Regreso a la Luna con Marte en el horizonte
La NASA quiere tener listo un nuevo sistema de transporte espacial y exploraci¨®n para 2015-2020
Hace 40 a?os, cuando Neil Armstrong dijo, a la 2.56 hora internacional del 21 de julio (el d¨ªa 20 en EEUU), la c¨¦lebre frase "Un peque?o paso para un hombre, un gran salto para la humanidad", exclusivamente invenci¨®n suya y por ¨¦l mantenida en secreto hasta el ¨²ltimo momento, seg¨²n la versi¨®n oficial, cambiaron muchas cosas a 384.000 kil¨®metros de distancia, en la Tierra. EEUU, 'conquistando' la Luna, dio una bofetada importante a su enemigo sovi¨¦tico en plena Guerra Fr¨ªa; en todo el planeta se pudo seguir en directo el acontecimiento (algo que no era tan normal entonces como ahora); el viejo sue?o de los viajes espaciales se hab¨ªa cumplido; miles de ni?os y j¨®venes encontraron entonces su vocaci¨®n en la ciencia y la ingenier¨ªa y eso se notar¨ªa en las d¨¦cadas siguientes, sobre todo en EE UU, etc¨¦tera, etc¨¦tera, etc¨¦tera.
Pero la aventura no continu¨®, o continu¨® poco tiempo. Desde que, en diciembre de 1972, los tres astronautas del Apollo 17 abandonaron la Luna y regresaron a casa, nadie m¨¢s ha vuelto a pisar el sat¨¦lite natural de la Tierra, nadie se ha alejado m¨¢s all¨¢ de 500 o 600 kil¨®metros (la distancia m¨¢xima de la ¨®rbita terrestre que alcanzan los transbordadores estadounidenses). Ahora, unas d¨¦cadas despu¨¦s, se est¨¢ discutiendo c¨®mo y cu¨¢ndo volver a la Luna. ?O ser¨ªa mejor apuntar directamente a Marte esta vez, como muchos plantean, con o sin la escala lunar? Las opciones siguen abiertas, pese al plan del anterior presidente de EE UU, George Bush, de poner el astronauta n¨²mero 13 y siguientes (solo 12 hombres del programa Apollo tocaron el suelo all¨ª) en 2020, y a las declaraciones de otros pa¨ªses de sumarse esta vez a la aventura (Europa y Jap¨®n) o incluso, tal vez, intentarlo en solitario (China).
"Hoy tenemos que elegir: o invertimos para desarrollar nuestro liderazgo tecnol¨®gico que ha sido duro conseguir, o abandonamos este compromiso, cediendo a otras naciones que est¨¢n trabajando diligentemente, la labor de empujar las fronteras del espacio", ha declarado el reci¨¦n estrenado director de la NASA, Charles Bolden. "Si elegimos el liderazgo tenemos que reforzar nuestra inversi¨®n en la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS), acelerar el desarrollo de nuestra pr¨®xima generaci¨®n de sistemas de lanzamiento para lograr la expansi¨®n de la exploraci¨®n humana, aumentar la capacidad de la NASA de estudiar en entorno terrestre, llevar la ciencia espacial a nuevos logros, continuar la investigaci¨®n aeron¨¢utica de frontera, apoyar la innovaci¨®n de los empresarios americanos e inspirar a la emergente generaci¨®n de chicos y chicas para que se orienten hacia carreras de ciencias, tecnolog¨ªa, ingenier¨ªa y matem¨¢ticas".
Pero no lo tiene f¨¢cil Bolden, confirmado oficialmente en el cargo de director de la agencia justo a tiempo para las celebraciones del 40 aniversario. Desde luego tiene por delante tareas menos festivas que hacer los honores del hist¨®rico logro. Con el horizonte de la Luna, la NASA tiene que afrontar la revisi¨®n completa del nuevo sistema de transporte espacial, el programa Constellation, que primero debe dedicarse, dentro de seis a?os, a la ISS (Estaci¨®n espacial internacional, en sus siglas en ingl¨¦s) y, despu¨¦s, hacia 2020 como muy pronto, reemprender el camino que abrieron los astronautas del Apollo.
