El gran pulm¨®n enfermo

Desde el espacio, Borneo es una gran mancha verde. Sin embargo, la maniobra de aproximaci¨®n al aeropuerto de Balikpapan, en la costa este, deja al descubierto grandes heridas causadas por la incontinente avaricia del ser humano. Amplios claros producto de la rapi?a de la industria maderera, gigantescos socavones producidos por la miner¨ªa del carb¨®n y humeantes complejos industriales de las grandes petroleras que succionan el jugo de la isla. Eso s¨ª, sus mandamases no se ensucian las manos. A los occidentales se les puede encontrar disfrutando de los lujosos restaurantes que salpican la playa en la ciudad de Balikpapan. Y para dar con los capataces nativos hay que escudri?ar tras los cristales tintados de los ¨²ltimos modelos de todoterreno.

Hay ciudades donde el negocio perfecto es una empresa de sierras o de perforaciones

A mayor distancia, en Nueva York, Londres o Hong Kong, los especuladores de materias primas controlan el expolio sin tener que mojarse en el r¨ªo Sungai Mahakam. Este se ha convertido en una de las principales arterias por las que se desangra la tercera mayor isla del planeta, que, con 743.330 kil¨®metros cuadrados, tiene una superficie 1,5 veces la de Espa?a. Monstruosas embarcaciones locales se adentran hacia el interior cargadas con maquinaria pesada de ¨²ltima generaci¨®n, para regresar con sus bodegas repletas de materias primas (b¨¢sicamente madera y carb¨®n) que saciar¨¢n el hambre de Occidente y de las potencias emergentes, como China e India.

Los anillos que deja al descubierto la secci¨®n de los gruesos troncos que transportan, y que se convertir¨¢n en parqu¨¦ de lujo o en barato aglomerado, son reflejo de la historia de Borneo, el pulm¨®n de Asia y un rico ecosistema que est¨¢ enfermando a marchas forzadas. Por si la explotaci¨®n legal no fuera suficiente, el Banco Mundial estima que cada a?o se exportan ilegalmente materias primas por un valor de m¨¢s de 3.000 millones de euros. La ONG ecologista WWF a?ade otras cifras para explicar la devastaci¨®n: hasta 1950, el 96% de la isla era bosque primario, mientras que hoy s¨®lo queda el 44%. La destrucci¨®n no se frena, sino que aumenta su velocidad. Un 25% de la superficie selv¨¢tica ha desaparecido desde 1980, y en el conjunto de Indonesia, la deforestaci¨®n se sucede a un ritmo de dos millones de hect¨¢reas anuales, equivalentes al territorio de Holanda. Tambi¨¦n est¨¢n en peligro, y ya no hay vuelta atr¨¢s, los modos de vida de las etnias que hasta hace poco m¨¢s de dos d¨¦cadas hab¨ªan habitado la isla sin contacto con el mundo exterior.

Desde Samarinda, capital provincial ubicada en la costa este, son treinta interminables horas de viaje a bordo de un kapal biasa, un taxi de r¨ªo, hasta el somnoliento poblado de Long Iram. Este es uno de los centros m¨¢s importantes de la miner¨ªa del oro, situado en la frontera natural que los monstruos de acero tienen todav¨ªa dificultades para traspasar. Los pasajeros son indonesios en busca de Eldorado, llegados de todo el archipi¨¦lago. Los tel¨¦fonos m¨®viles y los ordenadores port¨¢tiles que emiten todo tipo de pitidos a bordo contrastan con los precarios palafitos que salpican las m¨¢rgenes del r¨ªo, en las que cocodrilos despistados hacen todav¨ªa alguna aparici¨®n ocasional. Empresas chinas, malasias, europeas, americanas, todos est¨¢n presentes en Balikpapan y Samarinda, ciudades en las que el negocio perfecto es una empresa de perforaciones o de sierras, cuando m¨¢s grandes, mejor.

A partir de Long Iram, el Sungai Mahakam, un r¨ªo que acaricia los 1.000 kil¨®metros de longitud, protege la jungla con furiosos r¨¢pidos que lo hacen navegable s¨®lo para peque?as canoas capitaneadas por nativos expertos. Parte de la densa vegetaci¨®n no ha sido a¨²n explorada por el ser humano, y todav¨ªa perviven algunos poblados de la etnia dayak, que hace tiempo dej¨® de coleccionar las cabezas de sus enemigos. Los hombres no tienen un cent¨ªmetro de piel sin tatuar, y las mujeres siguen dejando que sus orejas cuelguen hasta treinta cent¨ªmetros por el peso de los pendientes que las adornan. Pero para encontrarlos hay que navegar varias horas en canoa desde Long Iram.

