Carta de la familia al juez Ferr¨ªn Calamita
Se?or Ferr¨ªn Calamita lamento mucho su estado, solo le voy a contar una historia que viv¨ª en primera persona y a lo mejor le suena de algo:
Me llamo Jaime P¨¦rez y soy de Toledo llevo casado dos a?os y medio con mi esposa y seis viendo juntos. Cuando conoc¨ª a mi esposa se estaba separando de su entonces marido, fruto de esa relaci¨®n nacieron dos ni?as preciosas que contaban con nueve y siete a?os. Relaci¨®n en la que mi esposa fue maltratada, y su ex condenado a diecinueve meses de prisi¨®n que no cumpli¨®, como usted bien sabe.
Cuando su ex-marido se enter¨® de la relaci¨®n que ten¨ªa conmigo intent¨® a toda costa, arruinar la vida de mi mujer y de sus hijas. Y ah¨ª empez¨® el verdadero calvario de mi esposa, no fueron los pu?etazos y palizas que este se?or como usted bien sab¨ªa le profer¨ªa, no, fue mucho peor, fu¨¦ de la forma m¨¢s vil, cruel y d¨®nde m¨¢s da?o se le hace a una madre, con los hijos. Nunca se plante¨® este individuo quitarle la custodia de las ni?as, pero no encontr¨® otra forma, sabiendo que las ni?as no quer¨ªan estar con ¨¦l, le ten¨ªan miedo.
El procedimiento se llev¨® a cabo en su juzgado, Juzgado n? 9 de Familia de Murcia, va entendiendo porque esta carta la dirigimos a usted.
Pues bien la custodia se la otorg¨® usted su padre y paso por alto todos los antecedentes que este se?or tenia por malos tratos tanto hacia su esposa como hacia su hija mayor de 9 a?os.
Obviaron todo cuanto sab¨ªan, y en el informe que elabor¨® su psic¨®loga de su gabinete psicosocial se atrevi¨® a escribir que este se?or es una persona ejemplar y no tiene ning¨²n problema ni antecedentes,
Ah¨ª comenzamos a pelear, pero todo fue in¨²til, acusaron a mi mujer de manipuladora, de no ejercer buena influencia. A las ni?as les destroz¨® su infancia, y su paso a la adolescencia, pero eso a usted parec¨ªa no importarle. En aquellos momentos mi mujer y yo esper¨¢bamos un hijo, y las dos ni?as un hermano, pero eso a usted y a su gabinete tambi¨¦n le di¨® igual.
Mi esposa cay¨® en una crisis de "alteraci¨®n del estado an¨ªmico" que casualidad, si es lo mismo que a usted le esta pasando. Nos vinimos a vivir a Toledo mi ciudad natal, y aqu¨ª empezamos a buscar apoyos y ayuda, en Murcia se negaban a enfrentarse a usted, quiz¨¢ no supimos tocar la puerta adecuada, pero le aseguro que tocamos muchas, esa es otra historia, que no descartamos contar en su momento.
Ve¨ªamos a las ni?as cada quince d¨ªas, no nos rendimos nunca y cada vez que nos tocaban las visitas hac¨ªamos 400 Km. de ida y otros tantos de vuelta los viernes, y los domingos para dejarlas en Murcia volv¨ªamos a hacer 800Km. entre l¨¢grimas, llantos, dolorosas despedidas, y un dolor inexplicable.
Solicitamos una modificaci¨®n de medidas, las ni?as no quer¨ªan vivir con el padre, lo estaban pasando muy mal. Esta vez SS? pidi¨® hablar con las ni?as para saber su estado y escucharlas, y preguntarles con qui¨¦n quer¨ªa vivir, las dos ni?as le contestaron firmemente que con su madre. Pero el gabinete psicosocial adscrito a su juzgado volvi¨® a decir que la madre no ejerc¨ªa buenas influencias y que manipulaba a las menores, esa era una de las causas del rechazo de las ni?as al padre, la influencia negativa de la madre. Presentamos 5 informes de la Junta de Castila la Mancha pero para este gabinete ninguno era valido porque, seg¨²n su gabinete, carec¨ªan de profesionalidad. Y usted, como es juez y de ni?os no ten¨ªa porque entender crey¨® a pies juntillas los disparates que le estaban diciendo.
Al d¨ªa siguiente de celebrarse el juicio d¨®nde solicitaba la guardia y custodia de las ni?as, salio la sentencia d¨®nde sigui¨® otorg¨¢ndole la guardia y custodia al padre a pesar de que tener condena firme y ratificada por la audiencia por malos tratos continuados hacia la persona de su esposa y las hijas, a pesar de todo ello usted no dudo de decir que "es mejor tener un mal padre que ninguno".
