El nuevo manuscrito encontrado en Zaragoza... sobre la Ley de la Ciencia
No se alarmen ustedes, al menos todav¨ªa, que no me estoy refiriendo a un nuevo texto g¨®tico, lleno de sorprendentes aventuras y excitantes picard¨ªas, como el de Jan Potocki, sino a un documento, quiz¨¢ algo menos turbador, pero igualmente estimulante, debido a su libertad de expresi¨®n y a su frecuente audacia cr¨ªtica. Me refiero a un libro coeditado por la Fundaci¨®n IDEAS y la Red CTI del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), con el poco incitante t¨ªtulo de Funciones y organizaci¨®n del sistema p¨²blico de I+D en Espa?a.
El tal librillo, de 150 p¨¢ginas y de letra gratamente apta para lectores pr¨¦sbites, es el resultado de unas jornadas de debate celebradas en Zaragoza los d¨ªas 23 y 24 de septiembre de 2010, entre una cuarentena de expertos espa?oles en pol¨ªtica cient¨ªfica, procedentes de universidades, fundaciones, organismos p¨²blicos de investigaci¨®n, parques cient¨ªficos, hospitales y departamentos de las administraciones central y auton¨®micas. Obviamente no estaban todos los que son, pero s¨ª eran m¨¢s o menos expertos todos los que estaban.
El libro en cuesti¨®n es, por una parte, una recopilaci¨®n de algunos textos escritos para la ocasi¨®n y, por otra, una transcripci¨®n de las discusiones mantenidas durante el encuentro, con los necesarios recortes quir¨²rgicos llevados a cabo sin contemplaciones por sus editores. Los ret¨®ricos griegos utilizaban el t¨¦rmino parrhes¨ªa para designar la uni¨®n de libertad de expresi¨®n y veracidad del discurso, es decir, un parrhesiast¨¦s ser¨ªa una persona que no solo hablar¨ªa con total libertad, sino que, adem¨¢s, dir¨ªa la verdad o, al menos, su verdad. En realidad, esta definici¨®n del t¨¦rmino, m¨¢s que de la ret¨®rica griega, es de Michel Foucault en un libro titulado Discourse and Truth: the Problematization of Parrhesia.
Pues bien, el librillo zaragozano que les comento es un ejemplo cabal de parres¨ªa, lo cual, al menos a este humilde servidor de ustedes, le resulta no s¨¦ si euforizante o simplemente refrescante: uno est¨¢ tan ah¨ªto de los discursos pol¨ªticamente correctos, de las p¨¢ginas cut&paste ayunas de originalidad, del mandarinesco estilo de los documentos oficiales, del relato de pensamiento ¨²nico y de tantas otras prosas prescindibles, que cuando se topa con un texto as¨ª de desparpajado, se reconcilia con ese siempre sospechoso y previsible gremio de "los analistas" de la realidad patria.
El hecho es tanto m¨¢s llamativo cuando se ve en las fotos del acto inaugural de las jornadas (p¨¢gina 25) al secretario de Estado de Investigaci¨®n, a la consejera de Ciencia, Tecnolog¨ªa y Universidades del Gobierno de Arag¨®n, al rector de la universidad, a un vicepresidente del CSIC y al coordinador de la Red CTI/CSIC. De semejante casting inaugural uno no esperar¨ªa en principio un gran ejercicio de parres¨ªa, pero como dec¨ªa Eugenio Granell, "Dios ha nacido en un pesebre. Donde menos se espera, salta la liebre", y aqu¨ª parece que ha saltado la liebre de las opiniones libremente expresadas.