Para muchos la Luna sabe a poco, no es un plan suficientemente ambicioso. El mismo Edwin Aldrin, que descendi¨® con Armstrong a la Luna hace 40 a?os, mantiene esa postura. Para ¨¦l el horizonte debe ser el planeta rojo: con una base internacional en la Luna y tecnolog¨ªas clave desarrolladas, se podr¨ªan emprender expediciones interplanetarias m¨¢s ambiciosas, por ejemplo una base en el sat¨¦lite marciano Fobos, ha explicado a Space.com. "Estar¨ªamos preparados para, gradualmente, establecer la presencia humana permanente en Marte hacia 2031. Eso, es resumen, es lo que realmente creo que deber¨ªamos hacer"
De momento la NASA, con el presupuesto que tiene, se ci?e al plan del Constellation, cuya revisi¨®n est¨¢ a cargo de un comit¨¦ de 10 expertos bajo la direcci¨®n del veterano Norman Agustine y ha sido encargada por la misma Casa Blanca. Pueden cambiar aspectos de ese programa, muchos o pocos, y, en teor¨ªa los planes de la NASA pueden dar un vuelco, puesto el grupo de Agustine va a revisar tambi¨¦n otras propuestas de futuro transporte espacial, aunque fueron rechazadas en su momento por considerarse menos apropiadas. Pero el Constellation, puesto en marcha por el anterior director de la agencia, Michael Griffin, est¨¢ ya relativamente avanzado: se han invertido en ¨¦l unos 10.000 millones de d¨®lares y hay ensayos de prototipos de vuelo del futuro cohete planeados para el mes que viene.
El plan oficial es aparcar definitivamente los transbordadores el a?o que viene y volcarse en el desarrollo y construcci¨®n del nuevo cohete Ares 1 para que el sistema est¨¦ listo en 2015 y pueda llevar a los astronautas a la ISS, con un sistema de c¨¢psula redise?ada, denominada Orion. Despu¨¦s, a partir de 2015, habr¨ªa que ir preparando un cohete m¨¢s potente, el Ares V. Este ser¨ªa el lanzador del nuevo sistema lunar, que partir¨ªa de la Tierra sin tripulaci¨®n y se acoplar¨ªa en la ¨®rbita terrestre a una c¨¢psula Orion con los astronautas y un m¨®dulo Altair, tambi¨¦n nuevo, para ir a la Luna.
El coste de todo esto rondar¨ªa los 100.000 millones de d¨®lares (35.000 millones solo la parte del Ares 1 para viajar a la ISS), pero otros c¨¢lculos elevan el precio de la nueva aventura lunar hasta 230.000 millones de d¨®lares, seg¨²n ha informado la revista Nature. El coste de ir a la Luna hace 40 a?os fue de 162.000 millones de d¨®lares (actuales). Pero hay otras cifras: en los a?os del programa Apollo, la NASA contaba con una financiaci¨®n que supon¨ªa el 4,3% de presupuesto estadounidense, mientras que ahora es el 0,5%. Desde hace tiempo se escuchan voces cr¨ªticas muy cualificadas alertando de que con el presupuesto ordinario de la NASA no se podr¨¢ desarrollar el nuevo sistema en los plazos definidos.
La situaci¨®n es, desde luego, diferente ahora que hace 40 a?os, y si entonces el espacio y la Luna eran una prioridad de pol¨ªtica internacional, ahora ese peso ha ca¨ªdo en la lista, como demuestra el menor empe?o econ¨®mico, y que ha ganado peso la supremac¨ªa tecnol¨®gica. "S¨ª, claro, recogimos rocas lunares e hicimos fotograf¨ªas.... Pero si no hubiera habido esa carrera con los rusos, no habr¨ªamos tenido el respaldo de los contribuyentes para ganar a esos cerdos comunistas", ha comentado recientemente William Anders, astronauta del Apolo 8. El "gran salto para la humanidad" fue una revancha estadounidense por aquel "bip-bip-bip" del primer sat¨¦lite de la historia, el Sputnik sovi¨¦tico, y de la gesta de Yuri Gagarin como primer astronauta.
