?Por qu¨¦ descienden los abortos en Espa?a?
Cuando una mujer inmigrante llega a Espa?a intenta ante todo sobrevivir. Entendiendo por sobrevivir encontrar un trabajo, establecer contactos, buscar un lugar donde quedarse... Pasando todo lo dem¨¢s en ese momento de llegada a ser secundario. Y entre esos elementos secundarios no cabe duda alguna de que se encontrar¨¢ su salud, tambi¨¦n la salud sexual y reproductiva. Y ser¨¢ as¨ª, no solo porque tiene esas otras prioridades inminentes, sino tambi¨¦n porque muchas veces desconocer¨¢ nuestra lengua, nuestras costumbres, nuestro sistema sanitario, porque tendr¨¢ miedo a ser descubierta en su situaci¨®n de irregular y ser expulsada si acude a un centro de salud. En definitiva, no sabr¨¢ a qui¨¦n acudir, en qu¨¦ lenguaje y c¨®mo hacerlo.
A estas circunstancias de llegada se une el bagaje de partida. En Espa?a las mujeres inmigrantes representan m¨¢s del 40% de las interrupciones del embarazo; de ellas casi un 60% proceden de Latinoam¨¦rica. Mujeres que, en su mayor¨ªa, arrastran una cultura de origen profundamente machista, lo que se traduce en un trato de desigualdad y supeditaci¨®n en sus relaciones sexuales que las aboca a descuidar el m¨¦todo contraceptivo y a sufrir embarazos no deseados.
Desde otra perspectiva previa, pero con consecuencias igualmente perjudiciales, las mujeres procedentes de los pa¨ªses del Este de Europa tienden a considerar el aborto como un m¨¦todo contraceptivo m¨¢s, entre otras razones, porque en sus pa¨ªses les resultaba compleja y sobre todo muy costosa la adquisici¨®n de contraceptivos seguros. La asimilaci¨®n de esta tendencia se evidencia al constatar que m¨¢s del 60% de las mujeres procedentes de estos pa¨ªses no utiliza un m¨¦todo contraceptivo y que entre las mujeres que han abortado m¨¢s de una vez, las inmigrantes del Este europeo alcanzan el 61%.
Por todas las razones expuestas, los/as profesionales de los centros acreditados hemos constatado que las mujeres reci¨¦n llegadas a Espa?a son uno de los grupos m¨¢s vulnerables y expuestos a sufrir un embarazo imprevisto que suele concluir en un aborto provocado.
La tendencia descrita no suele invertirse hasta pasados tres a?os de estancia en nuestro pa¨ªs. Estas mujeres asimilan el m¨¦todo contraceptivo y disminuyen su tasa de aborto, cuando el resto de sus circunstancias prioritarias se van solucionando y, sobre todo, cuando sus h¨¢bitos sexuales y reproductivos cambian. De hecho, durante los tres primeros a?os la tasa de aborto entre las mujeres inmigrantes es de casi un 70%, disminuyendo luego hasta un 20%.
Esta situaci¨®n que incide de manera evidente en las tasas nacionales de aborto se ha visto modificada por la bajada del n¨²mero de mujeres inmigrantes en edad reproductiva que han ido llegando a nuestro pa¨ªs. As¨ª, si durante el a?o 2008 hab¨ªan llegado 107.127 mujeres en edad reproductiva, durante el a?o 2009 solo llegaron 11.865, seg¨²n datos del INE. En consecuencia, parece l¨®gico pensar que la bajada en el n¨²mero de abortos en nuestro pa¨ªs se debe a que no se ha producido una poblaci¨®n de reemplazo entre las mujeres inmigrantes, y a que las que permanecen en Espa?a han asimilado nuevas pr¨¢cticas anticonceptivas. De hecho, seg¨²n datos del Ministerio de Sanidad, los abortos entre la poblaci¨®n inmigrante bajaron un 8% en el a?o 2009 respecto a las cifras de 2008.
Desde ACAI no podemos por tanto avalar la posici¨®n del Ejecutivo que atribuye el descenso en 2009 a los efectos de una p¨ªldora postcoital que tan solo estuvo en vigor los tres ¨²ltimos meses de ese a?o, a pol¨ªticas en materia de salud sexual y reproductiva aisladas y a una ley que, aprobada en 2010, no ha podido incidir en el a?o anterior.
ACAI siempre consider¨® necesaria la liberalizaci¨®n de la p¨ªldora postcoital que llev¨® a cabo el Ejecutivo. Necesaria para que la contracepci¨®n de urgencia fuese utilizada en situaciones espec¨ªficas, de urgencia, pero no como un m¨¦todo contraceptivo m¨¢s. Por tanto, no podemos avalar esta postura porque estar¨ªamos respaldando una conducta imprudente. Al tiempo, tampoco podemos dar por v¨¢lidas medidas aisladas en el ¨¢mbito de la sexualidad y la reproducci¨®n, ya que ser¨ªa validar decisiones que, por aisladas, no han conseguido incidir en la poblaci¨®n que m¨¢s afectada se ha podido haber visto, la espa?ola, que no solo no ha disminuido su tasa de aborto sino que la ha aumentado, pasando del 41,4% al 43,3%.
No podemos respaldar esta postura, ya que con ello estar¨ªamos renunciado a desarrollar el Reglamento de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupci¨®n Voluntaria del Embarazo, que exige expresamente el desarrollo de pol¨ªticas eficaces en materia de educaci¨®n sexual, el acceso gratuito a la anticoncepci¨®n, la formaci¨®n de los profesionales, es decir, el desarrollo de medidas que de manera real tengan la capacidad de prevenir los embarazos imprevistos e indeseados.
Medidas adem¨¢s que han de diferenciar entre mujeres espa?olas e inmigrantes, y no porque estas ¨²ltimas se consideren en un estrato inferior o secundario. Bien al contrario, porque son un colectivo especialmente vulnerable, con h¨¢bitos sexuales y reproductivos ajenos a la realidad espa?ola. Y porque la mochila de estigmas y prejuicios que les han sobrepuesto y con la que llegan a nuestro pa¨ªs, les dificulta decidir por s¨ª mismas en muchas situaciones.
Francisca Garc¨ªa es vicepresidenta de la Asociaci¨®n de Cl¨ªnicas Acreditadas para la Interrupci¨®n del Embarazo (ACAI)
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