5. La vida en el exilio. Nevenka gan¨® el juico al exalcalde Ismael ?lvarez. La Justicia le oblig¨® a pagar una multa de 6.480 euros y a indemnizar a Nevenka con 12.000 euros. ?Nosotros lo vivimos como un triunfo porque era la primera sentencia en este sentido?, sostiene Barreda. El exalcalde sigui¨® viviendo en Ponferrada donde ha continuado con sus negocios e incluso lleg¨® a fundar un nuevo partido pol¨ªtico. Nevenka, sin embargo, decidi¨® exiliarse. ?No encontraba trabajo en Espa?a. Y tampoco pod¨ªa con la presi¨®n social y medi¨¢tica. Se march¨® a Dubl¨ªn donde se cas¨® con su novio de toda la vida. Tiene hijos y me consta que trabaja de lo suyo, de economista. No mantengo mucho contacto con ella, pero s¨ª nos intercambiamos un correo hace pocos meses?, explica Barreda a S Moda. ?Volver¨¢ a Espa?a? ?Sinceramente no lo creo. Nevenka solo quer¨ªa quedarse tranquila y seguir con su vida. En Dubl¨ªn lo ha conseguido?.
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