En los a?os setenta, con la victoria rotunda en el bolsillo, el programa espacial estadounidense languideci¨® y la NASA emprendi¨® programas mal enfocados (como ya dijo ya en 1990 un informe elaborado por el mismo Agustine que ahora ha sido convocado de nuevo para evaluar la situaci¨®n y las perspectivas espaciales estadounidenses.
Wernher von Braun, el genial ingeniero alem¨¢n que dise?¨® y construy¨® los cohetes Saturno V para llevar a Armstrong y sus colegas a la Luna, acab¨® marginado por la NASA, y sus planes, como los de otros visionarios de la ¨¦poca, acabaron en los archivos de la historia espacial. Ni el Skylab ni los transbordadores despu¨¦s siguieron el rumbo que hab¨ªa tomado el programa espacial estadounidense en los a?os sesenta y que culmin¨® con el ¨¦xito hist¨®rico de los Apollo.
El Constellation, se parece y se diferencia del sistema Saturno-Apollo. Ambos se basan en cohetes y c¨¢psulas muy diferentes de los transbordadores reutilizables, pero las tecnolog¨ªas han cambiado enormemente, sobre todo la electr¨®nica y la computaci¨®n. En cuanto a los cohetes, el Ares se deriva de los propulsores externos de los transbordadores, pero la segunda etapa del cohete usa motores parecidos al dise?o de los del Saturno V, explica Nature.
En cuanto a los veh¨ªculos de los astronautas, en el m¨®dulo lunar del Apollo iban dos personas, mientras que en el nuevo Altair podr¨ªan ir cuatro, que adem¨¢s podr¨ªan permanecer una semana como m¨ªnimo en la Luna, en lugar de unos pocos d¨ªas, como hace 40 a?os (72 horas fue la permanencia humana m¨¢s larga en la Luna con el programa Apollo). El sistema Ares I y Ares V deben ser capaces de llevar muchas m¨¢s toneladas de material que el Saturno V. La idea ahora no es ir a la Luna en viajes r¨¢pidos, tomar unas muestras y volver, sino empezar a crear bases m¨¢s o menos permanentes all¨ª.
La Agencia Europea del Espacio (ESA) se plantea que est¨¢ fuera de su alcance (sobre todo por la escasa financiaci¨®n con que cuenta comparativamente) desarrollar todo un programa lunar por su cuenta, pero podr¨ªa aportar sistemas de comunicaciones o de vivienda, de energ¨ªa o de exploraci¨®n all¨ª, siempre y cuando se alcanzase un acuerdo efectivo para convertir el regreso a la Luna en una empresa realmente internacional.
El equipo de sabios que dirige Agustine, adem¨¢s de repasar todo el programa Constellation, las condiciones de seguridad para los astronautas y su eficacia, tambi¨¦n evaluar¨¢ de nuevo propuestas alternativas como la que plantea una versi¨®n simplificada y sin alas de un transbordador como veh¨ªculo tripulado en lugar de la c¨¢psula, u otra que recurre a la c¨¢psula pero la coloca en la punta de un cohete existente, como el Atlas, modificado, pero sin necesidad de desarrollar los Ares.
Mientras tanto, muchos investigadores consideran que gran parte del trabajo que se quiere hacer en la Luna, sobre todo la aut¨¦ntica exploraci¨®n cient¨ªfica que no se realiz¨® en el programa Apolo, puede cumplirse con naves autom¨¢ticas, mucho menos exigentes en financiaci¨®n que las tripuladas. Pero para muchos el espacio no es solo ciencia, y para ese 'algo m¨¢s', sea lo que sea, capaz de encandilar a los ciudadanos y que estos aprueben la financiaci¨®n necesaria, hace falta que haya protagonistas de carne y hueso y no meramente robots.