Las tres sesiones de los debates se dedicaron, respectivamente, a "Caracterizaci¨®n del actual sistema p¨²blico de I+D", "Funciones de un sistema p¨²blico de I+D en Espa?a" y "Alternativas para la organizaci¨®n del sistema p¨²blico de I+D en Espa?a". El avisado lector quiz¨¢ se extra?e de tanto espacio-tiempo dedicado al sistema p¨²blico frente al nulo dedicado al privado, lo que, sin duda, es una cr¨ªtica razonable que se puede hacer a esta monograf¨ªa y a la mayor¨ªa de las que se publican en nuestro pa¨ªs. Las razones de ello son, por una parte, que casi todos los que nos dedicamos en Espa?a a reflexionar sobre la pol¨ªtica cient¨ªfica somos o funcionarios o, por lo menos, empleados p¨²blicos y, por otra, que el sector privado es lamentablemente mucho m¨¢s endeble, est¨¢ menos estructurado y, adem¨¢s, ha sido menos estudiado.
En cualquier caso, aunque este libro contemple solo el sistema p¨²blico, sus an¨¢lisis, reflexiones y datos son de bastante inter¨¦s para todos los que se ocupen de la pol¨ªtica cient¨ªfica y de la gesti¨®n de la I+D, en cualquier instancia o nivel de responsabilidad. Es una l¨¢stima que haya aparecido un poco tarde para haber sido tenido en cuenta por los redactores del proyecto de Ley de la Ciencia, la tecnolog¨ªa y la innovaci¨®n (LCTI), actualmente en tr¨¢mite parlamentario. Este proyecto de ley, tan manifiestamente mejorable, habr¨ªa ganado mucho si hubiera incorporado no pocas de las sugerencias contenidas en ¨¦l.
Por ejemplo, en los debates zaragozanos se debatieron con cierto detalle una serie de medidas que podr¨ªan contribuir a mejorar la gobernanza del sistema de I+D orientadas, con car¨¢cter general, a profundizar en el proceso de federalizaci¨®n de Espa?a. La aportaci¨®n de la LCTI al respecto se limita a cambiarle el nombre al actual Consejo General de la Ciencia y la Tecnolog¨ªa, ¨®rgano cuya inoperancia est¨¢ emp¨ªricamente comprobada.
En Zaragoza se argument¨® tambi¨¦n in extenso sobre la inadecuaci¨®n del sistema funcionarial como ¨²nico procedimiento de incorporaci¨®n de personal al sistema de I+D. La LCTI aqu¨ª, de nuevo, se queda m¨¢s que corta, ya que pr¨¢cticamente se limita a cambiar de nombre a cuerpos funcionariales existentes en el CSIC, haci¨¦ndolos extensivos a los dem¨¢s OPI "sin aumento del gasto p¨²blico", lo cual, adem¨¢s de imposible, ser¨ªa totalmente insuficiente para mejorar la eficiencia del sistema. Modelos recientes aplicados por ICREA en Catalu?a, Ikerbasque en el Pa¨ªs Vasco y alguno de los nuevos organismos como el CNIO, demuestran que los sistemas contractuales ofrecen una mayor flexibilidad y acaban resultando m¨¢s eficientes.
Pero ya que los redactores del proyecto de ley no han podido o no han querido leer las reflexiones de los expertos reunidos en Zaragoza, no estar¨ªa mal que los diputados que se est¨¢n ocupando actualmente de mejorar el susodicho proyecto de la LCTI lo leyesen y sacasen unas cuantas chuletas al respecto pero, si les digo la verdad, tengo solo una limitada esperanza de que ello vaya a ocurrir.
Siempre nos queda aquel consuelo tan optimista de Andr¨¦ Gide: "Todas las cosas han sido dichas ya, pero como nadie las ha escuchado, habr¨¢ que volver a comenzar continuamente". En cualquier caso, me permito recomendar al desocupado lector que haya tenido la santa paciencia de llegar hasta este punto que se dirija a la fundaci¨®n IDEAS o a la Red CTI/CSIC y pida que le manden un ejemplar del librillo.
Cr¨¦anme, como tiene la letra grande, se deja leer muy bien.
Javier L¨®pez Facal es profesor de Investigaci¨®n del CSIC
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