Un tribunal franc¨¦s obliga a una empresa a readmitir a una joven argelina despedida por usar velo
La Magistratura de Trabajo condena a T¨¦l¨¦performance a volver a contratarla antes de ocho d¨ªas y a pagarle el salario atrasado
La batalla del pa?uelo en las empresas francesas ya tiene sentencia. La joven argelina despedida de su trabajo por usar el pa?uelo isl¨¢mico riguroso ha ganado esta ma?ana su lucha en los tribunales, al lograr que la Magistratura de Trabajo de Par¨ªs dictamine su reingreso en la empresa que prescindi¨® de sus servicios.
Se trata de Dallila Tahri, de 30 a?os, que fue despedida el 18 de julio de una empresa parisina de marketing telef¨®nico acusada por su jefe de practicar "proselitismo pasivo". El tribunal ha condenado a la empresa a que la readmita en el plazo m¨¢ximo de ocho d¨ªas, bajo pena de multa de 150 euros por cada d¨ªa que pase, y a pagar a la mujer el salario atrasado.
La chica, de nacionalidad argelina pero educada en Francia, pa¨ªs al que lleg¨® con tres meses, decidi¨® ponerse el hidjab (velo isl¨¢mico) hace ocho a?os, aunque siempre ha negado ser fundamentalista. "No le pido a los dem¨¢s que sigan mi fe. S¨®lo quiero que me acepten como soy", subray¨® Tahri en la audiencia celebrada el pasado d¨ªa 3. La joven fue contratada de forma temporal en enero de 2001 por una oficina de la empresa T¨¦l¨¦performance, que se dedica a hacer encuestas por tel¨¦fono, en el distrito XIII de la capital francesa.
?Una cuesti¨®n de imagen de empresa?
Seis meses despu¨¦s pas¨® a formar parte de la plantilla y en junio pasado, al cierre de la oficina del distrito XIII de Par¨ªs, Tahri y sus compa?eros del centro fueron trasladados a la sede de la empresa, donde empezaron los problemas con la direcci¨®n. Entonces, los directivos pidieron a Tahri y a las otras mujeres que llevaban pa?uelo en la cabeza que lo anudaran a modo de turbante y no tapando la frente, las orejas y el cuello, como lo hace la joven. La demandante fue la ¨²nica que se neg¨® y, por ello, fue despedida un mes m¨¢s tarde.
Su abogado, Thi¨¦not Grumbach, asegur¨® que su cliente ha sido objeto de una discriminaci¨®n por sus convicciones religiosas, algo que proh¨ªbe el C¨®digo del Trabajo. La abogada de la empresa, Vanessa Lehmann, desminti¨® que fuera un caso de "racismo antimusulm¨¢n", pues la empresa cuenta con m¨¢s de 400 empleados extranjeros, la mayor¨ªa de esta religi¨®n, a los que permite adaptar de horarios en Ramad¨¢n. Afirm¨® adem¨¢s que la empresa es "el ¨²nico juez de la imagen que quiere dar" a sus clientes. El motivo fue la negativa de Tahri de cambiar la forma de anudar su pa?uelo, que, seg¨²n la letrada, puede chocar con las convicciones de los otros empleados o de los clientes.
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