Tan poco definido est¨¢ el horizonte ahora, que no faltan voces bien cualificadas que defienden saltarse el paso lunar y apuntar directamente a Marte. El mismo Collins que se qued¨® en la ¨®rbita de la Luna hace hoy 40 a?os lo tiene muy claro: "?El paso siguiente? Espero que Marte. Era mi planeta favorito cuando era ni?o y todav¨ªa lo es. Como cuerpo celeste la luna no es un sitio particularmente interesante, pero Marte s¨ª. Es lo m¨¢s parecido a un planeta hermano que hemos encontrado hasta ahora. Temo que con el lento paso de la NASA y con el ¨¦nfasis en el regreso a la Luna, Marte puede estar alej¨¢ndose".
La inexistente foto de Armstrong
Las fotos, an¨¦cdotas y recuerdos del Apolo 11 y sus tripulantes abundan estos d¨ªas en todos los medios de comunicaci¨®n del mundo -en Internet es una invasi¨®n-, pero se echa en falta algo obvio: una buena foto de Armstrong en la Luna. Es que no la hay, porque Aldrin no le hizo ninguna con la c¨¢mara especial que llevaban. En la m¨¢s c¨¦lebre imagen de Armstrong en Base Tranquility, como ¨¦l mismo bautiz¨® el lugar del descenso del M¨®dulo Lunar (ML), ¨²nicamente se lo ve reflejado en la visera del casco de Aldrin, al que estaba fotografiando. El comandante del Apolo 11 sale en tomas de televisi¨®n y en algunas fotos pero de espaldas, o parciales, o en la sombra. La ¨²nica persona que hab¨ªa all¨ª para retratarlo en un momento hist¨®rico no lo hizo, y mucho se ha especulado acerca de la raz¨®n.
Aldrin niega cualquier intenci¨®n o premeditaci¨®n en esa omisi¨®n fotogr¨¢fica, Armstrong no le dio importancia y no se ha quejado nunca -al menos en p¨²blico, que se sepa- y la explicaci¨®n oficial que ha permanecido es que el comandante tuvo en sus manos la mayor parte del tiempo la c¨¢mara especial (fabricada por Hasselblad) que sacaron del ML, por lo que es normal que el fotografiado sea Aldrin. Pero tambi¨¦n pudo ser una peque?a venganza de ¨¦ste ¨²ltimo, algo as¨ª como "Neil ser¨¢ el primer hombre que pise la Luna, pero yo no le voy a hacer una foto", seg¨²n sugieren algunos personajes de la ¨¦poca en la biograf¨ªa de Armstrong 'First Man', de James R. Hansen.
Al ser Armstrong el comandante de la misi¨®n, Aldrin habr¨ªa esperado ser ¨¦l el designado para salir el primero del Modulo Lunar, dado que en las maniobras espaciales realizadas con anterioridad, el que estaba al mando de la nave permanec¨ªa dentro de ella, mientras que el tripulante sal¨ªa a realizar las operaciones extravehiculares. Pero la NASA opt¨® por Armstrong y muchos rumores apuntan que a Aldrin no le sent¨® muy bien la elecci¨®n. As¨ª, tal vez lo de la foto fuera su peque?a venganza, su reacci¨®n de despecho.
Pero fueron una buena pareja en el trabajo y, con Mike Collins, que le toc¨® la ingrata parte que permanecer en ¨®rbita lunar esper¨¢ndolos, fueron la punta visible de un gigantesco iceberg de miles de ingenieros y cient¨ªficos de la NASA que lograron la haza?a de llevar un hombre a la Luna. La verdad es que aunque el triunfo fuera de muchos, el riesgo de la propia vida lo aportaron Armstrong, Aldrin y Collins, en una misi¨®n dif¨ªcil y peligrosa. Tan peligrosa era, cuenta Hansen, que la Casa Blanca ten¨ªa preparadas varias frases de condolencia y duelo por si acaso: "Ser¨¢n llorados por sus familias y amigos, ser¨¢n llorados por su naci¨®n, ser¨¢n llorados por los pueblos del mundo, ser¨¢n llorados por una Madre Tierra que se atrevi¨® a enviar a dos de sus hijos a lo desconocido". Esta era una de las ocho declaraciones que Bob Haldeman, asistente de Richar Nixon y posteriormente c¨¦lebre por el asunto Watergate, ten¨ªa en la rec¨¢mara para el presidente si la Historia hubiera tomado otro derrotero.
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