Las manchas de la Luna en el 'Cristo resucitado' de Bramantino
El pintor y arquitecto italiano represent¨® en 1490 el sat¨¦lite de la Tierra en un cuadro lleno de angustia y tristeza
Inicialmente atribu¨ªda a Bramante, la autor¨ªa de esta obra (1490) corresponde probablemente a su disc¨ªpulo Bramantino (1465-1530), arquitecto y pintor italiano de nombre Bartolom¨¦ Suardi. Fue adquirida para la colecci¨®n Thyssen-Bornemisza en 1936. Viendo este maravilloso cuadro, ha de hacerse un esfuerzo para apartar la mirada de la p¨¢lida, tr¨¢gica expresi¨®n de Cristo cargada de tristeza. No es un Cristo triunfante, vencedor de la muerte, caracter¨ªstico de otras obras que representan al resucitado. Las heridas de la pasi¨®n son visibles en las manos y el costado. Sin embargo, no hay sangre ni violencia; la expresi¨®n de sus ojos, de su cara, bastan para transmitir el dolor m¨¢s profundo y la angustia de un sufrimiento extremo.
En el paisaje iluminado por la luz de la Luna aparecen, como en otras obras del artista, estructuras arquitect¨®nicas de caracter¨ªsticas cl¨¢sicas. Se ha hablado de que el fondo oscuro que aparece a su derecha podr¨ªa ser la sepultura del huerto de Getseman¨ª. En la distancia, dos hombres navegan en una barca con m¨¢stil que transporta dos tiendas de campa?a.
Contraste de claros y oscuros
La representaci¨®n de la Luna es interesante. El artista muestra el contraste de claros y oscuros, apreciable a simple vista en nuestro sat¨¦lite. Son las llamadas manchas de la luna. Existen muchas leyendas del folclor de distintos pa¨ªses que tratan de explicar el origen de estas manchas. A menudo se repite el mismo motivo: un hombre que arrastra un haz de le?a. En algunos cuentos, el hombre, pobre y anciano, estaba tan cansado que le pidi¨® a la Luna: "Baja y tr¨¢game". Y la Luna, apiad¨¢ndose de ¨¦l, baj¨® y se lo llev¨®. Las manchas oscuras son la le?a del anciano desparramada. Hay cuentos seg¨²n los cuales el anciano ha robado el haz de le?a y all¨ª arriba, en la Luna, queda expuesto a la verg¨¹enza de todos para expiar su culpa. En otros casos, la Luna secuestra al hombre, y las manchas no son otra cosa que este personaje con su haz de le?a cargado a la espalda.
En realidad, las manchas de la luna se deben a que las caracter¨ªsticas de la superficie de nuestro sat¨¦lite var¨ªan de unas zonas a otras. Las m¨¢s claras est¨¢n plagadas de cr¨¢teres que se formaron por el impacto de meteoritos. Hay tantos que a veces se encuentran unos dentro de otros. Las zonas m¨¢s oscuras fueron, denominadas mares en el siglo XVII (quiz¨¢s antes), aunque no contienen agua, como sugiere su nombre. Son grandes planicies que reflejan menos luz solar. Se originaron en las etapas tempranas de la Luna como consecuencia de afloraciones bas¨¢lticas generadas por impactos de meteoritos. La lava rellen¨® muchos de los cr¨¢teres existentes y por ello en dichas regiones ¨¦stos son menos abundantes.
Cristo Resucitado (Bramantino, 1490) se expone en el Museo Thyssen Bornemiza de Madrid.
Montserrat Villar es investigadora del CSIC en el Instituto de Astrof¨ªsica de Andaluc¨ªa y coordinadora del A?o Internacional de la Astronom¨ªa en Espa?a.
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