Marte cena con los ap¨®stoles
El martes y 13 es un d¨ªa de mala suerte en Espa?a, en el mundo anglosaj¨®n se traslada al viernes, pero ?qu¨¦ se esconde detr¨¢s de una superstici¨®n?
"En martes y 13 ni te cases ni te embarques", ?cu¨¢ntas veces no habremos dicho u o¨ªdo esta expresi¨®n? La verdad es que el origen de la superstici¨®n sobre esta fecha no parece claro. Algunas tradiciones apuntan a la relaci¨®n entre el martes y el dios de la guerra romano, Marte, al que se relaciona con la muerte. Adem¨¢s se a?ade el n¨²mero de comensales en la ¨²ltima cena: 13, entre los que el ¨²ltimo en sentarse fue, adem¨¢s, Judas Iscariote. Un motivo como otro cualquiera para poder acusar al calendario de todo lo malo que ocurra este d¨ªa.
El fil¨®sofo Javier S¨¢daba recalca la importancia del n¨²mero, que vendr¨ªa de rituales paganos, previos al cristianismo: "el misticismo del n¨²mero 13 proviene de los druidas, los sacerdotes de las tribus celtas, que se reun¨ªan en los bosques. El d¨ªa es menos importante". De hecho, mientras que en los pa¨ªses hispanos el d¨ªa de mal ag¨¹ero es el martes, para los anglosajones es el viernes (de ah¨ª el t¨ªtulo de la pel¨ªcula de terror Viernes 13 que, aunque en Espa?a se mantuvo, en pa¨ªses como Argentina se tradujo como Martes 13 para respetar el sentido original).
S¨¢daba diferencia entre dos tipos de supersticiones. Las "duras", las m¨¢s peligrosas, que se aproximan a las creencias religiosas y las "blandas", aquellas que nos empujan a tratar de evitar derramar la sal o cruzar por debajo de una escalera, sin llegar a condicionar por ello nuestra vida. "Cuando yo digo que soy supersticioso y que no quiero viajar un d¨ªa determinado expreso mi sensaci¨®n de soledad frente al mundo", afirma S¨¢daba excusando esas peque?as man¨ªas que todos tenemos. "No hacen mal, son puros s¨ªmbolos".
?Tradici¨®n o mala suerte?
La mala fama del n¨²mero 13 se extiende por los ¨¢mbitos m¨¢s diversos y desde los tiempos m¨¢s remotos. Ya el C¨®digo de Hammurabi (el primer conjunto de leyes de la historia que se remonta al 1692 a.C.) se salta el punto decimotercero, aunque no se ha podido establecer el motivo.
Lo que parece mucho m¨¢s claro es que hoy en d¨ªa en diversos campos se evita esa cifra, aunque no nos demos cuenta de ello. Iberia, en sus aviones, prescinde de la fila n¨²mero 13 de asientos y pasa directamente de la 12 a la 14, aunque desde la compa?¨ªa no saben precisar por qu¨¦. Numerosos hoteles evitan las habitaciones o planta con esa cifra. Esta costumbre, que se recoge en pel¨ªculas y series de televisi¨®n, tambi¨¦n se respeta en hoteles tan conocidos como el Palace o el Ritz de Madrid, el Mar¨ªa Cristina de San Sebasti¨¢n o el Arts de Barcelona. En el caso del hotel catal¨¢n han suprimido entera la decimotercera planta del edificio y, si hacemos caso a su p¨¢gina web, la planta del Empire State Building con ese n¨²mero est¨¢ en venta.
Sin embargo, la superstici¨®n no llega a todos y hoteles como el Bah¨ªa del duque, en Tenerife, s¨ª aloja a sus hu¨¦spedes en habitaciones terminadas en esta cifra sin registrar ning¨²n tipo de problemas especial en ellas. Tampoco los cines o los teatros se han visto invadidos por la tredecafobia, o miedo al n¨²mero 13, y los espectadores se sientan sin problema en butacas y filas con la cifra maldita.