Segu¨ªa pasando el tiempo y las ni?as nos ven¨ªan siempre con sus quejas y el dolor que estaban pasando. Usted condeno a las ni?as sin haber cometido delito alguno, el padre no acudi¨® a la c¨¢rcel a cumplir su sentencia, pero las hijas si cumplieron sentencia, fueron victimas inocentes que usted conden¨®.
El a?o pasado la ni?a mayor, sin que el padre y la abuela paterna se enteraran fu¨¦ a denunciar a su padre en Murcia, por haberle pegado, llevaba moratones en los brazos, pero lejos de atenderla, la echaron dici¨¦ndole que ella no pod¨ªa denunciar por no ser mayor de edad, solo pod¨ªa denunciar con un adulto.
Cuando nos lo cont¨®, acudimos a Murcia y la acompa?amos a denunciar, pero otra vez tropezamos con su ley, no con la ley, porque para usted su padre tenia todos los derechos del mundo, pero se le olvid¨® que los ni?os tambi¨¦n tienen derechos, y eso no deb¨ªa de haberlos olvidado, pero los olvid¨® una vez m¨¢s.
Pero esto no qued¨® ah¨ª, esta denuncia supuso que la psic¨®loga de su gabinete recomendase que no pudi¨¦semos ver a las ni?as ni los fines de semana, porque esa denuncia era fruto de la gran manipulaci¨®n de la madre y lo que las ni?as manifestaban eran palabras de mi esposa puestas en su boca, ?pero usted piensa que los ni?os son tontos?
As¨ª que decidi¨® que no pudiese la madre acercarse a ver a sus hijas, como invirti¨® los papeles usted, de v¨ªctima pas¨® a verdugo.
Estuvimos un a?os sin ver a las ni?as, estuvo un a?o mi hijo sin ver a sus hermanas, estuvieron un a?o esas ni?as viviendo una agon¨ªa que usted orden¨® ejecutar.
Usted arruin¨® la vida de las ni?as, de mi hijo, de mi mujer y la m¨ªa, respald¨¢ndose en su ley personal.
Muchas gracias se?or Calamita usted nos ense?o lo que es la fuerza y la constancia, porque a pesar de todo ello hemos seguido luchando y creyendo en la justicia, un a?o sin saber nada de las ni?as si viv¨ªan o estaban muertas, porque su padre no las dejaba comunicarse con nosotros, y a mi esposa le prohibi¨® cualquier tipo de acercamiento. Las ni?as a escondidas escribieron cartas, cartas desgarradoras, pidiendo ayuda, cartas que pusimos en su conocimiento y una vez m¨¢s nos sigui¨® condenando a toda mi familia a una muerte en vida, cartas que fueron devueltas e ignoradas.
C¨®mo es la vida se?or Calamita, nos tuvimos que mantener en silencio por el bien de las ni?as y no agravar su situaci¨®n las quer¨ªamos, y quer¨ªamos recuperarlas, ellas ya no pod¨ªan aguantar m¨¢s, as¨ª nos lo hac¨ªan saber en las cartas.
Ahora me dirijo a usted pero no por hacer le?a del ¨¢rbol ca¨ªdo sino para preguntarle ?qu¨¦ tipo de dios permite tal sufrimiento de tres menores, tres hermanos?
Todos estos hechos relatados son ciertos, los cuales se?or Calamita puede tirar de su archivo en el juzgado y ponerse al d¨ªa del sufrimiento que a causado, s¨®lo espero con la ayuda de los profesionales y creyendo en la justicia que el da?o causado por usted, no se vuelva a repetir, y que ning¨²n juez se tome a la ligera la vida de un menor, ya que las madres a veces no pueden decir lo que est¨¢ pasando porque se les pone la etiqueta de manipuladoras, hablamos con conocimiento de causa.
Gracias a dios, que nos di¨® fuerza para seguir creyendo en la justicia, pero no en la que usted impart¨ªa. Seguiremos rezando por usted, para que su mente pueda descansar alg¨²n d¨ªa en paz.
Hoy puedo gritar de alegr¨ªa porque las ni?as llevan viviendo en Toledo con nosotros 2 meses, tras 5 a?os de infierno y torturas, cuando el caso logramos sacarlo de Murcia, dos meses maravillosos y espero que alg¨²n d¨ªa olviden el horror del juzgado n? 9 de Familia de Murcia.
Me despido de usted Sr. Fernando Ferr¨ªn Calamita, yo no entiendo de leyes pero me voy a permitir decirle que para ser un buen juez hay que saber de leyes, hay que tener sentido com¨²n, y ante todo hay que ser una buena persona.
Me dirijo al director de este peri¨®dico suplic¨¢ndole encarecidamente que me de la oportunidad de replica por parte del se?or Calamita agradeci¨¦ndole encarecidamente su consentimiento para ello.
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