Al final era lupus
Es la enfermedad m¨¢s famosa de la televisi¨®n gracias a la serie 'House'. La causa una sustancia desconocida que hace que el cuerpo se destruya a s¨ª mismo. Un paciente real cuenta su historia y su complejo diagn¨®stico
El 5 de enero, Miguel Castillo cruz¨® el umbral de urgencias del hospital Virgen de las Nieves de Granada sin saber muy bien c¨®mo explicarse, porque ten¨ªa un poco de todo y localizado en varias partes del cuerpo. Var¨®n, 47 a?os, con "lesiones cut¨¢neas y s¨ªntomas constitucionales ?cansancio, anorexia, adelgazamiento y dolores articulares?", recoge uno de los primeros informes m¨¦dicos del hospital. Todo hab¨ªa empezado casi tres meses atr¨¢s, en octubre, cuando se le instal¨® aquel dolor sim¨¦trico en los codos. Al principio lo atribuy¨® al esfuerzo del d¨ªa anterior. Miguel Castillo, un t¨¦cnico de mantenimiento de redes el¨¦ctricas, volv¨ªa a casa con el coche de la empresa cuando un pinchazo le oblig¨® a echarse al arc¨¦n. Cambi¨® la rueda sin m¨¢s ayuda que un gato y sus propias manos. Pero, a la semana, ese dolor se le extendi¨® tambi¨¦n a las mu?ecas.
Al principio, los s¨ªntomas suelen confundirse con los de una gripe
Despu¨¦s las digestiones se le volvieron pesadas, perdi¨® el apetito habitual, y una leve migra?a le comenz¨® a trepar a la cabeza con la ca¨ªda de la tarde. La fiebre le sub¨ªa s¨®lo unas d¨¦cimas y remit¨ªa por la ma?ana. Todo apuntaba hacia un virus, quiz¨¢ una gripe, porque tambi¨¦n comenz¨® a vomitar lo que inger¨ªa. Tom¨® aspirina, pero no funcionaba. As¨ª que acudi¨® a su m¨¦dico de cabecera, don Arsenio Garcel¨¢n, del centro de salud de Pinos Puente (Granada).
La primera hip¨®tesis, bien entrado el oto?o, fue que deb¨ªa de tratarse de algo relacionado con el aparato digestivo. El doctor Garcel¨¢n solicit¨® las pruebas anal¨ªticas correspondientes (sangre y orina) y lo cit¨® de nuevo. "No encuentro nada que justifique c¨®mo te sientes", dijo con los resultados en la mano. Las molestias generalizadas continuaban acos¨¢ndolo, as¨ª que convinieron en hacer una nueva anal¨ªtica m¨¢s exhaustiva. Pero mientras se acercaba el invierno, y a la espera de los resultados, la fatiga comenz¨® a desfondar a Miguel. Le pesaba la vida. Ese mismo dolor de los codos y las mu?ecas se le hab¨ªa instalado en las rodillas y en el pecho. Cada bocanada era una guerra consigo mismo. Le disminuy¨® el tama?o del pene. El deseo. Y las relaciones no dejaban en ¨¦l esa sensaci¨®n de plenitud por todo el cuerpo. El placer de la eyaculaci¨®n se focalizaba en el falo, como si se hubieran roto los canales de distribuci¨®n sensitiva. Esto no lo coment¨® con el m¨¦dico.
Una ma?ana, poco antes de Navidad, Miguel plant¨® una escalera frente a la torre de suministro el¨¦ctrico. Una operaci¨®n cotidiana. Era cuesti¨®n de abrir y cerrar la secci¨®n para localizar la aver¨ªa en la red. Siete metros de ascenso. En lo alto, se le vino el mundo encima. Su cuerpo no era el suyo. No pod¨ªa ser una gripe. Sin esperar a los nuevos resultados, don Arsenio le coment¨® que aquello se le empezaba a escapar de las manos: "Vete a urgencias, no vaya a ser...".
"Var¨®n, 47 a?os...". El d¨ªa 5 de enero, en urgencias, la mujer de Miguel escuch¨® por primera vez la palabra lupus. Corr¨ªa el a?o 2000, y muy pocos en Espa?a hab¨ªan o¨ªdo hablar de esta enfermedad que puso de moda la serie House (Cuatro). "?Hab¨¦is descartado que sea lupus?", suele preguntar el doctor Gregory House a su equipo cuando se enfrenta a alg¨²n paciente al que le duele todo y no le encuentran nada. Tambi¨¦n fue una de las hip¨®tesis en el caso de Miguel; una posibilidad algo remota: nueve de cada diez casos de esta enfermedad autoinmune se dan entre mujeres j¨®venes.
