"No era as¨ª Ju¨¢rez, no era as¨ª M¨¦xico"
El pol¨ªtico y abogado mexicano Sergio Garc¨ªa Ram¨ªrez fue presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (COIDH), dependiente de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), entre 2004 y 2007.
"Ante lo que estamos oyendo en las jornadas, uno se siente tentado de pedir perd¨®n, por la verg¨¹enza que siento como var¨®n", dijo el jurista al comienzo de la entrevista.
Pregunta. Como expresidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ?se siente orgulloso de la sentencia de Campo Algodonero?
Respuesta. Como mexicano que soy prefer¨ª salir de la escena para evitar cualquier suspicacia, por eso me abstuve en la sentencia, pero tambi¨¦n porque manifest¨¦ mi opini¨®n sobre c¨®mo se estaban investigando los asesinatos en Ciudad Ju¨¢rez, sobre todo las omisiones graves, las negligencias lamentables en la investigaci¨®n de estos hechos, que comenzaron a conocerse a partir de 1993. No era razonable pues que yo me involucrara, mi criterio estaba establecido, pero no mi posibilidad de continuar con el caso.
P. Su pa¨ªs aparece todos los d¨ªas en los medios de comunicaci¨®n por la extrema violencia que sufren sus ciudadanos.
R. El caso de las mujeres asesinadas en Ciudad Ju¨¢rez se ve acompa?ado por otro tipo de violencia. Ciudad Ju¨¢rez se ha convertido en una ciudad extremadamente violenta. No era as¨ª Ciudad Ju¨¢rez, no era as¨ª M¨¦xico. Siempre ha habido en mi pa¨ªs un ¨ªntimo componente de violencia que se fue moderando con muchos esfuerzos, con medidas de car¨¢cter legislativo, pol¨ªtico y cultural, a lo largo de los a?os. En los ¨²ltimos a?os esta violencia ha aflorado, es como si alguien hubiese provocado a un trigre, que no estaba a¨²n totalmente domesticado. El caso de Ju¨¢rez es especial, pero no es ¨²nico. No tiene que ver solo con las mujeres sino con otras cuestiones.
P. A¨²n no se conoce a los culpables de los asesinatos de Campo Algodonero. Eso dio pie durante mucho tiempo a pensar en una mano negra.
R. En el caso de Ju¨¢rez concurrieron factores de car¨¢cter social y factores tradicionales de car¨¢cter cultural que empujaron en esa direcci¨®n. El nuevo papel de la mujer en la econom¨ªa, en la reorganizaci¨®n del aparato dom¨¦tico, en la recomposici¨®n de los roles familiares, todo ello ha contribuido a que se haya hecho m¨¢s visible. No hubo una mano negra, sino circunstancias que se alimentan a s¨ª mismas, que empujan a que una serie de personas cometa este tipo de cr¨ªmenes. La Corte Interamericana hace un doble se?alamiento: hacia la sociedad por su comportamiento, por su relaci¨®n con el tema de las mujeres, y hacia el Estado por sus omisiones. El Estado tiene unos patrones de ser tradicionales que en lugar de contribuir a aliviar el problema, lo que hacen es agravarlo. Pero la sociedad tambi¨¦n es culpable por mantener comportamientos indeseables. La de Campo Algodonero fue una sentencia muy valiosa y muy valerosa porque se?ala estas responsabilidades.
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