"Una involuci¨®n en la transici¨®n en T¨²nez supondr¨ªa un riesgo para los derechos de las mujeres"
Las mujeres progresistas de T¨²nez temen una involuci¨®n que ponga en peligro sus derechos, sin parang¨®n en el norte de ?frica y en la mayor¨ªa de los pa¨ªses ¨¢rabes, si el vac¨ªo de poder que dej¨® la huida del presidente Zine el Abidine Ben Ali, el 14 de enero, no se encarrila r¨¢pida y eficazmente en forma de una transici¨®n ordenada. La abogada Chefia Alibi, activista de derechos humanos y representante de la Asociaci¨®n Tunecina de Mujeres Dem¨®cratas (ATMD), no es optimista, aunque distingue dos planos bien diferenciados: lo coyuntural, el caos y las turbulencias del periodo pos-Ben Ali, y las conquistas de las mujeres tunecinas, que se benefician desde la ¨¦poca de Habib Bourguiba, el padre de la independencia, de la mudawana (c¨®digo de familia) m¨¢s generosa de la regi¨®n.
"Hay miedo a un golpe de Estado, a que los militares tomen el poder"
Pero vayamos por orden, de lo inmediato a lo fundamental. Entre lo m¨¢s urgente, se?ala Chefia Alibi (T¨²nez, 1970), est¨¢ conjurar la intranquilidad que se ha asentado entre las mujeres de las ciudades tunecinas desde la llamada Revoluci¨®n de los Jazmines, la que ense?¨® la puerta de salida a Ben Ali. "El presidente se fue, pero dej¨® a sus matones, que disparan a la gente en las calles. Quieren sembrar el p¨¢nico entre la poblaci¨®n y aprovechar el vac¨ªo de poder. Por eso proliferan los saqueos y las algaradas, y en particular los actos de hostigamiento a las mujeres", dice Alibi en Madrid, hasta donde viaj¨® la semana pasada para participar en la presentaci¨®n de la campa?a 'Tu voz cuenta. Con mujeres es justicia', impulsada por la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (AECID), la Secretar¨ªa de Estado de Igualdad, ONU Mujeres-Espa?a y una docena de ONG".
"Durante la noche no se puede salir a la calle, de hecho, todas las mujeres que conozco, y yo misma, adelantamos cada d¨ªa m¨¢s las compras y las gestiones y regresamos a casa cuanto antes. La situaci¨®n no est¨¢ nada clara. Hay miedo a un golpe de Estado, a que los militares tomen el poder", afirma.
Eso en lo que respecta a las ciudades, pero ?y en el interior agr¨ªcola del pa¨ªs, el vivero de los manifestantes que durante semanas se hicieron o¨ªr en la kasbah de la capital tunecina, antes y despu¨¦s de la ca¨ªda de Ben Ali? "La ATMD ha creado una comisi¨®n de investigaci¨®n para averiguar el alcance real de la violencia de g¨¦nero ejercida por las fuerzas de seguridad y grupos de incontrolados. Yo misma he viajado a Kasserine, Gafsa, Kairouan y Sidi Bouzid, y he tenido noticia de una veintena de casos de violaciones perpetradas en los d¨ªas previos a la ca¨ªda de Ben Ali. Muchas m¨¢s quedar¨¢n ocultas, porque confesar p¨²blicamente este tipo de hechos es a¨²n un tab¨². Pero tambi¨¦n constat¨¦ que en el ¨²ltimo a?o se ha disparado el n¨²mero de agresiones sexuales, tanto f¨ªsicas como verbales y morales, porque se ha exacerbado el discurso extremista".
Extremista rima con islamista, y el bautismo en la vida p¨²blica de En Nahda (Renacimiento), el principal partido islamista tunecino -duramente reprimido durante el r¨¦gimen de Ben Ali-, es otro escenario de incertidumbre para Chefia Alibi. "La aclamaci¨®n popular que supuso la vuelta del exilio de Rachid Ghanuchi, el l¨ªder de En Nahda, que muchos medios de comunicaci¨®n extranjeros describieron como un paso de gigante hacia la democracia, tambi¨¦n nos asusta. Un hipot¨¦tico triunfo de los islamistas en las urnas supondr¨ªa para las mujeres el principio del fin de nuestros derechos", subraya Alibi.
Aborto libre hasta los tres meses, aunque el padre se niegue; acceso generalizado a anticonceptivos; divorcio en pie de igualdad, es decir, sin que se imponga o baste el repudio del marido -el juez suele otorgar la custodia filial y el disfrute del hogar conyugal a las mujeres-, o posibilidad de establecer la separaci¨®n de bienes en el matrimonio, son algunos de los derechos que, enumera la activista, pender¨ªan de un hilo si hay retrocesos en una transici¨®n "cuyo rumbo nadie puede aventurar". Como asignaturas pendientes -o resabios de la sempiterna minor¨ªa de edad civil a la que la tradici¨®n condena a la inmensa mayor¨ªa de las mujeres ¨¢rabes y musulmanas-, Chefia Alibi cita un bald¨®n: "Las mujeres no podemos heredar; son los varones quienes lo hacen".
Alibi es muy consciente de que la marcha de la lucha femenina por la igualdad ha quedado moment¨¢neamente paralizada por un hecho hist¨®rico de una trascendencia que a¨²n no puede calcularse: la revoluci¨®n popular que acab¨® con la dictadura de Ben Ali. La activista no cree que en la ra¨ªz de la sublevaci¨®n estuviese la pobreza: "En el origen del levantamiento popular no est¨¢n los m¨¢s pobres, los despose¨ªdos. Ha sido gente humilde, pero con recursos suficientes para vivir y educar a sus hijos, quienes se han puesto en pie, hartos de ser humillados por el r¨¦gimen y de ver pisoteada su dignidad. Las regiones donde prendi¨® la revuelta tienen abundantes recursos naturales, minas, agricultura, etc¨¦tera, pero sus beneficios no revert¨ªan en la regi¨®n, sino en los centros de poder del r¨¦gimen. Y los tunecinos del interior, a¨²n humildes, son conscientes del valor de la educaci¨®n. El mejor ejemplo es el de Mohamed Buazizi [joven licenciado universitario de Sidi Bouzid que se prendi¨® fuego en diciembre despu¨¦s de que la polic¨ªa le confiscase el carrito de verduras con que se ganaba la vida]. El atropello de los derechos humanos m¨¢s b¨¢sicos ha sido la verdadera causa de la revuelta".
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