Deseos sin censura
Las fantas¨ªas er¨®ticas nocturnas revelan claves que no siempre significan lo que parecen. Los expertos ven en estas fabulaciones la escenificaci¨®n de conflictos ¨ªntimos o la compensaci¨®n de una vida sexual insatisfactoria
La paciente so?aba con un sombrero de ala ancha que se inclinaba hacia un lado. El sue?o se repet¨ªa. ?Deseo de aventura, de viajes ex¨®ticos, de un cambio de vida al sol? ?Un sombrero protector? No. Para aquella paciente, "ese sombrero representaba el aparato sexual masculino", afirma la psicoanalista madrile?a Pilar Rojas. Para aquella paciente, el sombrero era eso. Para otros puede ser algo diferente.
"Una cosa es la apariencia del sue?o, sea o no er¨®tico, y otra la interpretaci¨®n que puede d¨¢rsele", asegura Rojas. "Hay sue?os inocentes que encierran un sentido er¨®tico que hay que descifrar. El deseo no aparece siempre como tal en el sue?o porque se da cierta censura. Aunque el autocontrol disminuye mientras dormimos, lo inconsciente no suele acceder directamente a la conciencia, se disfraza", contin¨²a. "Ah¨ª est¨¢ la funci¨®n del an¨¢lisis. Lo que dice cada uno respecto al sue?o es lo que permite ir a la interpretaci¨®n", explica.
El objeto de deseo real no calma ni colma, seg¨²n la doctora Pilar Rojas
So?ar es una actividad personal e intransferible que "ha dejado de ser un misterio desde que Sigmund Freud public¨® La interpretaci¨®n de los sue?os. Cada sue?o revela su sentido a partir de las asociaciones libres del paciente durante la sesi¨®n de tratamiento", a?ade la psicoanalista de Barcelona Graziella Baravalle, integrante de la red asistencial UMBRAL.
Para los especialistas, los sue?os er¨®ticos no constituyen un "material" especialmente interesante: tienen la misma estructura que los dem¨¢s sue?os. En todos ellos "hay que distinguir entre el contenido manifiesto, que es el relato m¨¢s o menos comprensible o embrollado que hace el sujeto, y las ideas inconscientes que encierra", advierte Graziella Baravalle. Despu¨¦s viene la elaboraci¨®n on¨ªrica, un proceso que implica transformar las ideas inconscientes en fragmentos m¨¢s o menos inconexos, frases, cuadros visuales... La funci¨®n del an¨¢lisis es restablecer la conexi¨®n entre estos elementos. "Por ejemplo, la sensaci¨®n en el sue?o de estar paralizado puede representar una contradicci¨®n entre dos impulsos, un conflicto de voluntades", prosigue. No obstante, hay sue?os, "como los de los ni?os peque?os, cuya censura o conciencia moral est¨¢ a¨²n poco desarrollada, que apenas muestran diferencias entre el contenido manifiesto y las ideas latentes: si han deseado comer una golosina prohibida, pueden so?ar que se atiborran de ella", se?ala la psicoanalista de Barcelona.
Sin duda, los sue?os nocturnos propician otra vida. Casi una doble vida a menudo fabulosa, porque quien sue?a no necesita facturas para viajar ni repara en limitaciones. Dentro del sue?o es posible crear pel¨ªculas de todo g¨¦nero. Pero en la mayor¨ªa reina el caos y una ficci¨®n desbocada que trata de inspirar un gui¨®n que roza lo absurdo. Historias ef¨ªmeras de las que no queda rastro cuando llega la vigilia. Se haya gozado o no, solo queda un filamento de ese sue?o, una imagen que se desvanece con el d¨ªa. El que sue?a no deja de ser un desconocido para s¨ª mismo. Rojas asegura, adem¨¢s, que los sue?os er¨®ticos son frecuentes en la edad adulta, aunque apenas los recordemos. "No hay demasiadas diferencias entre mujeres y hombres al so?ar", precisa. Aunque el hombre puede darle la vuelta y expresar el deseo sexual a trav¨¦s de la ambici¨®n. El ejemplo cl¨¢sico es el del caballero que pelea para ganar y de paso conquistar a la dama. Por otra parte, "en las mujeres hist¨®ricamente la sexualidad ha estado prohibida u oculta. La mujer tiene que pensar lo sexual, y por tanto en ella la censura pesa m¨¢s", precisa Rojas.
