El suicidio asistido de una mujer sana desata el esc¨¢ndalo en Alemania
Bettina Schardt, de 79 a?os, ten¨ªa miedo a terminar sus d¨ªas sola en un asilo
El abogado Roger Kusch, activista por el derecho a una muerte digna, se present¨® en casa de Bettina Schardt en en la ciudad b¨¢vara de Wurzburgo el domingo pasado. Schardt, de 79 a?os quer¨ªa poner fin a su vida y Kusch le hab¨ªa explicado c¨®mo pod¨ªa hacerlo. Eran las 11:00 de la ma?ana y ambos hab¨ªan mantenido ya una serie de encuentros para discutir acerca de las razones de la mujer para desear la muerte que Kusch hab¨ªa grabado para cubrirse las espaldas en caso de tener problemas legales.
La anciana, t¨¦cnico de rayos-X jubilada, hab¨ªa contactado meses antes con el activista por el derecho a morir con dignidad para que le ayudara a llevar a cabo un suicido asistido. Ese mismo d¨ªa, llevar¨ªa a cabo su ¨²ltimo deseo gracias a las explicaciones del abogado. La rueda de prensa que Kusch, ex ministro de Justicia del estado de Hamburgo, dio el pasado lunes ha reavivado el debate sobre los l¨ªmites de la eutanasia en Alemania.
A las 11:30 del domingo, la anciana, soltera, sin hijos y con pocos amigos seg¨²n hab¨ªa relatado a Kusch, comenz¨® a preparar la mezcla de f¨¢rmacos contra la malaria, sedantes y un sirope para endulzar el trago con que iba a suicidarse. Poco despu¨¦s ingiri¨® los l¨ªquidos, dijo "auf Wiedersehen" ("hasta la vista" en alem¨¢n) y el activista dej¨® la habitaci¨®n. Regres¨® tres horas m¨¢s tarde para encontrarla muerta. Kusch actu¨® as¨ª para evitar cualquier represalia legal, ya que en Alemania es delito la asistencia activa al suicidio. No as¨ª el propio suicidio ni la asesor¨ªa sobre c¨®mo llevarlo a cabo.
El lunes pasado dio una rueda de prensa para explicar lo ocurrido. Schardt se hab¨ªa puesto en contacto con ¨¦l el pasado abril, al oir a trav¨¦s de la prensa acerca de la m¨¢quina para asistir al suicidio que Kusch hab¨ªa dise?ado. Los fragmentos de v¨ªdeo grabados por el abogado mostraron a la anciana explicando sus razones para morir. Relataba lo dura que se hab¨ªa vuelto la vida para ella, que no ten¨ªa familia y que rara vez abandonaba su apartamento. A?ad¨ªa que incluso le costaba trabajo levantarse de la cama para hacerse algo de comer. Aunque, a pesar de todo, "no puedo decir que est¨¦ sufriendo", contaba Schardt en las im¨¢genes. Seg¨²n explic¨® Kusch, su mayor miedo era terminar sola en un asilo.
El hecho de que la anciana no padeciera ninguna enfermedad terminal ni sufriera ning¨²n tipo de dolor insoportable ha desatado la pol¨¦mica en Alemania. "Lo que el se?or Kusch ha hecho resulta particularmente horrible", ha declarado Beate Merk, la ministra de Justicia del estado de Baviera. "Esta mujer no ten¨ªa nada m¨¢s que miedo y ¨¦l ni siquiera le ha ofrecido otras opciones", ha agregado. La propia canciller, Angela Merkel, se ha declarado contraria a cualquier forma de suicidio asistido. Kusch ha aprovechado para ofrecer su consejo y apoyo a todo aquel que quiera poner fin a su vida. Como su papel se ha limitado a explicar c¨®mo llevar a cabo el suicidio y tiene la grabaci¨®n de los ¨²ltimos momentos de vida de la anciana para probar su no intervenci¨®n en el acto final, no se han presentado cargos en su contra.
El caso llega en el momento en que el parlamento alem¨¢n debate una propuesta de ley para legalizar la conocida como "voluntad vital". De ser aprobada, los m¨¦dicos quedar¨ªan obligados a obedecer los deseos de sus pacientes, siempre que hubieran comprendido plenamente su estado actual de salud y las consecuencias que del tratamiento. Los conservadores del CDU, el partido de Merkel, han paralizado la aprobaci¨®n de la ley, alegando que la complejidad de los tratamientos hacen imposible este requisito.
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