Palabras desiguales
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Son tantos los apremios que sufre la poblaci¨®n del mundo, tan reiteradas las injusticias y abusos de quienes est¨¢n m¨¢s desvalidos y expuestos, que hablar desde un punto de vista literario de la herencia de la desigualdad puede resultar para algunos lectores de esta nota algo muy secundario, carente de urgencia y dramatismo.
Aun previendo esta observaci¨®n no puedo dejar de abrir el tema en esta ocasi¨®n de concentrado y amplio inter¨¦s sobre el tema de la desigualdad. Me refiero a las deficiencias en la expresividad y en el uso de la lengua que fatalmente en circuitos reiterativos educacionales van condenando a seres de inspiraci¨®n, ansias creativas y talento. A ghettos de prejuicios.
"Hablar mal reduce las posibilidades de crecimiento"
La manera de expresar, de expresarse, define con abrupta inmediatez la posibilidad que tiene un ser humano de funcionar en tareas que supuestamente son de ¨¦lite y aparta a aquellos con deficiencias expresivas de trabajos en esferas sofisticadas de decisi¨®n. A las personas incapaces de un manejo eficaz del lenguaje se los ubica en roles secundarios de la escala social.
El lenguaje en Am¨¦rica Latina es un modo de ejercer el poder. Los humoristas han acertado a definir esta situaci¨®n, que no por graciosa, es menos dram¨¢tica. Los que hablan bien, aun cuando lo que digan sean ensaladas de lugares comunes o frases de desinspirada ret¨®rica, tienen una ventaja sobre aquellos que emplean la lengua casi como un castigo sumiso.
La petulancia patronal, los c¨®digos de un hablar engolado, los pasaportes sociales t¨¢citos de comunidades forjadas en colegios de elite se agrupan fluidamente en Latinoam¨¦rica para formar clanes de poder.
El pobre, aquel hombre o mujer, que va a colegios de escasos recursos, siente el lenguaje no como un instrumento que le permitir¨¢ lograr sus anhelos y mejorar su situaci¨®n econ¨®mica, sino como un barrera cuyos c¨®digos de seducci¨®n no domina.
Es cierto que los mensajes escuetos que circulan en la red fomentan y propician el mal uso de la lengua: la formulaci¨®n de sentimientos e ideas complejas aparecen trituradas en la emisi¨®n de f¨®rmulas escuetas. Estas, casi inevitablemente, conducen al lugar com¨²n.
Los pobres, hablando en internet y sus variados g¨¦neros, se hacen la ilusi¨®n de que est¨¢n accediendo a una sociedad democr¨¢tica. La potencia del lenguaje se adelgaza en festivales de lugares comunes. Nos entretenemos hablando mientras las eficientes estructuras unidas en modos de decir distinguido ocupan los grandes espacios del poder econ¨®mico y comunicacional.
Las personas de lenguaje escueto y formulaciones inexpresivas suelen se satirizadas y rehumilladas en los medios de comunicaci¨®n. Puesto que se est¨¢ educando a los sectores vulnerables y despose¨ªdos para que cumplan funciones menores de fuerza de trabajo en la sociedad nadie, salvo profesores m¨¢rtires, se abocan al tema de ense?ar a hablar y de hacer que el lenguaje posea fuerza expresiva y poder de comunicaci¨®n.
Es muy dif¨ªcil salir del c¨ªrculo fat¨ªdico de la inexpresividad una vez que te aturden en la escuela con el pragmatismo reductor que quiere de ti s¨®lo un sirviente. Por ning¨²n lado se ve una acci¨®n imaginativa, ni en los gobiernos m¨¢s progresistas, por abordar este asunto. La desinspiraci¨®n y el desinter¨¦s es casi total. Son muy pocos los milagros aislados de los que aqu¨ª y all¨¢ tengo noticias.
Hablar mal, comunicarse sin expresi¨®n ni convicci¨®n, con temor al lenguaje, cuyo poder siente que est¨¢ en otros, en estratos inalcanzables, reduce las posibilidades de crecimiento de los individuos los hace v¨ªctima de la desigualdad. Hay que aportar ideas para rescatar a los ni?os m¨¢s vulnerables de esta situaci¨®n. Es tradicional que los artistas, los escritores, los actores, por su especial sensibilidad sientan gran afecto hacia la gente m¨¢s despose¨ªda. Ellos son los seres m¨¢s dotados para la comunicaci¨®n. Ejercen el lenguaje con belleza y credibilidad.
Es la hora de una alianza pr¨¢ctica entre los artistas y la gente. No basta con animarlos y entretenerlos desde las pantallas de cine, los libros y la televisi¨®n. Propongo que org¨¢nicamente los artistas, los estudiantes de Bellas Artes, de Teatro, entren en los programas de educaci¨®n primaria. Desde la m¨¢s tierna edad tiene que haber un c¨¢tedra de expresividad que ayude de una vez por todas a romper la sagrada alianza entre el poder econ¨®mico y la educaci¨®n de ¨¦lite.
Por cierto, dir¨¢n que dadas las urgencias, esto es superfluo. Yo pienso que no. Que la verdadera capacidad de comunicar no es un lujo sino una necesidad. Pero para llegar a esto los ministros de cultura no s¨®lo deber¨ªan ser funcionarios sino activistas. La educaci¨®n sin habla, el lenguaje mudo, le sirve a los grupos de poder que deshumanizan a sus pueblos limit¨¢ndolos a la afasia.
Por una alianza entre la bella locuacidad de los artistas y los ni?os de Am¨¦rica Latina: a decirlo todo. Viva la complicidad entre la marginalidad de los artistas y los pobres. Renovemos los planes de educaci¨®n desde la escuela primaria. Que el lenguaje rompa al menos una de las mec¨¢nicas de la desigualdad.
Antonio Sk¨¢rmeta, escritor chileno
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