"Las mujeres no tienen cabida en el binomio de reg¨ªmenes corruptos e islam pol¨ªtico"
El de Hanan Ashrawi es uno de los poqu¨ªsimos rostros de mujer que se han podido ver a lo largo de los a?os en las negociaciones israelo-palestinas y en general en la pol¨ªtica de Oriente Pr¨®ximo. Ashrawi (Cisjordania, 1946) es una voz influyente y de referencia para muchos palestinos y en general para muchas mujeres en el mundo ¨¢rabe. En la actualidad, es la primera y ¨²nica mujer que forma parte del Comit¨¦ Ejecutivo de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP), el organismo que gobierna y representa los intereses palestinos. Esta veterana feminista piensa que a pesar de que los hombres tratar¨¢n de copar el reparto de poder al que den paso las revoluciones ¨¢rabes, las j¨®venes no permitir¨¢n que les roben una revoluci¨®n que tambi¨¦n es suya. "Ni los tanques conseguir¨¢n devolverlas a la cocina", sostiene.
"Las revoluciones son el comienzo del cambio hacia la igualdad"
"Nuestras tradiciones son el principal obst¨¢culo para las mujeres"
Pregunta. Hemos visto a las mujeres protestar en la calles de Egipto, en las de T¨²nez. ?Hasta qu¨¦ punto asistimos a un nuevo fen¨®meno?
Respuesta. Egipto cuenta con el movimiento de mujeres m¨¢s antiguo del mundo ¨¢rabe. Hay que remontarse a 1914, entonces ya hab¨ªa manifestaciones de mujeres. Desde entonces, el movimiento siempre ha estado activo a pesar de que el sistema pol¨ªtico y el econ¨®mico ha estado y est¨¢ dominado por los hombres. Ha habido mujeres en el Parlamento y en los Gobiernos, pero siempre han sido una peque?a minor¨ªa. A partir de los a?os setenta, los grupos de mujeres de T¨²nez han liderado en el mundo ¨¢rabe. Est¨¢n compuestos por mujeres formadas, con una agenda de g¨¦nero y que han trabajado para cambiar las leyes de su pa¨ªs e incluso han conseguido que las autoridades religiosas emitan fatuas en contra de la poligamia y de leyes hereditarias discriminatorias. Ahora T¨²nez tiene el sistema legal m¨¢s avanzado desde un punto de vista de la igualdad. Por eso no me sorprende que estas mujeres hayan estado en la vanguardia de las protestas. En Libia es distinto. All¨ª la opresi¨®n es total para los hombres y, para las mujeres, doblemente.
P. ?Es de verdad el inicio de una nueva era para las mujeres? ?Ser¨¢ para ellas tambi¨¦n una revoluci¨®n y participar¨¢n en el nuevo reparto del poder pol¨ªtico que se avecina en el mundo ¨¢rabe?
R. Cuando llega la hora de la revoluci¨®n est¨¢ bien visto que las mujeres est¨¦n en la l¨ªnea de frente, pero el reflejo de un sistema pol¨ªtico dominado por los hombres es decirles: 'Bien, ya has hecho la revoluci¨®n, ahora te puedes volver a la cocina'. Pero me temo que a estas mujeres j¨®venes, que tienen todas las herramientas del siglo XXI, ni los tanques conseguir¨¢n devolverlas a la cocina. Ellas son la revoluci¨®n y no se van a dejar discriminar ni oprimir. Las j¨®venes saben que ahora es el momento de trabajar. Yo creo que vamos a asistir a cambios en el sistema. No creo que vaya a ser un proceso milagroso, ni la panacea que resuelva todas las injusticias, pero las revoluciones s¨ª van a ser el comienzo de un cambio hacia la igualdad.
P. ?Cu¨¢les son en su opini¨®n los principales retos para la mujer ¨¢rabe?
R. El mundo ¨¢rabe no es monol¨ªtico. No todas las sociedades son iguales. Hay de todo. No es lo mismo L¨ªbano que Yemen, que T¨²nez o Arabia Saud¨ª. Hay desde las mujeres m¨¢s silenciadas y oprimidas hasta las m¨¢s liberadas e independientes. Pero s¨ª tenemos en com¨²n unas tradiciones culturales que hay que combatir. Tenemos que aprender y compartir de las experiencias de otros pa¨ªses ¨¢rabes. Tenemos que trabajar en red todas las mujeres ¨¢rabes. Tenemos l¨ªderes fant¨¢sticas. No solo las primeras damas que toman su liderazgo prestado de sus maridos. Tenemos que rescatarnos las unas a las otras y tambi¨¦n trabajar con los hombres progresistas.
