Bolonia: rectificar a tiempo
Contra lo que muchos creen, el proceso de Bolonia no consiste en renovar los m¨¦todos de ense?anza en las Universidades. Implica que un a?o de estudios a tiempo completo valga tanto como otro, aunque las horas de clase no sean las mismas (cuenta el trabajo total del alumno), que los t¨ªtulos lleven un suplemento explicativo de lo que el alumno ha estudiado, que se creen agencias de control de la calidad y alguna otra cosa m¨¢s, pero esto son m¨¢s bien trivialidades. Lo importante de Bolonia es su pretensi¨®n de estructurar (casi) todos los estudios universitarios en tres ciclos, bachelor, master y doctorado, cada uno con validez acad¨¦mica y profesional.
En realidad, como el doctorado es muy semejante en todas partes, y los otros dos ciclos existen ya en muchos pa¨ªses, como Francia o el Reino Unido, la cuesti¨®n se reduce a que establezcan primeros ciclos los pa¨ªses que carecen de ellos, como Alemania o Austria. Adem¨¢s, para facilitar la tarea se admite que algunos t¨ªtulos sigan siendo 'integrados': Medicina, Odontolog¨ªa y Veterinaria, pero tambi¨¦n Arquitectura, Farmacia, Ingenier¨ªa e incluso Derecho y Qu¨ªmica, como en Italia. Y, desde luego, se dejan en s¨®lo el primer ciclo muchas carreras de tipo 't¨¦cnico' o ?profesional'. No parece, visto as¨ª, que la cosa sea tan dif¨ªcil, y muchos pa¨ªses, como Italia, Dinamarca o Francia, han hecho la adaptaci¨®n con gran facilidad, por no mencionar al Reino Unido, que no ha hecho nada.
Espa?a es uno de los pa¨ªses que m¨¢s lenta y confusamente est¨¢ llevando a cabo la adaptaci¨®n de sus universidades al proceso de Bolonia. Hacia el a?o 2005 segu¨ªan ya estudios adaptados a Bolonia todos los alumnos del Reino Unido, las tres cuartas partes de los franceses, las dos terceras partes de los italianos y hasta m¨¢s de un 10% de los alemanes, que son los cuatro pa¨ªses que iniciaron el proceso. En Espa?a, los decretos reguladores datan de 2004 y 2005, los nuevos planes de estudios no se comenzar¨¢n a implantar con car¨¢cter general hasta el curso 2009-2010 y los primeros titulados Bolonia no terminar¨¢n hasta 2013. La supera en lentitud ¨²nicamente Suecia, cuya legislaci¨®n data de 2007. Quiz¨¢s para dar impresi¨®n de celeridad, se comenz¨® la casa por el tejado, ensayando los futuros m¨¢steres como programas de tercer ciclo y experimentando nuevas formas de ense?anza en algunas universidades, como la Aut¨®noma de Barcelona . Adem¨¢s, quedar¨¢n como t¨ªtulos 'integrados' los de Sanidad, es decir, Medicina, Odontolog¨ªa, Veterinaria y Farmacia, adem¨¢s de Arquitectura.
Esta falta de agilidad y en parte de claridad se ha debido sobre todo, como ahora se mostrar¨¢, a que los responsables pol¨ªticos y los grupos de presi¨®n han querido aprovechar Bolonia para llevar a cabo sus agendas particulares. Al neutralizarse mutuamente sus esfuerzos, podr¨ªa ocurrir que en vea de converge con Europa nos estuvi¨¦ramos alejando de ella.
Hab¨ªa, y hay todav¨ªa, una v¨ªa r¨¢pida y f¨¢cil para adaptarse a Bolonia, consistente en no modificar la estructura de tres ciclos existente desde 1970. Mucho antes que los grandes pa¨ªses europeos, Espa?a incorpor¨® a la Universidad los estudios de tipo t¨¦cnico como Diplomaturas profesionales que, adem¨¢s, dan acceso a los segundos ciclos de las licenciaturas. Y mucho antes tambi¨¦n que Alemania e Italia, la Ley General de Educaci¨®n de 1970 dividi¨® las Licenciaturas de cinco a?os en un primer ciclo de tres y un segundo ciclo de dos. Se trataba, declaradamente, de imitar el bachelor ingl¨¦s y la License francesa. Las Leyes posteriores han mantenido esta estructura, limit¨¢ndose a declarar que los estudios universitarios constar¨ªan como m¨¢ximo de tres ciclos. De modo que con m¨¢s o menos grietas y remiendos, cuando se decide la creaci¨®n del Espacio Europeo de Ense?anza Superior hac¨ªa treinta a?os que las carreras de la Universidad espa?ola ten¨ªan la duraci¨®n y la estructura que son el objetivo de la famosa declaraci¨®n de Bolonia.