Los sue?os repetitivos producen inquietud al que tropieza cada noche con ellos. "Estos sue?os esconden claves que hablan de nuestros estados internos y de todo lo que se cocina m¨¢s all¨¢ de la mente consciente. Aquello que no ha quedado resuelto o deber¨ªa resolverse en nuestra vida, aquello que hemos convertido en deseo y que hemos reprimido, adquiere una forma simb¨®lica de expresarse", se?ala el psic¨®logo y escritor Xavier Guix. "Todo lo referente a la sexualidad suele pasar por el filtro de nuestra conciencia moral, por lo que la lucha ente el impulso y su represi¨®n acaba siendo liberada a trav¨¦s del sue?o", prosigue.
Hay quien ve en los sue?os er¨®ticos una compensaci¨®n de la realidad, "pero si fuera as¨ª nuestros sue?os se parecer¨ªan a las mil?y una noches", puntualiza Guix. La funci¨®n del sue?o es ordenar la informaci¨®n de?los m¨²ltiples est¨ªmulos recibidos?a lo largo del d¨ªa. Mientras dormimos, el ordenador central de nuestro cerebro procesa esa informaci¨®n, lo que produce un efecto de liberaci¨®n del inconsciente m¨¢s que de compensaci¨®n. "Lo que no est¨¢ claro es si tambi¨¦n se procesan nuestros deseos, necesidades y?miedos", matiza. Miedos y deseos que "al mezclarse con lo vivido durante el d¨ªa forman una pel¨ªcula de lo m¨¢s surrealista". No en vano las personas que duermen poco "tienden a tener dificultades de concentraci¨®n y memoria por no haber procesado bien la informaci¨®n durante la noche", prosigue Guix.
"En todo sue?o, lo que est¨¢ en juego es el deseo. Un deseo inconsciente. No dejamos de desear, incluso aunque exista pareja: el objeto de deseo real no calma ni colma", asegura Pilar Rojas. "Las emociones del d¨ªa a veces se prolongan en el sue?o e incluso corrigen algunos descalabros diurnos, pero es algo aleatorio, no siempre se puede planificar. En todos los sue?os hay restos del d¨ªa, algo de la actualidad, pero lo que importa es detectar el deseo que asoma". Deseos transgresores que no chocan tanto con lo pol¨ªticamente correcto como con lo que cada cual se tolera a s¨ª mismo. "Uno puede tener fantas¨ªas con su vecina o con un sex symbol sabiendo que eso no ocurrir¨¢ en la realidad, pero hay otro tipo de fantas¨ªas que ni siquiera te las permites", a?ade Rojas. "Hay gente que se asusta del contenido de algunos sue?os o de lo que puedan representar. Gente que tiene insomnio porque no tolera so?ar o se despierta apesadumbrado", sostiene la psicoanalista.
Sustituir la pareja habitual (o inexistente) por una figura famosa es algo extendido. "Incluso hay quien hace dichas sustituciones estando despierto, mientras hace el amor", se?ala Xavier Guix. "Es una manera de garantizar un nivel ¨®ptimo de excitaci¨®n y puede quedar simplemente en eso". Dentro del sue?o "tiene un efecto liberador de deseos, lo mismo que imaginarse hacerlo con alguien que no te atrae puede tener un efecto represor. Tambi¨¦n en aquellos que detestamos podemos identificar nuestras sombras, lo que no queremos ver de nosotros mismos", contin¨²a. De cualquier modo, Guix trabaja los sue?os identificando a la persona con cada elemento so?ado. "Esos elementos son partes de uno mismo en conflicto y deben confrontarse. Que el tema sea el sexo, es solo una simbolog¨ªa que, al ser compleja de interpretar, puede generar inquietud".
