Sus se?or¨ªas, ?reciclen!
El Congreso de los Diputados carece de un plan medioambiental para reducir el consumo energ¨¦tico de los edificios y ahorrar recursos. Se han tomado algunas medidas aisladas, pero no hay datos de los resultados. Otros parlamentos est¨¢n m¨¢s concienciados
En 2005, Manuel Mar¨ªn, el entonces presidente del Congreso, cogi¨® el toro verde por cuernos: puso en marcha un ambicioso plan de digitalizaci¨®n de los miles de documentos que produc¨ªa la C¨¢mara. Quiso decir adi¨®s a las carretillas cargadas con kilos de papel que recib¨ªa cada diputado en las juntas de portavoces, a los telegramas para citarlos a los plenos, al despilfarro. Tres a?os despu¨¦s, en pleno verano, el ministro de Industria, Miguel Sebasti¨¢n, se quit¨® la corbata en el hemiciclo haciendo alarde de su conciencia ecol¨®gica. El objetivo: denunciar el derroche de aire acondicionado. En 2010, la temperatura sigue inalterable (una media de 23 grados). "Aqu¨ª dentro estamos viviendo un verano muy fr¨ªo", constata Joan Herrera, diputado de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV).
La pol¨ªtica de sostenibilidad del Congreso contin¨²a dependiendo de iniciativas parciales. A diferencia de Parlamentos como el andaluz y el gallego, carece de un plan medioambiental que marque unos objetivos de eficiencia concretos, y no cuantifica el ahorro y las mejoras que han podido producir las medidas que han tomado. "Es un problema de la pol¨ªtica del pa¨ªs, no solo del Congreso. Hay una ret¨®rica ambiental que no se traslada a la pr¨¢ctica", sostiene Herrera.
Alguna intenci¨®n existe. En 2006, el Congreso puso en marcha una serie de actuaciones centradas en la sustituci¨®n de los equipos de iluminaci¨®n y en la renovaci¨®n de los sistemas de climatizaci¨®n. De momento, se han cambiado las l¨¢mparas hal¨®genas por otras de bajo consumo en las cuatro ampliaciones del complejo y en la primera planta del Palacio, espacio donde se ubica el hemiciclo. "Hemos de ser austeros. Lo que funciona no lo renovamos hasta que se estropea", se justifica Teresa Cunillera, diputada del PSOE y vicepresidenta de la Mesa, el ¨®rgano de gesti¨®n de la C¨¢mara. Este organismo aprob¨® la legislatura pasada por unanimidad una amplia propuesta de IU-ICV para mejorar el comportamiento medioambiental del Parlamento, que inclu¨ªa desde el reciclaje de todos los residuos hasta la detecci¨®n de zonas con exceso de iluminaci¨®n y la realizaci¨®n de ecoauditor¨ªas. Iniciativa que se qued¨® en ret¨®rica.
"Lo que m¨¢s me sorprendi¨® cuando llegu¨¦ aqu¨ª fue el derroche de luz. Si te paseas por el Parlamento, todo est¨¢ encendido el d¨ªa entero, incluso salas de reuniones vac¨ªas", cuenta Carlos Floriano, portavoz del PP en la Comisi¨®n de Medio Ambiente del Congreso. Con las pantallas de los ordenadores pasa lo mismo. Nunca se apagan. Cientos de monitores permanecen en stand-by la jornada completa. El consumo de los equipos electr¨®nicos en modo reposo supone entre el 5% y el 16% del consumo total de un edificio, seg¨²n la Agencia Internacional de la Energ¨ªa.
Es una cuesti¨®n de h¨¢bitos arraigados a los que es complicado dar la vuelta, sobre todo, sin pol¨ªticas de formaci¨®n adecuadas. Cunillera reconoce que no se llevan a cabo campa?as de concienciaci¨®n ni entre empleados ni entre diputados. Aun as¨ª, la vicepresidenta de la Mesa cree que la sensibilidad ecol¨®gica esta ah¨ª porque "los ni?os hoy en d¨ªa est¨¢n muy concienciados y acaban transmiti¨¦ndoselo a sus padres".
En los Parlamentos de Andaluc¨ªa y Galicia la formaci¨®n del personal es una de las prioridades de su pol¨ªtica medioambiental. "Porque es un trabajo de todos", recuerda Mariano C¨¢rdenas, jefe del servicio de mantenimiento del Parlamento de Andaluc¨ªa. Organizan conferencias y jornadas, mandan mensajes a los tel¨¦fonos de sus empleados incit¨¢ndoles a comportamientos responsables, redactan gu¨ªas de buenas pr¨¢cticas, fomentan el uso del papel por las dos caras, todo el mundo tiene a su alcance un contenedor de papel, pl¨¢sticos y latas, entre otras medidas. "Debe ser f¨¢cil. Porque como se ponga complicado...", reflexiona C¨¢rdenas.
