Fallece el periodista Joaquim Ibarz, veterano corresponsal en Am¨¦rica Latina
Durante los ¨²ltimos 27 a?os trabaj¨® para el diario barcelon¨¦s 'La Vanguardia' en la regi¨®n
Joaquim Ibarz (Zaidim, Huesca, 1943), fallecido en la tarde del s¨¢bado en su pueblo natal a los 68 a?os, nunca se cas¨® con nadie. ?Se puede decir algo mejor de un periodista? Durante los ¨²ltimos 27 a?os fue el corresponsal de La Vanguardia en Am¨¦rica Latina y, aunque su larga lista de amigos tambi¨¦n incluye a algunos gobernantes, siempre supo mantener la distancia suficiente para ejercer el periodismo con libertad. Nunca supo callarse ni hablar con eufemismos. Y hasta el final conserv¨® una memoria prodigiosa, una curiosidad infinita y un amor inquebrantable por el periodismo. A los doctores no le preguntaba por el tama?o del c¨¢ncer, sino por si cre¨ªan que a¨²n le dar¨ªa tiempo de llegar a Venezuela... O a Nicaragua... O a Hait¨ª...
Nada m¨¢s enterarme de su muerte llam¨¦ enseguida al periodista de EL PA?S Juan Jes¨²s Azn¨¢rez, que fue su amigo desde que se conocieron en La Habana hace la friolera de 26 a?os. No ten¨ªa ganas de hablar, solo de coger el coche y conducir hasta Zaid¨ªn para despedirse del viejo reportero. Pero frase a frase, como pu?etazos en la mesa, ha ido haciendo un perfil preciso: "Lo conoc¨ª en 1985. Yo era delegado de Efe en Cuba y ¨¦l ven¨ªa a la oficina a enviar las cr¨®nicas. Nunca olvidar¨¦ su lealtad con los amigos, su inquebrantable adhesi¨®n al periodismo, y una ilusi¨®n y una curiosidad que no mermaron ni un ¨¢pice hasta el ¨²ltimo d¨ªa". De eso puedo dar fe tambi¨¦n. Estuve muy cerca de ¨¦l aquellos primeros d¨ªas de julio en los que el maldito c¨¢ncer lo atrap¨® mientras se pon¨ªa un jersey en su casa del DF. Ya en el Hospital Espa?ol, a Joaquim solo le interesaba saber cu¨¢ndo iba a estar a punto para salir corriendo a Venezuela u otra vez a Hait¨ª. "Joaquim es", Azn¨¢rez sigue utilizando el presente, "el periodista que m¨¢s sabe de Am¨¦rica Latina, pero no por lo que haya le¨ªdo en los libros, sino porque se la ha pateado de arriba abajo. Cuando part¨ªamos juntos hacia alg¨²n lugar, ¨¦l se ocupaba de todo, de la intendencia, de los hoteles... Ni te hac¨ªa falta estar muy atento a la actualidad, porque ya se ocupaba ¨¦l. Fue el corresponsal de referencia en M¨¦xico. Todos hemos estado con ¨¦l y hemos aprendido a su lado".
A lo largo de sus viaje fue reuniendo una gran colecci¨®n de artesan¨ªa popular que pretend¨ªa reunir en Zaid¨ªn -bautizada como "La casa de usted", una expresi¨®n de hospitalidad que se usa en M¨¦xico? mediante una fundaci¨®n que pretend¨ªa ser sobre todo un homenaje a Am¨¦rica Latina, su segunda gran pasi¨®n despu¨¦s del periodismo. A punto estuvo de verla inaugurada... Le dieron todos los premios que un corresponsal decente desea recibir -el ¨²ltimo, ya enfermo, el Mar¨ªa Moors Cabot que otorga la Universidad de Columbia y que nunca hab¨ªa recibido un espa?ol-, pero el m¨¢s importante se lo entreg¨® su peri¨®dico de toda la vida, La Vanguardia, renov¨¢ndole su puesto de corresponsal en Am¨¦rica Latina aun m¨¢s all¨¢ de la edad de jubilaci¨®n. Muri¨® con las botas puestas.
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