Baravalle distingue varias clases de sue?os: "Por un lado, los que muestran un deseo no reprimido por la conciencia que se ha quedado sin realizar", categor¨ªa en la que entrar¨ªan los sue?os infantiles y algunos er¨®ticos. Adem¨¢s, hay sue?os que exteriorizan de forma disfrazada un deseo reprimido: son incomprensibles si no se analizan ante un profesional. Y por ¨²ltimo, un tercer grupo que representan un deseo reprimido sin disfraz. Estos ¨²ltimos suelen resultar insoportables para quien los sue?a e inducen a despertar. Y a?ade: "Los sue?os, en ¨²ltima instancia, son la realizaci¨®n de deseos ed¨ªpicos reprimidos. Aunque no por eso dejan tambi¨¦n de representar otro tipo de deseos: de riqueza, prestigio o poder".
Cuando alguien ama y no es correspondido, sus sue?os er¨®ticos "s¨ª pueden paliar una vida sexual nula o pobre", concede Baravalle. "Aunque esa gratificaci¨®n s¨®lo dure lo que el sue?o". La psicoanalista sostiene que aunque en la sociedad actual hay menos represi¨®n sexual consciente, "eso no implica siempre ni necesariamente un bienestar emocional", subraya, ya que "el sexo no es independiente del amor, aunque pueda practicarse sin ¨¦l".
Para enredar algo m¨¢s el mapa on¨ªrico, la paradoja es que hay sue?os er¨®ticos aparentemente claros que se refieren a personas distintas de las que aparecen. Y algo m¨¢s dif¨ªcil: "Hay sue?os en los que a trav¨¦s del disfraz del amor se puede representar el odio por inversi¨®n", indica Baravalle.
En suma, no podemos escribir el gui¨®n de nuestros sue?os, pero los estados intermedios entre el sue?o y la vigilia permiten cierta autor¨ªa. "Las enso?aciones s¨ª pueden ser compensatorias", dice Guix. "Al llegar la noche, unos dan gracias por lo vivido y otros, ante la inminencia de sentirse vac¨ªos, intentan compensarlo con fantas¨ªas. Refugiarse en el deseo libera miedos, aunque no los resuelva. Pero puede ser simplemente una forma de relajarse" antes de dormir.
El cuerpo es el espejo
El cuerpo es el campo de batalla en el que se desarrolla la pugna diaria entre deseos y obligaciones. El espejo que refleja la doble huella del placer y la tensi¨®n. "Mi l¨ªnea de trabajo es la psicoemocional, y de acuerdo con ella lo que ocurre en el campo ps¨ªquico se traduce en el cuerpo, y al rev¨¦s", afirma Miguel ?ngel Redondo, psic¨®logo especializado en psicoterapia bioenerg¨¦tica. "Veo en la consulta a gente con una gran tensi¨®n muscular, y eso suele tener bastante relaci¨®n con la satisfacci¨®n sexual", explica. "Cuando alguien siente deseo y vive un periodo de tensi¨®n y de abstinencia sexual, los sue?os er¨®ticos pueden ser un escape, una liberaci¨®n. Si esa tensi¨®n no se resuelve en la vigilia, salta en el sue?o, aunque no seamos conscientes", asegura.
Admite que "hay gente que no tiene relaciones sexuales frecuentes y que no transmite tensi¨®n, porque canaliza su energ¨ªa hacia el trabajo o la creaci¨®n". Pero hablando desde el cuerpo y sus manifestaciones, "as¨ª como la zona del cuello representa el control y act¨²a como el faro del cuerpo, la pelvis es la sexualidad. Cuando la regi¨®n p¨¦lvica aparece contra¨ªda, los sue?os er¨®ticos pueden ayudar a descargar esa tensi¨®n. Si solemos recordarlos es justamente porque el cuerpo percibe esa fabulaci¨®n y esa liberaci¨®n y la gente se despierta", a?ade. Las terapias bioenerg¨¦ticas que aplica a sus pacientes persiguen esa liberaci¨®n de energ¨ªa. Adem¨¢s de trabajar en su consulta, imparte cursos en la Fundaci¨®n Tomillo. Piensa que hombres y mujeres persiguen lo mismo con este tipo de sue?os. Lo que cambia es su contenido: los hombres suelen so?ar con mujeres desconocidas y deseables. Y las mujeres prefieren amantes conocidos y cercanos en sus fantas¨ªas, seg¨²n afirma.
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