Hace falta un Servicio Geol¨®gico Nacional
En los ¨²ltimos dos a?os se ha reducido en un 45% el presupuesto del Instituto Geol¨®gico y Minero de Espa?a, haciendo peligrar la viabilidad de su existencia
Posiblemente, la inmensa mayor¨ªa de los lectores de este peri¨®dico no sepan lo que es un servicio geol¨®gico, aunque aproximadamente uno de cada cuatro espa?oles, sabi¨¦ndolo o sin saberlo, directa o indirectamente, se ha beneficiado o ha tenido alg¨²n tipo de relaci¨®n en los ¨²ltimos a?os con el Instituto Geol¨®gico y Minero de Espa?a. El IGME, m¨¢s conocido por este acr¨®nimo, es un Organismo P¨²blico de Investigaci¨®n (OPI) actualmente adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n, que viene realizando las funciones de servicio geol¨®gico espa?ol desde hace m¨¢s de 160 a?os.
Calles con nombres dedicados al propio Instituto o a algunos de sus ilustres representantes, placas instaladas en fuentes y pozos de abastecimiento urbano, incontables expresiones de agradecimiento escritas en las actas de numerosos ayuntamientos de toda la geograf¨ªa espa?ola y decenas de miles de titulares de prensa, dan fe de que el IGME ha sido, a lo largo de su dilatada existencia hist¨®rica, un organismo muy querido por la ciudadan¨ªa, y sus opiniones y juicios t¨¦cnicos muy solicitados y tenidos en cuenta por quienes la representan.
Sin embargo, en este momento, apenas un pu?ado de personas, quiz¨¢s del orden de centenares, alg¨²n millar todo lo m¨¢s, somos conscientes de que el papel del IGME como servicio geol¨®gico nacional est¨¢ en serio peligro. ?Qu¨¦ ha ocurrido para que esas circunstancias hayan cambiado tanto? Si el riesgo es cierto, ?perder¨ªa algo realmente importante la sociedad espa?ola y el conjunto de la ciudadan¨ªa? La respuesta es s¨ª y vamos a intentar explicarla.
Creado en 1849, mediante decreto de la reina Isabel II, es uno de los servicios geol¨®gicos nacionales de mayor solera en la escena mundial. Naci¨® con vocaci¨®n aplicada, siendo su primera misi¨®n institucional la realizaci¨®n del mapa geol¨®gico del territorio nacional. En esa tarea ha invertido casi 150 a?os, con la implicaci¨®n de varias generaciones de ingenieros de minas y ge¨®logos, y tras su finalizaci¨®n podemos estar orgullosos de ser uno de los pocos pa¨ªses del mundo que posee una cartograf¨ªa geol¨®gica completa a una escala (1:50.000) de detalle suficiente para cubrir un amplio abanico de objetivos.
Sin ¨¢nimo de ser exhaustivo, el conocimiento detallado de las caracter¨ªsticas geol¨®gicas del territorio nacional permite utilizar mejor y proteger sus aguas subterr¨¢neas, fundamentales, en un pa¨ªs con fuertes desequilibrios clim¨¢ticos como es Espa?a, para el abastecimiento urbano de millones de habitantes, la agricultura y la industria, as¨ª como para el funcionamiento y mantenimiento de los ecosistemas naturales. Tambi¨¦n permite este conocimiento geol¨®gico evaluar y poner a disposici¨®n de las empresas p¨²blicas y privadas los diferentes recursos minerales existentes en el subsuelo, como los de car¨¢cter energ¨¦tico, minerales met¨¢licos, rocas ornamentales, ¨¢ridos para la construcci¨®n, etc. Y constituye, adem¨¢s, una informaci¨®n b¨¢sica para el correcto trazado y la ejecuci¨®n de infraestructuras de carreteras y ferrocarriles.
Un servicio geol¨®gico colabora, adem¨¢s, en minimizar los efectos negativos de los procesos geol¨®gicos activos, tales como inundaciones, terremotos, deslizamientos, volcanes o hundimientos, entre otros, y contribuye a paliar las consecuencias del cambio clim¨¢tico inducido por el hombre a trav¨¦s de la b¨²squeda de alternativas para la ubicaci¨®n de emplazamientos subterr¨¢neos seguros para el almacenamiento del di¨®xido de carbono producido por la quema de combustibles f¨®siles. Todo ello sin olvidar otras funciones tan importantes como promover y divulgar el conocimiento de las Ciencias de la Tierra, especialmente a trav¨¦s de una de las mejores colecciones p¨²blicas de minerales y f¨®siles existentes en Europa. Tengamos en cuenta que en los ¨²ltimos diez a?os casi medio mill¨®n de personas, fundamentalmente escolares, han desfilado por el Museo Geominero, regentado por el IGME, disfrutando con su visita e incrementando su admiraci¨®n y respeto por el rico y variado patrimonio geol¨®gico y minero representado en sus miles de valiosos ejemplares. La dimensi¨®n nacional se complementa, por su calidad de servicio geol¨®gico, con su proyecci¨®n a escala europea e iberoamericana, a trav¨¦s de la Asociaci¨®n Europea de Servicios Geol¨®gicos, EuroGeoSurveys, y de la Asociaci¨®n de Servicios de Geolog¨ªa y Miner¨ªa Iberoamericanos, ASGMI, que permiten su intervenci¨®n en aspectos legislativos y de cooperaci¨®n internacional y ayuda al desarrollo.
