"No hacemos lo suficiente para hacer asequible el tratamiento en los pa¨ªses en desarrollo"
Ma?ana se inaugura en Bangkok la XV Conferencia Mundial sobre el Sida
El belga Peter Piot (Lovaina, 1949) asumi¨® la direcci¨®n del Programa de Naciones Unidas para el VIH/sida (Onusida) en 1995. Casi una d¨¦cada despu¨¦s de la aparici¨®n de los c¨®cteles de antivirales (combinaciones de medicamentos), la enfermedad ha conseguido esquivar todos los intentos para controlarla. El a?o pasado bati¨® su r¨¦cord de infecciones (casi cinco millones) y de fallecimientos (casi tres millones). Piot, que ma?ana inaugura en Bangkok la XV Conferencia Mundial sobre el Sida, ha sido entrevistado telef¨®nicamente por EL PA?S. ?ste es un extracto de la entrevista que publicar¨¢ ma?ana ¨ªntegra este diario.
Pregunta. Seg¨²n el ¨²ltimo informe de Onusida la epidemia sigue fuera de control. ?C¨®mo definir¨ªa la situaci¨®n actual?
Respuesta. Creo que lo que estamos viviendo es una globalizaci¨®n del sida. Se ha convertido en una enfermedad mundial. ?frica sigue siendo, sin duda, el continente m¨¢s afectado, pero observamos con preocupaci¨®n c¨®mo la enfermedad se extiende por Europa del Este y por Asia. Este ¨²ltimo a?o uno de cada cuatro casos nuevos se ha dado en Asia.
P. ?Supone este cambio de escenario geogr¨¢fico tambi¨¦n un cambio en c¨®mo hay que enfrentarse a la enfermedad? Cambian la religi¨®n y los gobiernos. ?Eso ayuda?
R. Efectivamente, en estos pa¨ªses hay una mentalidad diferente. Por ejemplo no hemos visto una negaci¨®n de que el virus cause el sida como ha ocurrido en algunos pa¨ªses africanos, lo que puede ser una ayuda. Pero s¨ª hemos tenido que combatir una negaci¨®n de la existencia misma de la enfermedad. Tomemos el caso de China. Hasta finales del a?o pasado las autoridades no reconocieron que ten¨ªan un grave problema sanitario. En cambio no hemos encontrado las mismas cortapisas de tipo religioso, como la negativa a promocionar el uso de condones, ni hemos tenido el mismo enfrentamiento con quienes defienden que el sida se puede tratar apelando s¨®lo a las medicinas tradicionales, que fueron dos aspectos que frenaron las pol¨ªticas de prevenci¨®n en ?frica.
P. ?Considera esta expansi¨®n un fracaso?
R. No todo han sido fracasos. Yo prefiero centrarme en los ¨¦xitos relativos. El primero, los 15.000 millones de d¨®lares que ha prometido el Gobierno de EE UU. El otro gran ¨¦xito del a?o pasado fue cuando el primer ministro chino, Wen Jiabao, dio la mano a un grupo de pacientes. Fue un gesto de gran valor simb¨®lico y una ayuda para acabar con el estigma: represent¨® ante todo el pa¨ªs que el sida no se transmite por tocar o convivir con un infectado.
P. El dinero parece la medicina m¨¢s esencial para combatir el sida. ?Hay suficiente?
R. Empieza a haberlo desde hace tres a?os. Pero todav¨ªa es poco. Piense que para el a?o que viene los planes como el Fondo Global o el 3 por 5 de la OMS necesitar¨¢n 12.600 millones de d¨®lares, y hasta ahora s¨®lo hay disponibles 4.700 millones. Hay un gran desfase. Tampoco estamos haciendo lo suficiente para hacer asequibles los tratamientos. En los pa¨ªses en desarrollo los necesitan 6 millones de personas, la mayor¨ªa en ?frica, y s¨®lo llegan a 400.000.
P. ?Qu¨¦ mensaje puede dar para alentar la generosidad?
R. Hay que insistir no s¨®lo en el punto de vista sanitario. Es tambi¨¦n una cuesti¨®n de derechos humanos. Hay que pensar que cada adulto que muere deja detr¨¢s una familia, unos ni?os. Hay 15 millones de hu¨¦rfanos por el sida en el mundo. Y ello tiene adem¨¢s una repercusi¨®n econ¨®mica. Mueren los profesores, los trabajadores, los t¨¦cnicos. Eso las grandes compa?¨ªas lo entienden muy bien. Por eso muchas empiezan a asumir el tratamiento y cuidado de sus trabajadores.
[Lea la entrevista completa ma?ana en EL PA?S]
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