En el Congreso de los Diputados existe un contenedor de papel por planta, alejado de la mayor parte de los puestos de trabajo, y al lado de cada impresora hay una caja para recoger el t¨®ner. El portavoz de Medio Ambiente del PP reconoce que tira el papel usado a la papelera normal y que no sabe ad¨®nde va. Seg¨²n ICV, es un comportamiento extendido no solo entre los 350 diputados, sino entre los m¨¢s de 1.000 trabajadores de la C¨¢mara.
Los esfuerzos del Parlamento andaluz y gallego dan sus frutos. En la C¨¢mara andaluza se ha reducido en tres a?os el uso de papel en un 30%, y del que se utiliza, m¨¢s del 70% es reciclado. En la gallega, m¨¢s del 10%. En la C¨¢mara baja no existen datos del papel que se recicla, ni del ahorro que se pueda haber producido. Tampoco se compra papel reciclado. El comportamiento verde de las instituciones andaluza y gallega no es casual. Ambas est¨¢n adscritas al Reglamento Comunitario de Gesti¨®n y Auditoria Ambiental (EMAS). Son las ¨²nicas en Espa?a. Esta normativa voluntaria de la Uni¨®n Europea reconoce un compromiso de mejora continua que se verifica con auditor¨ªas independientes. "F¨¢cil no es. Arrancamos hace cuatro a?os y fue muy duro, pero es cuesti¨®n de ponerse, como todo", constata C¨¢rdenas, encargado de implementar el sistema en Andaluc¨ªa.
Lo primero, antes de plantearse unos objetivos, es determinar de d¨®nde se parte. ?ngela Leal, responsable de sistemas de gesti¨®n de la consultor¨ªa Proinca, ayud¨® al Parlamento andaluz a conocer su situaci¨®n. Para ello, llev¨® a cabo un an¨¢lisis medioambiental que incluy¨® consumos, residuos, vertidos, veh¨ªculos utilizados, emisi¨®n de CO2 del edificio, entre otras mediciones. "Cuando llegamos no hab¨ªa nada y ahora el procedimiento est¨¢ completamente consolidado. Es importante creer en ello y aqu¨ª lo hacen", explica Leal.
Del Congreso sale la normativa medioambiental que se exige a los ciudadanos. De puertas adentro, la situaci¨®n es distinta. Hace ya dos a?os, Miguel Sebasti¨¢n se quit¨® la corbata en el hemiciclo para denunciar el derroche en aire acondicionado. Su ministerio, Industria, recomienda que no se baje de los 24 grados. Seg¨²n un portavoz de la C¨¢mara, la temperatura se sit¨²a alrededor de los 23 grados en las salas de reuniones. La refrigeraci¨®n se mantiene inalterable est¨¦n ocupadas o no, y la sensaci¨®n al entrar en algunas es de un fr¨ªo intenso. Si, como dec¨ªa el ministro, se subiera un grado, disminuir¨ªa un 7% el gasto en electricidad al a?o. Una reducci¨®n nada desde?able, teniendo en cuenta que, seg¨²n los datos del Parlamento andaluz, "el 80% del gasto el¨¦ctrico se va en aire acondicionado". En la zona de oficinas la climatizaci¨®n se regula de forma manual, aunque est¨¢ acotada entre 21 y 26 grados. Lo que lleva, como en otros muchos lugares de trabajo, a la aparici¨®n de improvisados parapetos hechos con folios y celo que bloquean las salidas del aire.
Otra cuesti¨®n es el papel. Cuando Mar¨ªn comenz¨® la digitalizaci¨®n de los documentos que produc¨ªa la C¨¢mara, algunos diputados le recriminaron que, eliminando el papel, "les estaba privando de un instrumento de trabajo y limitaba sus derechos". Cinco a?os despu¨¦s, las cosas no han cambiado demasiado. La vicepresidenta de la Mesa dice que "la reducci¨®n en el consumo de papel se empezar¨¢ a notar m¨¢s a largo plazo". De hecho, aunque las actas de las comisiones est¨¢n colgadas en la Red cuando los diputados llegan a la sala de reuniones, les esperan tambi¨¦n en papel. "All¨ª est¨¢n m¨¢s de 20 copias de entre 30 y 40 folios cada una. Es una cuesti¨®n de h¨¢bitos. A la gente le da seguridad tenerlo en papel, que, al menos, podr¨ªa ser reciclado", cuenta Floriano. Aun as¨ª, poco a poco, se intenta invertir la tendencia. Las convocatorias se env¨ªan por correo electr¨®nico o SMS y se ha implantado el registro electr¨®nico. Cunillera destaca la importancia de esta ¨²ltima medida y pone un ejemplo: "En lo que llevamos de legislatura hemos recibido m¨¢s de 17.000 preguntas, que ahora se tramitan por Internet, mientras que antes lo hac¨ªan en papel".