Sin embargo, en los ¨²ltimos a?os, algunos nubarrones han oscurecido notablemente este panorama hist¨®rico de logros y bondades. Citaremos ¨²nicamente tres circunstancias, que consideramos claves en la situaci¨®n actual y por cuya superaci¨®n pasa inevitablemente el futuro del IGME. En primer lugar, la dualidad Organismo P¨²blico de Investigaci¨®n - Servicio Geol¨®gico Nacional se ha ido tensionando paulatinamente, en detrimento de las funciones de este ¨²ltimo, hasta extremos dif¨ªcilmente sostenibles; en segunda instancia, la amenaza latente de una nueva Ley de la Ciencia, en la que el articulado posibilita al Gobierno la supresi¨®n de cualquier OPI sin mayor tr¨¢mite que un simple decreto y cuyo borrador ha superado en el Congreso de los Diputados, hace tan s¨®lo unas semanas, el tr¨¢mite de presentaci¨®n de enmiendas y afectar¨¢ de manera inmediata, tras su aprobaci¨®n, a todos los OPI, IGME incluido; y, en tercer y ¨²ltimo lugar, que en este caso es el de mayor importancia, los recortes derivados de la crisis financiera se han traducido en la ca¨ªda en los dos ¨²ltimos a?os del presupuesto del IGME en un 45 %, haciendo peligrar la viabilidad de su existencia.
Estas tres circunstancias son, adem¨¢s de otros detalles que ser¨ªa excesivamente prolijo enumerar, las que nos hacen pensar, a un nutrido grupo de t¨¦cnicos, investigadores, empresarios, empleados p¨²blicos de diferentes ministerios, comunidades aut¨®nomas, diputaciones y ayuntamientos, sindicalistas y gente de a pie, que el papel del IGME como Servicio Geol¨®gico Nacional est¨¢ profundamente herido de muerte. No somos los ¨²nicos; hace unos meses, una carta firmada por todos los exdirectores vivos del IGME, entre los que se encuentran, l¨®gicamente, procedencias de todas las sensibilidades pol¨ªticas mayoritarias, fue dirigida al Secretario de Estado de Investigaci¨®n, a la saz¨®n actual presidente del IGME, inst¨¢ndole a reconsiderar la l¨ªnea de destrucci¨®n de sus funciones como servicio geol¨®gico y a reforzarlas en el papel del IGME ante la sociedad espa?ola. Aunque parezca incre¨ªble, podr¨ªa darse la paradoja de que en un contexto de profunda crisis econ¨®mica en todas las administraciones p¨²blicas, que est¨¢ cuestionando en algunos sectores la viabilidad futura del gasto p¨²blico, especialmente con motivo de la duplicidad de los gastos auton¨®micos, se dinamite de manera controlada, uno de los escasos ejemplos mod¨¦licos de eficiencia y de cooperaci¨®n interinstitucional. El IGME es un Servicio Geol¨®gico Nacional que ofrece su asesoramiento experto en cuestiones relacionadas con las Ciencias de la Tierra a todas las administraciones p¨²blicas (estatal, auton¨®mica y local), en primera instancia y, de manera subsidiaria, al conjunto de la ciudadan¨ªa. Si hemos tenido ¨¦xito en nuestra explicaci¨®n, el lector habr¨¢ comprobado que los ¨¢mbitos de aplicaci¨®n de su trabajo son muchos, muy variados y con importantes implicaciones econ¨®micas, sociales y ambientales. Es f¨¢cil imaginar cu¨¢nto costar¨ªa mantener 17 servicios geol¨®gicos auton¨®micos que realizaran las funciones equivalentes a las que actualmente el IGME lleva a cabo.
Por todo esto, entendemos que hoy, m¨¢s que nunca, pervive la necesidad de mantener en activo un Servicio Geol¨®gico Nacional con un mandato claro y con suficientes recursos econ¨®micos, pues afortunadamente posee un capital humano que roza la excelencia. No hay que olvidar que un porcentaje importante de los recursos econ¨®micos con los que trabaja cada a?o proceden de la autofinanciaci¨®n que proviene de las citadas funciones como servicio geol¨®gico. Espa?a, por suerte, tiene un buen servicio geol¨®gico nacional y no puede permitirse dejar de tenerlo. Menos a¨²n bajo la apariencia de un te¨®rico paso adelante en el ¨¢mbito de la modernizaci¨®n de la estructura de la I+D+i, encubierta en la futura Ley de la Ciencia. Todo parece indicar que quien deber¨ªa verlo no est¨¢ viendo lo que est¨¢ pasando ante sus propios ojos, y si lo ve, no est¨¢ sopesando adecuadamente las consecuencias. Colectivamente no estamos para permitirnos errores de este calibre. Hay que salvar ahora al Servicio Geol¨®gico Nacional, hay que salvar al IGME. Este es un mensaje de socorro, ma?ana ser¨¢ tarde.
Juan Jos¨¦ Dur¨¢n Valsero es ge¨®logo, investigador titular de OPI y Roberto Mart¨ªnez Or¨ªo es ingeniero de minas, t¨¦cnico superior especialista de OPI.
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