Los propagandistas cat¨®licos se conjuran para reconquistar Espa?a para la fe

"Despu¨¦s de decenios, siglos, en los que los cristianos han luchado contra la descristianizaci¨®n, y en el contexto de neopaganismo actual, la fe no puede permanecer a la defensiva", ha proclamado este mediod¨ªa Joaqu¨ªn Navarro-Valls, ex director de la Oficina de Prensa y Portavoz de la Santa Sede con el papa polaco Juan Pablo II. Lo dijo en la clausura del congreso celebrado en Madrid por la Asociaci¨®n Cat¨®lica de Propagandistas (ACdP) y la Fundaci¨®n San Pablo CEU. Avalados por la asistencia de unas 1.300 personas, los miembros de la asociaci¨®n fundada hace un siglo por el cardenal ?ngel Herrera Oria se declaran en un manifiesto "firmes en la misi¨®n y confirmados en la fe", para entregarse "sin reservas a la apremiante tarea de la nueva evangelizaci¨®n, ya, sin dilaci¨®n, ?ahora!".

Seg¨²n Navarro-Valls, el cristianismo "ya no debe ser visto como una tradici¨®n que sobreguardar, sino como la perspectiva de una vida futura que hay que recrear". La pregunta que hoy ha de interpelar a los creyentes no es "si el cristianismo sabr¨¢ sobrevivir", sino si sabr¨¢ "expandirse de nuevo", a?adi¨®.

Sobre las dificultades de esa misi¨®n evangelizadora, el ex portavoz del Vaticano asumi¨® que la tarea "encierra sus dificultades, dado el presente contexto cultural", con alusi¨®n expresa "al relativismo imperante", que defini¨® como la "tendencia a construir la propia certeza al margen de la verdad". En ese escenario, la principal fuerza del cristiano debe ser la autenticidad. "Cuando el cristiano se comporta como cristiano convence siempre", afirma.

El manifiesto final del duod¨¦cimo congreso de los propagandistas cat¨®licos, con el t¨ªtulo Firmes en la fe y en la misi¨®n, se duele del "fuerte secularismo ambiente", para concluir con esta reflexi¨®n sobre la laicidad reinante. "Afirmamos la laicidad del Estado rectamente entendida como la autonom¨ªa natural que a ¨¦ste corresponde en su ¨¢mbito, civil y pol¨ªtico, frente a las esfera religiosa y eclesial (?nunca respecto del orden moral!). La aut¨¦ntica positiva laicidad no s¨®lo no constituye obst¨¢culo a la p¨²blica afirmaci¨®n de Dios -cuyo nombre hemos de hacer resonar de nuevo gozosamente en el ¨¢mbito p¨²blico, bajo los cielos de Europa y en todo el mundo-, sino que es, por el contrario, exigencia, condici¨®n y garant¨ªa del efectivo y pleno ejercicio de la libertad religiosa por parte de todos en condiciones b¨¢sicas de igualdad".