El s¨ªntoma m¨¢s evidente eran los dolores articulares. El 10 de enero, el paciente se sent¨® frente al reumat¨®logo Rafael C¨¢liz C¨¢liz. Los resultados de la anal¨ªtica no eran concluyentes. Pero el doctor lo palp¨® y not¨® sus articulaciones calientes e inflamadas. Confirm¨® que los dolores eran sim¨¦tricos: en ambos codos y mu?ecas, en los nudillos de ambas manos, en las dos rodillas. Lo l¨®gico, dado el sexo y la edad, era pensar en una artritis reumatoide. Luego estaba el malestar general, el dolor en el pecho, los v¨®mitos, la fiebre. Y hab¨ªa un detalle m¨¢s, al que Miguel no hab¨ªa dado importancia. ?Desde cu¨¢ndo estaban all¨ª aquellas manchas?
Miguel no consigue recordar cu¨¢ndo le aparecieron aquellas erupciones rojizas diseminadas por el cuero cabelludo, los pabellones auriculares, las palmas de las manos, los nudillos y el rostro. El doctor C¨¢liz, fogueado con las enfermedades autoinmunes desde el principio de su carrera, las reconoci¨® a primera vista. Sobre todo aquellas incipientes manchas sobre los p¨®mulos, con forma de mariposa, y que suelen conferir a los pacientes aspecto de lobo. A pesar de que la anal¨ªtica no era indicativa, la observaci¨®n cl¨ªnica ?el ojo cl¨ªnico de C¨¢liz? result¨® definitiva. "Ser¨ªa conveniente que te ingres¨¢ramos", dijo.
Al lupus eritematoso sist¨¦mico (LES) hay que ir a buscarlo. Si no, no lo encuentras. Golpea al ri?¨®n, al coraz¨®n, a la piel, al cerebro. O a todos a la vez. El origen se encuentra en una sustancia desconocida y en cierta predisposici¨®n gen¨¦tica del paciente. Frente a la sustancia, el cuerpo vive una ficci¨®n y se vuelve contra s¨ª mismo. Confunde los ¨®rganos propios con agentes externos. Elementos a eliminar. Genera una sobredosis de anticuerpos para acabar con ellos, cuando en realidad se est¨¢ destruyendo a s¨ª mismo. Lo l¨®gico, si a uno le encuentran un fallo en el ri?¨®n, es que lo deriven al nefr¨®logo. O al cardi¨®logo si renquea el coraz¨®n. Las anal¨ªticas habituales no suelen dar una respuesta. El diagn¨®stico definitivo se basa en el an¨¢lisis de los anticuerpos antinucleares. Pero a alg¨²n m¨¦dico se le tiene que encender la bombilla para pedirlo: "?Y si fuera lupus?".
Tal y como cuenta Juan Jim¨¦nez Alonso, m¨¦dico internista y jefe de la unidad de enfermedades autoinmunes del hospital Virgen de las Nieves que se hizo cargo del caso de Miguel, suele confundirse en su debut con enfermedades infecciosas. "Cansancio, algo de fiebre, dolores articulares. Son los s¨ªntomas de una gripe". A pesar de que han dejado de considerarla una enfermedad rara, porque afecta a m¨¢s de uno de cada 2.000 pacientes, se trata de una de las patolog¨ªas de diagn¨®stico m¨¢s complicado. El caso de Miguel, que pas¨® del 10 al 19 de enero de 2000 ingresado, se resolvi¨® en tres meses. Un afortunado. El diagn¨®stico medio se sit¨²a entre dos y cinco a?os, seg¨²n la Federaci¨®n Espa?ola de Enfermos de Lupus (Felupus). En algunos casos, la tardanza puede provocar da?os irreversibles. No existe una cura para el lupus. Quiz¨¢ por eso en House se coquetea a menudo con ¨¦l, pero nunca acaba diagnostic¨¢ndose. No dar¨ªa demasiado juego, suelen bromear los enfermos. En el mundo real, el paciente tratado a tiempo recupera la plenitud f¨ªsica y la enfermedad permanece inactiva. Miguel Castillo tiene hoy 57 a?os, hace vida normal y preside la Asociaci¨®n Granadina de Enfermos de Lupus. Pas¨® la ¨²ltima revisi¨®n m¨¦dica con el doctor Jim¨¦nez Alonso en octubre de 2009. Sin novedad en el frente.
El IX Congreso Nacional de Lupus tendr¨¢ lugar en Valencia los d¨ªas 7 y 8 de mayo. M¨¢s informaci¨®n: www.felupus.org
![El lupus no tiene cura, pero si se trata a tiempo, como en el caso de Miguel Castillo, la enfermedad permanece inactiva.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WEX6VZIKGCDQHIRVWIJW6MGUVM.jpg?auth=3da9b093cb36fe6c6bce97aff2ed02045d0eb58d94202c519c9c363ccc285809&width=414)
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