45 pa¨ªses se reparten la superficie de la Luna
Una propuesta del A?o de la Astronom¨ªa invita a aficionados y expertos de todo el mundo a enviar fotos del sat¨¦lite de la Tierra para construir un mosaico con im¨¢genes de todos los pa¨ªses
Tranquilos, no es que las potencias mundiales se hayan lanzado en una fren¨¦tica carrera colonizadora en busca de la mayor extensi¨®n de superficie lunar posible. No, nuestra vieja amiga no provoca tanto inter¨¦s en nuestros gobernantes, al menos hasta que no se descubra petr¨®leo (algo dif¨ªcil conocido su inexistente pasado biol¨®gico) o se demuestre que el polvo lunar es un recurso energ¨¦tico de mejor rendimiento que el oro negro (no parece el caso). No, el culpable de este reparto sel¨¦nico es algo mucho m¨¢s constructivo y humano. Se trata de La Luna para la Humanidad, una actividad del A?o Internacional de la Astronom¨ªa 2009, en conmemoraci¨®n del 40 aniversario de la llegada del hombre a la Luna.
La organizaci¨®n del proyecto ha dividido la cara visible de la Luna en 45 secciones
La Luna para la Humanidad es un proyecto que pretende mostrar la Luna como un s¨ªmbolo de paz y de uni¨®n entre todos los hombres y mujeres del planeta, y que r¨¢pidamente ha sido acogido de manera entusiasta por todos los pa¨ªses participantes del A?o de la Astronom¨ªa, incluido Espa?a.
La idea es muy sencilla. Consiste en elaborar una imagen mosaico de la Luna a base de fotograf¨ªas tomadas en diferentes pa¨ªses. A modo de un puzzle lunar internacional, cada pa¨ªs participa con la imagen de una determinada pieza, es decir, con una secci¨®n de la superficie lunar. Una vez completo, este mosaico lunar ser¨¢ exhibido y distribuido por todo el mundo como un legado m¨¢s del A?o Internacional de la Astronom¨ªa. En Espa?a se ha abierto un plazo, que finaliza el pr¨®ximo d¨ªa 15 de junio, para todo aquel que quiera enviar su propia fotograf¨ªa de nuestra pieza lunar asignada. Un comit¨¦ eligir¨¢ entre las im¨¢genes recibidas aquella que representar¨¢ a Espa?a en La Luna para la Humanidad. Las bases est¨¢n en www.astronomia2009.es.
La "secci¨®n 33"
Todo esto est¨¢ muy bien, pero ?cu¨¢l es nuestro trocito de Luna asignado? La organizaci¨®n del proyecto ha dividido la cara visible de la Luna en 45 secciones, como se puede ver en la imagen de este art¨ªculo. La secci¨®n que debe convertirse en objetivo de nuestros astrofot¨®grafos es la "secci¨®n 33". Esta elecci¨®n no es casual, ya que en este pedazo de Luna se encuentran dos de la veintena de cr¨¢teres que existen en la superficie de nuestro sat¨¦lite bautizados, bien con nombre espa?ol, bien en honor de alg¨²n personaje de nuestra historia. En esta "secci¨®n 33" convive el cr¨¢ter Alphonsus, de 119 kil¨®metros de di¨¢metro y 2,7 de profundidad, y que recibe su nombre en memoria del rey Alfonso X el Sabio, junto a un joven cr¨¢ter de 96 kil¨®metros de di¨¢metro y 3,6 kil¨®metros de profundidad, con el ep¨®nimo de Azarquiel, uno de los astr¨®nomos m¨¢s importantes de nuestro pasado andalus¨ª. Ambos forman, junto al gran Ptolomeo, una hilera continua de cr¨¢teres que pasa por ser uno de los paisajes lunares favoritos de los astrofot¨®grafos.
Que el rey castellano y el sabio astr¨®nomo andalus¨ª convivan tan pr¨®ximos en la superficie lunar no es casualidad. De entrada, ambos nacieron en Toledo, aunque con dos siglos de diferencia (Azarquiel en torno al 1030, y Alfonso X en 1221). Adem¨¢s, fueron varios escritos de Azarquiel los que el sabio soberano mando traducir y a?adir a sus Libros del saber de la Astronom¨ªa, entre ellos el Tratado sobre la Azafea, donde describ¨ªa los principios y t¨¦cnicas necesarias para construir una azafea, un instrumento de observaci¨®n astron¨®mico inventado por ¨¦l mismo y que permit¨ªa (al contrario que el astrolabio) poder realizar observaciones en cualquier latitud terrestre, algo tremendamente ¨²til no solo para astr¨®nomos sino tambi¨¦n para navegantes.
Las Tablas Toledanas
Adem¨¢s de magn¨ªficos instrumentos astron¨®micos, Azarquiel compil¨® concienzudamente a lo largo de su vida un conjunto de datos observacionales que posibilitaban el c¨¢lculo de las posiciones de planetas y de estrellas -las llamadas Tablas Toledanas- que estuvieron en vigor varios siglos hasta ser sustituidas por las Tablas Alfons¨ªes, una suerte de versi¨®n mejorada de la obra de Azarquiel dirigida, precisamente, por Alfonso X el Sabio, y tan solo superadas en precisi¨®n e importancia hist¨®rica por las Tablas Rodolfinas de Tycho Brahe y J. Kepler.
Uno de los objetos astron¨®micos m¨¢s exhaustivamente estudiado por Azarquiel fue la Luna. Su obra contiene m¨¢s de 37 a?os de observaciones continuadas de las posiciones y fases lunares. Muchos a?os mirando La Luna. Seguro que a Azarquiel le hubiera encantado participar en La Luna para la Humanidad.
Emilio J. Garc¨ªa pertenece al Instituto de Astrof¨ªsica de Andaluc¨ªa
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