?Ayudaban a los ancianos los prehist¨®ricos de Atapuerca?
Unos f¨®siles de hace m¨¢s de 500.000 a?os de un hombre mayor con lesiones de espalda sugieren que sobrevivi¨® gracias al altruismo de sus cong¨¦neres
Un hombre mayor que vivi¨® en la Sierra de Atapuerca (Burgos) hace m¨¢s de medio mill¨®n de a?os, sufr¨ªa unas graves lesiones de espalda que le har¨ªan caminar encorvado y le impedir¨ªan desplazarse por los intensos dolores, es decir, que no podr¨ªa cazar, algo importante para sobrevivir en aquella sociedad prehist¨®rica. As¨ª lo indican los huesos fosilizados de aquel individuo prenenadertal recuperados en el yacimiento de la Sima de los huesos. Los cient¨ªficos creen que son lesiones juveniles, del desarrollo, y se preguntan si dependi¨® su supervivencia hasta la avanzada edad -para aquella gente- de 45 a?os o m¨¢s gracias al altruismo de sus cong¨¦neres, que le ayudar¨ªan o alimentar¨ªan. "Este hombre o no se mov¨ªa del sitio, o usaba un bast¨®n, o recib¨ªa ayuda de otros, si com¨ªa carne era porque otros se la daban y si se desplazaba era porque otros le asist¨ªan", conjetura cient¨ªfico Alejandro Bonmati.
La investigaci¨®n se basa en una pelvis f¨®sil descubierta en la Sima de los Huesos hace m¨¢s de diez a?os y bautizada Elvis, m¨¢s cinco v¨¦rtebras halladas fragmentadas en el yacimiento en diferentes campa?as y que ahora se han podido reconstruir y asociar al mismo individuo por las peculiares patolog¨ªas del individuo. Los cient¨ªficos, incluidos los tres codirectores de Atapuerca (Juan Luis Arsuaga, Jose¨¢ Mar¨ªa Berm¨²dez de Castro y Eudald Carbonell) presentan su trabajo en la revista Proceedings de la Academina Nacional de Ciencias (EE UU).
Bonmati, investigador del Centro de Evoluci¨®n y Comportamiento Humanos UCM-ISCIII, explica que a la vista de la pelvis y las cinco v¨¦rtebras se han podido determinar dos patolog¨ªas: una deformidad lumbar, desplazamiento de las v¨¦rtebras una respecto a otra, lo que genera un desgaste an¨®malo de los discos intervertebrales, y artrosis interespinosa (enfermedad de Baastrup). "Este individuo tendr¨ªa el centro de equilibrio desplazado, as¨ª que estar¨ªa encorvado y sufrir¨ªa unos dolores muy intensos", a?ade el investigador.
En cuanto a las causas de estas lesiones, los investigadores no han encontrado en los f¨®siles analizados rastros de fracturas, ni siquiera antiguas y soldadas, y o hay rastros de traumas, "aunque no se puede descartar", dice Bonmati. "Pensamos que esos problemas en la espalda vertebral se originar¨ªan en un defecto de desarrollo que se ir¨ªa agravando con el paso de los a?os". El investigador destaca, adem¨¢s, que el hombre tendr¨ªa un cuerpo voluminoso y que el tipo de vida de aquellos individuos ser¨ªa muy dura.
El hallazgo abre la puerta a hip¨®tesis y conjeturas sobre la vida social de la poblaci¨®n de Atapuerca de hace algo m¨¢s de 500.000 a?os. As¨ª, Bonmati apunta que se van poco a poco acumulando indicios de la complejidad del comportamiento del grupo de aquellos humanos, incluida la ayuda entre ellos para sobrevivir.
Con el estudio de la pelvis Elvis, descubierta en 1994 y expuesta ahora en el Museo de la Evoluci¨®n Humana (Burgos) los cient¨ªficos han hecho nuevos an¨¢lisis comparados tanto de huesos f¨®siles como de humanos actuales y concluyen que las diferencias entre sexos de aquellos preneanderales son similares a las de los hombres y mujeres ahora, lo que permite sostener la hip¨®tesis de que las mujeres de aquella especie remota y extinta sufrir¨ªan tambi¨¦n partos dif¨ªciles. En la Sima de lo shuesos se han encontrado ya miles de huesos preneandertales de al menos 28 individuos de ambos sexos y todas las edades.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.