P. Usted ha ocupado puestos pol¨ªticos muy importantes. Durante a?os ha sido la ¨²nica mujer rodeada de hombres. ?Qu¨¦ le ha ense?ado la experiencia y la observaci¨®n acerca de los mecanismos que perpet¨²an a los hombres en el poder y cierran el paso a las mujeres?
R. Nuestras tradiciones son el principal obst¨¢culo para las mujeres y se utilizan como un arma en contra de ellas. Somos una sociedad conservadora -las mujeres no pueden hacer esto o lo otro, el qu¨¦ dir¨¢n...-, las tradiciones juegan a favor de los hombres. En el caso palestino, los hombres siempre dicen que tenemos que pelear primero por nuestro pa¨ªs y que solo luego vendr¨¢ la justicia social, es decir, los derechos de las mujeres son considerados algo secundario. Y tercero, a los hombres no les importa que las mujeres peleen, pero cuando hay que repartir los puestos de poder, ya es otra cosa. Adem¨¢s, a las mujeres se las juzga con criterios muchos m¨¢s exigentes. Me acuerdo de que, cada vez que Arafat [Yaser, el difunto presidente palestino] me ped¨ªa que formara parte de un Gobierno, yo dec¨ªa que solo con la condici¨®n de que me pudiera traer conmigo a otras cuatro o cinco mujeres, y esa era una pelea eterna. Yo le daba nombres y empezaba el escrutinio, les ped¨ªan todo tipo de credenciales que a los hombres no les exig¨ªan. Los criterios hacen que solo las superwomen puedan optar. Y a la vez, las superwomen excluyen a las dem¨¢s, porque con una ya se considera que el cupo est¨¢ cubierto. Recuerdo que Arafat le dec¨ªa a [Jimmy, ex presidente de EE UU] Carter: 'Tenemos a Hanan que vale por 10 mujeres', y yo le dec¨ªa que no, que no se me puede utilizar a m¨ª para excluir a otras mujeres.
P. ?Qu¨¦ hace falta para romper el c¨ªrculo vicioso, para que las mujeres logren una participaci¨®n real?
R. Primero, hacen falta grupos de mujeres que proporcionen apoyo y protecci¨®n a las otras mujeres, sobre todo en sociedades como las nuestras donde la culpa, el honor y la moral p¨²blica juegan un papel tan importante. El peso del honor y el buen nombre de las familias recaen sobre el comportamiento de la mujer, no sobre el de los hombres. Hacen falta adem¨¢s referencias, modelos de mujer a los que aspirar. Hasta que atajemos este desequilibrio entre hombres y mujeres en nuestras sociedades siempre tendremos una debilidad cong¨¦nita.
P. A muchas feministas ¨¢rabes les preocupa el avance islamista.
R. Durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, los sistemas pol¨ªticos ¨¢rabes han sido corruptos y opresores, sin dejar lugar a los derechos humanos, la democracia y la transparencia. Han excluido cualquier tipo de oposici¨®n, excepto la de los movimientos islamistas que se han inflado artificialmente. Los Gobiernos han cerrado las oficinas de los partidos opositores, pero no pueden cerrar las mezquitas ni las instituciones religiosas. Y por eso mucha gente se ha volcado con la religi¨®n. Y en el binomio r¨¦gimen corrupto versus islam pol¨ªtico, las mujeres no tienen cabida. Por definici¨®n, en estos sistemas absolutistas, ideol¨®gicos y cerrados las mujeres no participan en pie de igualdad; de forma autom¨¢tica valen menos que los hombres. Partiendo de esa premisa, todo vale. Los hombres se otorgan a s¨ª mismos el derecho de decidir qu¨¦ puedes decir, pensar o vestir. Las sociedades se han hecho m¨¢s religiosas y a los movimientos laicos se los considera agentes de Occidente y c¨®mplices de Israel.
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