Se me puede objetar que no es lo mismo. Por ejemplo, Bolonia recomienda que el primer ciclo sea 'relevante' para el mercado de trabajo, pero los primeros ciclos de nuestras licenciaturas nunca alcanzaron validez profesional (falt¨® desarrollar la Formaci¨®n Profesional de Tercer Ciclo prevista en la LGE). La objeci¨®n es en parte incorrecta, pues los primeros ciclos de Licenciatura permiten desde 1985 el acceso al cuerpo de Gesti¨®n de la Administraci¨®n P¨²blica, que no es poco. Y en lo que tiene de correcto es muy d¨¦bil. Primero por la probada capacidad de las Universidades para inventar t¨ªtulos propios y m¨¢steres que podr¨ªan dar t¨¦rmino profesional a los primeros ciclos (a semejanza de la License Professionelle implantada en Francia). Segundo, porque ese mismo problema de la identidad profesional de los ciclos cortos se da igual en los dem¨¢s pa¨ªses, no s¨®lo en los de Centroeuropa donde son novedad, sino tambi¨¦n en aquellos donde est¨¢n instalados de antiguo, como Francia (el Reino Unido es la excepci¨®n). Los primeros ciclos en Espa?a, en suma, tienen desde hace tiempo m¨¢s entidad acad¨¦mica y profesional que en la mayor parte de los pa¨ªses, incluyendo los que m¨¢s pronto se adaptaron a Bolonia, como Dinamarca o Italia.
Hab¨ªa, pues, y repito que sigue abierto, un camino corto y f¨¢cil para cumplir con Bolonia: declarar las diplomaturas y primeros ciclos de tres a?os equivalentes a la License o al Bachelor y los segundos ciclos, de uno o dos a?os, equivalentes al master.
Pero en vez de este camino corto y f¨¢cil, nuestros gobiernos del PP y del PSOE abrieron una v¨ªa larga y tortuosa. Primero anularon la distinci¨®n entre primeros y segundos ciclos, uniformando Licenciaturas y Diplomaturas en Grados de cuatro a?os. A continuaci¨®n, volvieron a crear la diferencia, a?adiendo a estos Grados Masters de un a?o. Ello ha exigido reformar los planes de estudio, alargando unos y acortando otros, y redefinir sus competencias profesionales, tarea en gran parte todav¨ªa pendiente. Todo lo cual est¨¢ tomando tanto tiempo como era de tener, aparte de dar lugar a un resultado parad¨®jico: al final del proceso, con el 4+1, estamos m¨¢s lejos de Bolonia que al principio con el 3+2.
?A qu¨¦ se debe este proceder entre absurdo y masoquista? Aunque no deben descartarse fallos en la informaci¨®n, creo que las claves est¨¢n en las agendas particulares que han visto llegada su ocasi¨®n con Bolonia. Como los bandidos que extrav¨ªan a sus v¨ªctimas para mejor asaltarlas, numerosos arbitristas incapaces de llevar a cabo sus reformas por derecho acechan para colarlas de matute con el marchamo de Bolonia. Los m¨¢s comunes son profesores que esperan extender sus materias a costa de sus colegas; abundan tambi¨¦n los que pretenden introducir competencia entre las Universidades, para subir a alguna a lo alto de las clasificaciones mundiales o ponerlas todas al servicio directo de las empresas; se sospecha incluso de los Rectores atentos a engrosar sus arcas mediante los m¨¢steres. Por el momento, sin embargo, parecen ir por delante los que pretenden imponer una ense?anza en grupos reducidos con evaluaci¨®n continua y m¨¦todos 'activos', 'participativos' y 'tutoriales'. Lo cual puede estar bien o mal, pero tiene poco que ver con la movilidad europea de estudiantes y titulados.
Estamos a tiempo de rectificar sin cambiar otra cosa que las intenciones. Hemos pasado el momento de planificaci¨®n de la reforma, ese momento dulce en el que todos creen que saldr¨¢n favorecidos. Ahora, peleados los planes de estudio y experimentados los nuevos m¨¦todos, mientras queda claro que son muchos m¨¢s los que pierden que los que ganan, entramos en la fase amarga de llevar a t¨¦rmino una reforma que ha perdido muchos apoyos y ganado algunos oponentes. Es un momento cr¨ªtico en que el que hay que optar entre la inercia de los que quieren seguir porque han comenzado, pero tambi¨¦n el buen sentido de rectificar cuando a¨²n es tiempo. Una vez adaptados a Europa por la v¨ªa m¨¢s derecha, quien propusiera un cambio (m¨¦todos, competencia, espacios de excelencia, reducci¨®n de carreras, competencias profesionales) habr¨ªa de defenderlo con argumentos en vez de imponerlo bajo el disfraz de Bolonia.
Julio Caraba?a es catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa en la Facultad de Educaci¨®n de la Universidad Complutense de Madrid.
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