En Borneo se refugian tantas especies animales y vegetales que WWF compara su diversidad a la de todo el continente africano. Y cada a?o se descubren en torno a 3.000 nuevas especies. Desafortunadamente, muchas de las catalogadas ya han desaparecido, y miles est¨¢n en peligro de extinci¨®n. Casos que captan la atenci¨®n de los medios son el tarsero (el primate m¨¢s peque?o del mundo), el orangut¨¢n, el delf¨ªn del Irrawady, la orqu¨ªdea negra o la Rafflesia (la flor m¨¢s grande de la Tierra). Pero la lista es interminable.

Las multinacionales sin escr¨²pulos explotan los recursos de la isla, cuyo territorio se dividen Indonesia, Malasia y el sultanato de Brunei, y la est¨¢n convirtiendo en un desierto. Cuando no pueden comprar al precio que exigen y con los fines que les conviene, no dudan en quemar la tierra para forzar la venta.

"El bosque primario es un ecosistema fr¨¢gil y extremadamente complejo en el que un peque?o cambio puede tener consecuencias catastr¨®ficas. La deforestaci¨®n a la que est¨¢ sometida Borneo es ya irreversible", explica Sundai Rajul, analista medioam?biental del parque nacional de Bukit Baka-Bukit Raya. Rajul prefiere no mencionar nombres de empresas por temor a represalias porque, como reconocen algunos de sus compa?eros, "muchas se comportan con el c¨®digo ¨¦tico de la Mafia".

Agus Damok ve con suma tristeza los efectos de sus actividades. Este hombre dayak fue gu¨ªa de grupos tur¨ªsticos hasta 1992, y ahora pasa los d¨ªas jugando al ajedrez y las noches ahogando sus penas en licor de palma. Dej¨® su poblado en 1984 para estudiar ingl¨¦s y trabajar en la ciudad de Melak, uno de los principales puertos del Sungai Mahakam. "Antes hab¨ªa turismo y eso tra¨ªa una riqueza que serv¨ªa para proteger el bosque, pero el terrorismo y las multinacionales nos han dejado sin trabajo y pronto acabar¨¢n con nuestra tierra". No hay espacio para el optimismo en sus palabras. "Hubo un momento en el que cre¨ªmos que frenar la devastaci¨®n era posible. Los ¨²ltimos d¨ªas del Ed¨¦n [pel¨ªcula dirigida en 1992 por John McTiernan y protagonizada por Sean Connery y Lorraine Bracco cuyo descolorido p¨®ster preside el sal¨®n de su sencilla vivienda] ayud¨® a crear conciencia a nivel internacional sobre la necesidad de proteger este tipo de ecosistema. Pero la memoria es corta y la avaricia puede, sobre todo cuando los gobernantes son corruptos y se venden por dos botellas de Chivas".

Agentes del parque natural de Danau Sentarum que prefieren mantener el anonimato se expresan en los mismos t¨¦rminos. "No hay falta de leyes, sino de medios para hacerlas valer. En muchos casos, hay tres o cuatro guardas forestales por miles de hect¨¢reas de terreno. As¨ª no se puede combatir a los cazadores furtivos. Pero el mayor problema es la corrupci¨®n en los gobiernos locales, que hacen la vista gorda cuando se pretende quemar la tierra para comprar la madera a precios muy bajos y forzar nuevos cultivos".

El humo est¨¢ siempre presente en Borneo. Generalmente, son peque?as columnas que denuncian en vano la ambici¨®n de peque?os agricultores en busca de nuevas parcelas, pero en ocasiones el fuego alcanza proporciones b¨ªblicas. El peor se vivi¨® en 1982, cuando fue provocado el mayor incendio del que hay constancia en el planeta: cuatro millones de hect¨¢reas quedaron reducidas a cenizas para abrir paso a otros cultivos intensivos. La situaci¨®n en la zona de Malasia y Brunei, al norte de la isla, es ligeramente mejor gracias al incremento de medios para proteger los bosques, pero Rajul asegura que "es obvio que no se cumple el acuerdo Coraz¨®n de Borneo, firmado en 2007 por los tres Estados que se reparten la isla para proteger 240.000 kil¨®metros cuadrados de jungla". Y pone un ejemplo: este a?o se ha aprobado en la parte malasia de la isla la construcci¨®n, a manos de la misma empresa china que ha levantado el complejo de las Tres Gargantas, de 12 presas que pretenden crear un corredor de energ¨ªa renovable, pero cuyo impacto social y medioambiental puede resultar catastr¨®fico.

En mayo de 2007, un grupo de 1.500 cient¨ªficos de 70 pa¨ªses redactaron un documento en el que calificaban la situaci¨®n de Borneo de "cr¨ªtica" y urg¨ªan a llevar a cabo acciones inmediatas. Sin embargo, poco se ha hecho hasta ahora. Seg¨²n Greenpeace, al ritmo actual, en 2022 el 98% del h¨¢bitat del orangut¨¢n, el bosque primario, habr¨¢ desaparecido. Pero el nativo Agus Damok lo tiene claro: "La Tierra seguir¨¢ girando despu¨¦s de que el ser humano se haya extinguido".