Angustia aprendida
Los beb¨¦s son esponjas que absorben todo lo que les rodea, incluido el estr¨¦s. El problema es que no pueden hablar para contarlo. Pero los s¨ªntomas est¨¢n ah¨ª: no interact¨²an, sufren dermatitis, problemas g¨¢stricos...
La ansiedad y el estr¨¦s no afectan s¨®lo a los adultos. Tambi¨¦n acechan a los m¨¢s peque?os de la casa. De hecho, los ni?os tienen ahora 50 veces m¨¢s probabilidades de padecer estas enfermedades que hace 15 a?os, seg¨²n los ¨²ltimos estudios. El grado de incidencia del estr¨¦s en el entorno infantil oscila entre el 9% y el 21%, indica Francisco Miguel Tobal, profesor de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, que ha realizado un estudio sobre esta cuesti¨®n. El precio de la vida moderna. Padres angustiados por la inseguridad laboral o un ritmo de vida competitivo; discusiones violentas en presencia del peque?o; ambientes ruidosos, muy calurosos o fr¨ªos; el hambre, el c¨®lico del lactante o incluso unos pa?ales h¨²medos son algunos de los desencadenantes del estr¨¦s infantil. Una situaci¨®n de estr¨¦s prolongada puede provocar trastornos f¨ªsicos y alteraciones mentales; por ejemplo, una disminuci¨®n de la memoria.
En la infancia, un estr¨¦s prolongado puede provocar trastornos f¨ªsicos
Los beb¨¦s no hablan, ?c¨®mo diagnosticar el estr¨¦s? Una serie de alteraciones f¨ªsicas y qu¨ªmicas lo facilita. Por ejemplo, un estr¨¦s duradero hace disminuir el sistema inmune. "Aparecen alergias o dermatitis, alteraciones del sistema digestivo (diarreas, estre?imiento), trastornos del sue?o y del apetito", sostiene Francisco Miguel Tobal. "El beb¨¦ se siente inseguro y desconfiado, disminuye su capacidad de empat¨ªa con el entorno (no quiere interactuar y, por tanto, se a¨ªsla), desciende su estado de ¨¢nimo y permanece muy quieto", a?ade este experto.
El estr¨¦s aparece cuando el medio ambiente exige un esfuerzo de adaptaci¨®n excesivo por parte del organismo. Cuando una persona est¨¢ en tensi¨®n o siente un peligro, se disparan los niveles de cortisol, la hormona del estr¨¦s. Las ni?as lo exteriorizan sobre todo con ansiedad, y los ni?os, con agresividad, explica Mar¨ªa Jes¨²s Mardomingo, responsable de psiquiatr¨ªa infantil del hospital Gregorio Mara?¨®n de Madrid.
Los peque?os son aut¨¦nticas esponjas que absorben todo lo que sucede a su alrededor y sufren por ello, en especial cuando saltan chispas entre sus progenitores.
Una persona adulta puede manejar una situaci¨®n estresante. Un beb¨¦, no. Su cerebro a¨²n no est¨¢ suficientemente desarrollado. Tampoco tienen noci¨®n del tiempo. Es por eso que "cuando uno de los cuidadores sale del dormitorio, el cr¨ªo piensa que nunca regresar¨¢, lo que le provoca ansiedad y temor", dice Francisco Miguel Tobal.
Las madres gestantes tambi¨¦n deben tener cuidado. El estr¨¦s no s¨®lo les perjudica a ellas, sino tambi¨¦n al feto. Un estudio cient¨ªfico del Imperial College de Londres mostraba c¨®mo las embarazadas en situaciones traum¨¢ticas graves o estresantes provocaban en el feto un aumento del cortisol a trav¨¦s de la placenta. ?Consecuencias? Puede favorecer la aparici¨®n de un trastorno por d¨¦ficit de atenci¨®n e hiperactividad en el ni?o.
Fomentar el apego
A partir del parto, las interacciones de los cuidadores con el beb¨¦ son de suma importancia. Unos padres con trastornos pueden hacer que el ni?o desarrolle lo que se llama un v¨ªnculo desorganizado, que puede ser de dos tipos: inseguro y preocupado, o evitativo. Un caso extremo es el de una pareja que lleg¨® traumatizada de un pa¨ªs en guerra, explica Margarita Puig, jefa de psicolog¨ªa del hospital maternoinfantil Sant Joan de D¨¦u de Barcelona. "Por este motivo, en las unidades de neonatolog¨ªa colabora un psic¨®logo que ayuda a evitar desajustes de estos primeros lig¨¢menes", afirma. Porque se debe tener muy en cuenta el apego, "esa capacidad instintiva del ni?o de buscar y vincularse a la figura cuidadora, y de hacerle signos para que le arregle el malestar que siente", a?ade Puig. "El beb¨¦ sabe que cuando est¨¢ inquieto o se encuentra mal y llora y grita, el cuidador lo va a tranquilizar, y por ello le busca". El estr¨¦s de un reci¨¦n nacido prematuro y la angustia de la madre tras el parto disminuyen considerablemente mediante el m¨¦todo canguro, que consiste en el contacto piel con piel con su madre o el padre.
Un ni?o con un v¨ªnculo organizado con sus padres es capaz de reclamar atenci¨®n a los padres cuando se siente inquieto. Sabe que le responder¨¢n, y eso le tranquiliza. En cambio, el beb¨¦ que tiene un v¨ªnculo desorganizado de tipo inseguro y preocupado hace muchas manifestaciones y demandas, llora y grita mucho, porque el tipo de cuidado que recibe no lo tranquiliza y sigue ansioso y enganchado a la madre, dice Margarita Puig.
En el caso de que el ni?o sea evitativo, ¨¦ste no hace signos de necesitar cuidados, el adulto puede llegar a pensar err¨®neamente que es muy independiente y d¨®cil, cuando en realidad tiene un problema.
Estudios realizados en guarder¨ªas han demostrado que al regresar a casa, los niveles de cortisol disminuyen en los ni?os con un v¨ªnculo organizado, mientras que los ni?os con v¨ªnculo desorganizado tardan varias horas en estabilizar su nivel de estr¨¦s.
Precisamente el v¨ªnculo se activa en situaciones de peligro y es muy ¨²til cuando un adulto habla a un peque?o durante una situaci¨®n compartida. Por ejemplo, un beb¨¦ tropieza y el cuidador le dice "?Uy! ?Te has ca¨ªdo, qu¨¦ pupa. Espera que la mam¨¢ te curar¨¢!". "Son frases que muchos decimos autom¨¢ticamente y no son nada superficiales. A la criatura le sirven: los introducen en su lenguaje. Adem¨¢s construyen su voz interior con ellas y posteriormente son capaces de explicar un malestar gracias a ellas".
Est¨¢ claro que durante los primeros meses de vida los ni?os requieren un ambiente tranquilo, sosegado y sin est¨ªmulos excesivos, que permita que duerman y coman bien. Y sobre todo se ha de cuidar la calidad emocional en el contacto con los adultos y los est¨ªmulos intelectuales que comienzan desde que el ni?o es peque?o a trav¨¦s del lenguaje de los padres, que va favoreciendo el desarrollo cognoscitivo e intelectual, concluye Mar¨ªa Jes¨²s Mardomingo.
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