Las ?misteriosas? monta?as de Venus
Viajando bajo una atm¨®sfera aplastante, sometidos a una temperatura de horno, los primeros robots exploradores de Venus han salido de la llanura de Lakshmi, han atravesado las fosas de Rangrid, y se encuentran ahora al pie de una pared de 5.000 metros. Los Montes Maxwell, 11 kil¨®metros sobre el radio medio del planeta. M¨¢s altos que el Himalaya, y con una importante diferencia respecto a aqu¨¦l: los ge¨®logos planetarios no pueden explicar su origen. Constituyen la mayor inc¨®gnita de un planeta bien surtido de ellas.
Las monta?as terrestres fueron el gran quebradero de cabeza de los ge¨®logos cl¨¢sicos. Alfred Wegener y sus seguidores a principios del siglo XX, y medio siglo despu¨¦s los ge¨®logos y geof¨ªsicos que revolucionaron las Ciencias de la Tierra, demostraron que los continentes, y tambi¨¦n los fondos de los oc¨¦anos, eran piezas r¨ªgidas (placas) pero que se mov¨ªan con respecto a sus vecinas. Ese movimiento (tect¨®nica de placas) era suficiente para explicar las monta?as, como arrugas en una alfombra que empujamos contra una pared. La cadena andina, por ejemplo, est¨¢ recibiendo el empuje del fondo del Pac¨ªfico, que se introduce bajo ella. Su elevaci¨®n, as¨ª como los volcanes, o la ra¨ªz de rocas que se forma en su base, las grandes fallas, o los violentos se¨ªsmos que se producen a causa del movimiento de ¨¦stas ¨²ltimas, son consecuencias de ese simple proceso.
Azares del destino, la revoluci¨®n coincidi¨® en el tiempo con la primera oleada de exploraci¨®n del Sistema Solar. Si Le¨®n Trotsky quer¨ªa exportar sus ideas de subversi¨®n social a todos los pa¨ªses, los cient¨ªficos de la Tierra estaban decididos a inflamar con las suyas el conjunto del sistema, empezando por los planetas m¨¢s parecidos a la Tierra: Marte y Venus. El fracaso, en la Tierra como en el cielo, fue estrepitoso, aunque mejores an¨¢lisis de Marte podr¨ªan cambiar el diagn¨®stico [ver EL PA?S, 3/1/2007]. Pero Venus sigue irreductible: sus tierras bajas no presentan los relieves, como son las dorsales o trincheras oce¨¢nicas, que en la Tierra expresan movilidad; y sus miles de volcanes activos no est¨¢n alineados, como lo est¨¢n, Por ejemplo, los andinos. En suma, carece de huellas de una tect¨®nica de placas presente o pasada. ?C¨®mo, entonces, se generan relieves de la envergadura de Maxwell Montes?
Al abordar hace unos a?os este complejo problema decidimos seguir una t¨¢ctica envolvente: estudiar primero relieves menores, antes de dirigirnos hacia Maxwell. Elegimos como primera etapa Lavinia Planitia, una llanura en el hemisferio sur cruzada por una serie de cadenas de 700 a 2.000 metros de altura y m¨¢s de 1.000 kil¨®metros de longitud. La hip¨®tesis oficial sobre estas alineaciones es que se trata de arrugas producidas a favor del hundimiento de la llanura; o bien como el efecto del desplazamiento lateral de los relieves que rodean a ¨¦sta. Sin embargo, al estudiar estas cadenas menores hallamos rasgos imposibles de explicar mediante las ideas citadas.
Por ejemplo, Molpadia Linea, con sus 1.200 kil¨®metros de longitud, muestra fallas transcurrentes (o sea, de movimiento en la horizontal) de varios kil¨®metros de desplazamiento. En la Tierra, las fallas transcurrentes aparecen tanto en el interior de las placas como en sus bordes, en cuyo caso reciben el nombre de fallas transformantes, estructuras con las que es mejor guardar las distancias. La m¨¢s famosa es la transformante de San Andr¨¦s, en California; otra, menos conocida pero m¨¢s mort¨ªfera, es la falla Noranatolia, que en el ¨²ltimo siglo ha causado 80.000 v¨ªctimas en Turqu¨ªa, 17.000 de ellas debidas al terremoto de Izmir, sucedido en agosto de 1999. Las fallas transformantes se producen cuando las placas se deslizan lateralmente: ni el hundimiento de Lavinia Planitia ni el desplazamiento de los relieves que la rodean pueden justificar estas gigantescas estructuras transcurrentes.
Una contradicci¨®n semejante, aunque menos aguda, la proporcionan las estructuras llamadas cabalgamientos. Como indica su nombre, se trata de superficies a lo largo de las cuales un bloque de rocas monta sobre el bloque adyacente como resultado de la compresi¨®n. Molpadia Linea y las otras cadenas pr¨®ximas muestran cabalgamientos de hasta 500 kil¨®metros de desarrollo que no tienen nada que envidiar a los andinos. Presentan tambi¨¦n una caracter¨ªstica t¨ªpica de las cadenas de monta?as terrestres: sus cabalgamientos se transforman lateralmente en fallas transcurrentes.
A nuestro juicio, las ideas propuestas hasta ahora sobre las cadenas venusinas est¨¢n condicionadas por la ausencia de indicios de tect¨®nica de placas en el planeta. Son, por tanto, lo que se llaman en Ciencia hip¨®tesis defensivas. Explican algunas de las caracter¨ªsticas de relieves como Molpadia Linea, pero dejan en la sombra las m¨¢s importantes, las que permitir¨¢n, en el futuro, determinar qu¨¦ clase de mecanismo din¨¢mico gener¨® los relieves. En ¨²ltimo t¨¦rmino, si volvemos hacia el Norte nos encontraremos de nuevo con Maxwell Montes. Aqu¨ª ya no estamos ante cadenas menores, sino enfrentados a una mole de envergadura himal¨¢yica.
Las monta?as de Maxwell muestran una desconcertante combinaci¨®n de rasgos familiares y ex¨®ticos: como las cadenas de la Tierra, presentan cabalgamientos paralelos a sus bordes; sin embargo, no existe nada parecido a la imponente l¨ªnea de volcanes que caracteriza a los Andes, ni tampoco una ra¨ªz de corteza como las que hay bajo las cadenas terrestres. Los ge¨®logos planetarios refinan sus t¨¦cnicas de observaci¨®n e interpretaci¨®n para resolver estos enigmas, mientras esperan que las nuevas misiones espaciales aporten los datos que les ayuden a establecer una teor¨ªa general de evoluci¨®n planetaria. De ello depende que seamos capaces de entender mejor nuestro propio planeta.
Carlos Fern¨¢ndez es profesor en la Universidad de Huelva. Francisco Anguita ha sido profesor de la Universidad Complutense hasta su jubilaci¨®n.
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