M¨¢s all¨¢ de los hoteles, los aviones o incluso los hospitales, nadie habr¨¢ escuchado a ?ngel Nieto afirmar que ha ganado 13 t¨ªtulos. El campe¨®n de motociclismo siempre se refiere a sus victorias como "12 m¨¢s 1". La aeron¨¢utica tampoco ha escapado a la superstici¨®n y, despu¨¦s del "Houston, tenemos un problema" del capit¨¢n del Apollo XIII Jim Lovell, las misiones espaciales procuran pasar directamente a la decimocuarta misi¨®n.
Creencias irracionales
El psic¨®logo Antonio Cano-Vindel concluye que las supersticiones son "una explicaci¨®n de la realidad basada en creencias irracionales, no cient¨ªficas". Una forma de echarle la culpa a algo ajeno para quit¨¢rsela uno mismo. "Si una ma?ana no suena el despertador, llego tarde a un examen, lo suspendo y adem¨¢s me tiro encima el caf¨¦ puedo echarle la culpa a que hice algo mal, como poner el bolso en el suelo [otra superstici¨®n popular]". Tambi¨¦n existe, por supuesto, otra explicaci¨®n: "llegu¨¦ tarde a casa, no mir¨¦ bien el despertador, eso hizo que llegara alterado al examen y como lo suspend¨ª y estaba nervioso me tir¨¦ encima el caf¨¦". En el segundo caso hay una responsabilidad personal, en el primero depende del azar. Mucho m¨¢s f¨¢cil de asumir.
Podr¨ªa parecer extra?o que este tipo de creencias llegaran a condicionar la conducta hasta afectar a la personalidad pero, para el profesor S¨¢daba, "una de las desgracias del hombre es que dimite con bastante facilidad de la libertad personal. La gente la deja de lado" afirma el fil¨®sofo, que une las supersticiones con la falta de cultura. "Surgen detr¨¢s de la ignorancia". Al menos lo que ¨¦l considera "supersticiones duras", aquellas que son m¨¢s parecidas "a las creencias religiosas, al fanatismo. Esas hay que combatirlas pedag¨®gicamente y demostrar que son mentira".
Un negocio muy lucrativo
Seg¨²n el profesor Cano, experto en trastornos de ansiedad, las personas m¨¢s supersticiosas pueden sufrir problemas psicol¨®gicos. El estar pendientes constantemente de causas que puedan traerles mala suerte les genera una tensi¨®n que puede llegar a causar trastornos de ansiedad permanentes. Y ya no es algo propio de las clases m¨¢s bajas, este tipo de creencias se dan en cualquier clase social. Es cierto, que entre las clases populares las supersticiones pueden ser m¨¢s frecuentes porque tienen una menor cantidad de informaci¨®n.
El siguiente paso es buscar soluciones m¨¢gicas para evitar la mala suerte y resolver problemas reales. "Muchas personas con depresi¨®n acuden a tel¨¦fonos de videntes para solucionar su enfermedad. Y son incapaces de ver que les responde una m¨¢quina que es exactamente igual que un cajero autom¨¢tico aunque m¨¢s 'inteligente', capaz de dar diferentes respuestas a diferentes preguntas". ?Encuentran el remedio? "Normalmente no, les cobran una fortuna para dar una respuesta que generalmente es err¨®nea".
Pero, sin duda, el negocio merece la pena. Casi un euro por cada minuto que la persona est¨¦ conectada que Telef¨®nica paga a la empresa que ofrece el servicio, al usuario la broma puede llegar a salirle por algo m¨¢s de un euro el minuto, dependiendo de la hora. Pero no es el ¨²nico caso: "si paseamos por el Retiro podremos ver muchos videntes que nos adivinan el futuro, ?Por qu¨¦ dependen de lo que le pagan los clientes si son capaces de adivinar el n¨²mero de la loter¨ªa? Si tuvieran una limusina esper¨¢ndoles tendr¨ªa cierto sentido, pero normalmente no es as¨ª".
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