Vampiros de a pie, por Javier Calvo
Muchos vampiros se ocultan. Tienen trabajos y no les conviene llamar la atenci¨®n
?Existen los vampiros? Claro que s¨ª. La historia lo demuestra: existe todo, o casi todo, lo que la voluntad humana se propone. Y el hecho de que haya acabado existiendo una comunidad internacional de vampiros, me parece, adem¨¢s, un triunfo de la literatura, de su capacidad para inspirar y cambiar la vida de la gente. Los miembros de las comunidades vamp¨ªricas est¨¢n organizados. Una r¨¢pida visita a los foros de varias de ellas nos revela algunos datos b¨¢sicos. No son como en las pel¨ªculas. Son gente m¨¢s o menos ordinaria que afirma sufrir un d¨¦ficit cr¨®nico de energ¨ªa vital. Y esa energ¨ªa la tienen que sacar de los dem¨¢s. ?C¨®mo? Aqu¨ª empieza lo interesante.
Hay dos tipos de vampiros reales: sangu¨ªneos y ps¨ªquicos. Los sangu¨ªneos beben sangre humana, aunque no de forma agresiva. Tienen a donantes en el seno de sus comunidades que se dejan extraer sangre. Los ps¨ªquicos se alimentan del aura o energ¨ªa ps¨ªquica de otra gente.
El fen¨®meno est¨¢ perfectamente documentado. Hay cientos de documentales en YouTube con testimonios de estos vampiros reales. Hay hasta v¨ªdeos que los muestran aliment¨¢ndose. (No se apuren: la sangre en s¨ª y su ingesti¨®n suele aparecer pixelada).
Como es comprensible, muchos de estos vampiros ocultan su condici¨®n. Tienen trabajos y no les conviene llamar la atenci¨®n. A fin de cuentas, existe tambi¨¦n un vampirismo cl¨ªnico. Y aunque no estemos hablando (necesariamente) de casos patol¨®gicos, a nadie le va a hacer mucha gracia enterarse de que su compa?ero de oficina le pone sangre de verdad al bloody mary. Por eso muchos no salen del ata¨²d.
?Pero de d¨®nde surge todo esto? La llamada subcultura o estilo de vida vamp¨ªrico viene de los a?os 90. Se origin¨® en Estados Unidos, claro: la gran meca de la reinvenci¨®n de uno mismo. Obviamente la creaci¨®n de Internet fue un factor, pero tambi¨¦n tuvo mucho que ver el ¨¦xito de las novelas de Anne Rice.
Anne Rice cre¨® una versi¨®n del mito del vampiro capaz de seducir a las nuevas generaciones: sexy, enigm¨¢tico, byroniano y afincado en la fabulosa Nueva Orleans. Ella invent¨® el vampiro del siglo XXI. Sin sus libros no habr¨ªan existido los de Buffy, cazavampiros; Crep¨²sculo o True Blood.
Si uno quiere encontrar vampiros reales, el mejor lugar sigue siendo Nueva Orleans, pero ya hay clubes y comunidades en casi todas las grandes ciudades de Occidente y de Jap¨®n. Por supuesto, tambi¨¦n en Espa?a: lo he buscado y hay (por lo menos) una Comunidad Vamp¨ªrica Espa?ola, con un foro activo en Internet. Muchos vampiros son g¨®ticos, pero no todos. Muchos tienen conexiones con el mundo del fetichismo y del sadomasoquismo. Muchos trabajan en clubes de tatuaje, en tiendas de ropa g¨®tica o victoriana o en clubes de rock oscuro.
Los m¨¢s visibles llevan ropa g¨®tica todo el tiempo, tatuajes y piercings, y a veces se modifican la dentadura para hacerla m¨¢s vamp¨ªrica. Otros se caracterizan el fin de semana o en el club, o bien no lo hacen nunca. En todo caso, pronto har¨¢ 30 a?os que los tenemos entre nosotros.
Es f¨¢cil desde?ar esta en¨¦sima mutaci¨®n de la cultura pop como una chaladura peligrosa. De hecho, es peligroso beber sangre humana, al menos sin control sanitario. Es f¨¢cil considerarlo una moda salida de madre, una versi¨®n grotesca del fen¨®meno fan o la uni¨®n cibern¨¦tica de gente que en realidad deber¨ªa ir al m¨¦dico.
Puedo estar de acuerdo con todos estos reparos. Y sin embargo, hay algo fascinante en esta gente que ha convertido su vida en una ficci¨®n rom¨¢ntica. A fin de cuentas, el mundo es cada vez m¨¢s uniforme y est¨¢ cada vez m¨¢s vac¨ªo de misterio.
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