Viste tu ciudad con lana y agujas de tejer
El movimiento de Urban Knitting se extiende en Espa?a. La calle Serrano de Madrid es el ¨²ltimo escenario del ?grafiti del ganchillo?.
Si hoy pasas por la calle Serrano de Madrid y te encuentras una oveja, no pienses que te has equivocado. Tampoco si te das cuenta que los bancos est¨¢n revestidos de una funda de lana o si las farolas est¨¢n adornadas con tejido y colores. La calle madrile?a se convierte en la ¡®Avenida de la lana¡¯ para reivindicar el uso de este material. Una campa?a tras la que se encuentran los productores y los comercios pero que se ha inspirado en un movimiento con miles de seguidores en el mundo y que empieza a conocerse en nuestro pa¨ªs, el Urban Knitting. Las agujas y la lana toman la calle.
Plaza del Negrito, Valencia. Domingo 7 de agosto. Mediod¨ªa. Sin nocturnidad ni alevos¨ªa, un grupo de seis personas se dispone a asaltar la plaza para dejar su huella. Llevan un mes trabajando en ello y de sus mochilas sacan su obra con un objetivo claro: decorar los bolardos de la zona con unas llamativas fundas de punto que ellos mismos han tejido. La acci¨®n tuvo mucha repercusi¨®n pero pocos saben que no se trata de una an¨¦cdota colorista sino de la ¨²ltima acci¨®n en Espa?a de un grupo de urban knitting.
El de Valencia es uno de los tres grupos m¨¢s importantes de este tipo que se han montado en Espa?a. Lo acompa?an los colectivos de Barcelona ¨C que organizan las ¡®guerrillas de ganchillo¡¯ ¨C y de Bilbao ¨C el ¡®comando puntero¡¯. Distintos nombres para un mismo objetivo: sacar el punto y el ganchillo a la calle, hacer que los espacios urbanos sean menos grises y alegrar un poco el d¨ªa a los que pasan por all¨ª.
Cuando Laura y sus compa?eros planearon la acci¨®n de ¡®El Negrito¡¯ este verano ¨C que tuvo mucha repercusi¨®n en los medios ¨C ten¨ªan un referente claro en mente: la obra de Magda Sayeg, conocida como Knitta y? considerada la ¡°madre¡± de este movimiento que comenz¨® de manera casi accidental en 2005: ¡°Quer¨ªa darle un poco de brillo a mi tienda (en Houston) y se me ocurri¨® tejer el manillar de la puerta con hilo rosa y morado. Fue algo simb¨®lico pero tuvo una gran acogida entre los clientes y la gente que pasaba por la calle¡±. De ah¨ª, Magda pas¨® al mobiliario urbano y comenz¨® a tejer farolas, letreros, coches y, por supuesto, los bolardos que inspiraron al grupo de Valencia.
Y lo que comenz¨® de un modo casi accidental se convirti¨® en un nuevo tipo de ¡®street art¡¯, conocido como el ¡°graffti de lana¡± y que para muchos puede elevarse a la categor¨ªa de arte. De hecho, Knitta ha pasado a colaborar con galer¨ªas y sus obra se ha expuesto en museos. Al igual que ha ocurrido con otras disciplinas que han surgido en la calle, el urban knitting empieza a tener una dimensi¨®n que tiene m¨¢s que ver con el arte que con la clandestinidad y la rebeld¨ªa. El aumento de las acciones como la de la calle Serrano, con el apoyo de comerciantes y de las instituciones hace pensar que podr¨ªa seguir el camino del graffitti, que hace mucho tiempo que dej¨® de identificarse con el vandalismo, como ocurr¨ªa en sus comienzos.
De hecho, la industria de la moda est¨¢ cada vez m¨¢s interesada en estos movimientos y no duda en utilizarlos. Herm¨¦s lanza este mes una colecci¨®n de carr¨¦s dise?ados junto al grafitero franc¨¦s Cyril Phan, ¡®Kongo¡¯. Del mismo modo, dise?adores de la talla de Vivienne Westwood han apoyado la iniciativa de la ¡®Avenida de la lana¡¯ en otras ciudades del mundo. En el caso de Madrid, detr¨¢s del montaje de lana se encuentra la mano de la joven dise?adora catalana Estrella Archs.
Pero, de momento, la calle sigue siendo el principal escenario, sobre todo en ciudades de Estados Unidos y en capitales europeas como Berl¨ªn y Londres. En esta ¨²ltima, Knit the city, el colectivo m¨¢s importante ha tejido m¨¢s de 44 lugares desde 2009. Desde Picadilly Circus al Museo de Historia Natural, cuatro mujeres manejan las agujas del movimiento en la capital brit¨¢nica e incluso han publicado un libro con sus haza?as. ¡°Nos inspiramos en movimientos como Space Invader, que tiene mosaicos por todo el mundo, y Michael De Feo, con sus flores. Queremos recordarle a la gente que la vida es imprevisible¡±.
Completamente imprevisible porque ?qui¨¦n podr¨ªa esperar encontrarse el puente de Williamsburg vestido de lana? ?O una escultura militar de m¨¢s de 30 metros con las armas tapadas por fundas de colores? ¡°?ste ha sido uno de mis proyectos m¨¢s llamativos y lo llev¨¦ a cabo en Bali el a?o pasado¡±, explica Knitta. Y el m¨¢s reivindicativo, por su tinte antibelicista. Aunque detr¨¢s del urban knitting no tiene por qu¨¦ tener detr¨¢s una idea pol¨ªtica. ¡°Para algunos puede ser una expresi¨®n de rebeld¨ªa pero no para m¨ª. El objetivo es llamar la atenci¨®n sobre la impersonalidad del paisaje urbano desde el humor y el amor¡±.
El camino que hasta el momento est¨¢n tomando los grupos que han surgido en Espa?a tiene que ver m¨¢s con la reivindicaci¨®n de las labores y la costura que con cualquier idea pol¨ªtica. ¡°Nos gustar¨ªa acabar con la idea de la abuela tejiendo, que sea una nueva expresi¨®n de una tradici¨®n y que incorpore a las nuevas generaciones y tambi¨¦n a los hombres¡±, explica Maril¨®, del colectivo de Bilbao. La idea se repite en los grupos de Valencia y Barcelona compuestos en su mayor¨ªa por mujeres en la treintena, que siguen de cerca las acciones que se realizan en otros pa¨ªses y que se han atrevido a dar un paso m¨¢s en su hobby, pasando de hacer sus propias bufandas a decorar el espacio urbano.
?Llegar¨¢ en Espa?a el Urban Knitting a la altura del graffiti? De momento, la estaci¨®n del Norte, la Plaza del Negrito y los Jardines de la Glorieta, en Valencia, el MACBA, la Placeta de Sant Francesc y la Rambla del Raval de Barcelona o La Alhondiga, en Bilbao, ya han sido objetivo de estas guerrillas. Ellas tienen la intenci¨®n de seguir tejiendo, como dicen desde Bilbao, ¡±hasta donde nos dejen o hasta que se nos acabe la lana¡±.
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