La Mesa da ejemplo. Sus miembros ya no utilizan documentos impresos, y el siguiente paso es eliminarlos de la Junta de Portavoces. "A m¨ª ya no me pasan ning¨²n papel, otra cosa es que la gente imprima algo", dice Cunillera. Sin embargo, el Congreso desconoce cu¨¢nto papel recicla. Una empresa del Ayuntamiento de Madrid se encarga de recogerlo, pero, al dar servicio a m¨¢s instituciones p¨²blicas, no tiene datos concretos de este organismo. "El objetivo es un Parlamento sin papeles. No nos fijamos en los porcentajes, sino en las acciones en las que se van eliminando", apunta la vicepresidenta.
La pol¨ªtica de ahorro de agua del Congreso se limita a la instalaci¨®n de cisternas de doble tirada, aunque todav¨ªa quedan ba?os sin remodelar. Su consumo anual de agua asciende a 56.510 metros c¨²bicos, el equivalente a lo que gasta una ciudad de 300.000 habitantes (como Gij¨®n) al d¨ªa. En el Parlamento gallego existe un plan concreto que incluye, adem¨¢s, la sustituci¨®n de todos los grifos por otros que reducen un 30% el caudal consumido. Andaluc¨ªa solo utiliza agua potable en los lavabos y en fuentes para beber. El resto -para la refrigeraci¨®n y para regar- proviene de varios pozos.
Otro de los elementos clave de la gesti¨®n medioambiental es la aplicaci¨®n de una pol¨ªtica de compras y contrataciones sostenibles. En los pliegos de condiciones de los concursos, el Parlamento exige a las empresas el cumplimiento de la norma ISO 14001, que las obliga a optimizar su gesti¨®n de recursos y residuos, a reducir los impactos ambientales negativos derivados de su actividad o aquellos riesgos asociados a situaciones accidentales. Los 17 veh¨ªculos oficiales de la C¨¢mara son de gasolina y de gas¨®leo. Cuando los renueven, Cunillera garantiza que aplicar¨¢n los criterios de compra sostenible que garantizar¨¢n su bajo consumo. No les queda otra. Una directiva del Parlamento Europeo obliga a las autoridades p¨²blicas a tener en cuenta no solo el precio, sino tambi¨¦n el impacto medioambiental de los veh¨ªculos que compren a partir de mediados de 2010.
En ocasiones, las mejoras verdes chocan con la protecci¨®n hist¨®rica de los espacios. En el edificio de Palacio de Patrimonio Nacional y protegido, es imposible instalar placas solares. Los ¨²nicos bloques del complejo madrile?o que disponen de esta energ¨ªa renovable son las ampliaciones III y IV, pero no las dos restantes, y no hay intenci¨®n de instalar m¨¢s.
Con protecci¨®n o sin ella, conseguir lugares p¨²blicos sostenibles requiere en primer lugar un inter¨¦s real por parte de los pol¨ªticos. Despu¨¦s llega la elaboraci¨®n de unos planes minuciosos en los que se analice la situaci¨®n de la que se parte, se detecten las deficiencias y se definan unas estrategias con objetivos y plazos concretos de cumplimiento. Sin olvidar que una auditor¨ªa independiente debe confirmar la veracidad de los datos que se dan. "En el Congreso el medioambiente no es una prioridad. Hay que cambiar la mentalidad, porque tenemos que dar ejemplo", concluye Herrera.
Bello por fuera, sostenible por dentro
En la remodelaci¨®n del Parlamento alem¨¢n, en Berl¨ªn, el arquitecto Norman Foster ten¨ªa claro que los requisitos medioambientales eran uno de los grandes protagonistas. Quer¨ªan la C¨¢mara m¨¢s verde y lo consiguieron. El resultado es un edificio que combina belleza con diferentes fuentes de energ¨ªa renovables, que disminuyen las emisiones de carbono. Su impresionante c¨²pula futurista de vidrio y acero es algo m¨¢s que un elemento arquitect¨®nico. Est¨¢ concebida de tal forma, que sus 360 espejos, colocados en forma de embudo gigante y conocidos popularmente como "trompa", reflejan la luz natural para iluminar la sala de plenos. Adem¨¢s, est¨¢ equipada con un sistema de ventilaci¨®n mec¨¢nica que consiste en empujar el aire caliente ya usado hacia arriba, mientras se aprovecha su energ¨ªa t¨¦rmica residual para calentar el edificio. Todos los motores y las calderas se alimentan con biodi¨¦sel extra¨ªdo de la colza, y en el tejado del Parlamento y de otros edificios adyacentes se han instalado 3.600 metros cuadrados de placas fotovoltaicas. La climatizaci¨®n tambi¨¦n es para nota: almacena fr¨ªo o calor en el subsuelo, a 300 metros de profundidad, que utiliza cuando lo necesita.
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