La justicia de EE UU abre un caso hist¨®rico contra la discriminaci¨®n sexual
El Tribunal Supremo estudia una demanda colectiva de un mill¨®n y medio de trabajadoras contra la cadena de tiendas WalMart
Cuando Betty Dukes decidi¨® en el a?o 2001 denunciar por discriminaci¨®n a la cadena de tiendas WalMart junto a otras cinco mujeres no imagin¨® que su decisi¨®n podr¨ªa llegar a afectar a m¨¢s personas que el n¨²mero total que a d¨ªa de hoy sirven en el Ej¨¦rcito, la Marina, las Fuerzas A¨¦reas, los Marines y los Guardacostas de Estados Unidos. Dukes aleg¨® entonces que a pesar de haber trabajado duro y bien durante seis a?os se le deneg¨®, por ser mujer, acceder a los cursos de formaci¨®n que le habr¨ªan reportado puestos superiores y mejor remunerados, lo que es una violaci¨®n del T¨ªtulo VII del Acta de Derechos Civiles de 1964.
M¨¢s de un mill¨®n y medio de mujeres podr¨ªan estar incluidas en la mayor querella colectiva que se haya conocido nunca en el pa¨ªs si el Tribunal Supremo de Estados Unidos da luz verde para que as¨ª ocurra. Este martes, la m¨¢xima corte escuchaba, con toda la atenci¨®n medi¨¢tica puesta sobre ella, los argumentos a favor y en contra. Si falla a favor de las denunciantes, la sentencia tendr¨¢ sin duda consecuencias que ir¨¢n m¨¢s all¨¢ de las fronteras econ¨®micas del mayor minorista del mundo -las indemnizaciones ser¨ªan de miles de millones- ya que las demandas colectivas aumentan la presi¨®n en las empresas para que busquen arreglos debido al alto costo que acarrea la defensa y para evitar onerosos juicios largos.
Habr¨¢ que esperar hasta junio para que la m¨¢xima instancia judicial de EE UU emita su veredicto. Entonces, el Supremo se pronunciar¨¢ sobre la viabilidad de la denuncia, no sobre si hubo o no hubo discriminaci¨®n.
David contra Goliath
El caso Dukes contra WalMart puede marcar un antes y un despu¨¦s en la historia de las relaciones laborales de Estados Unidos, como lo prueba el hecho de que para que llegue a celebrarse un juicio se haya tenido que pasar primero por el Supremo para que decida qui¨¦n puede participar en la querella. El caso que present¨® Dukes junto a otras cinco compa?eras y que pretende representar a m¨¢s de 1,5 millones de mujeres que hayan trabajado antes de 1998 en cualquiera de los 3.400 centros que WalMart tiene en el mundo languideci¨® durante a?os en Cortes de Apelaciones hasta que el a?o pasado el Supremo decidi¨® intervenir en el asunto. Si las mujeres denuncian de manera colectiva, tienen alguna esperanza. Si luchan individualmente contra una gran corporaci¨®n como es WalMart, sus posibilidades de ganar son casi nulas. "Es David contra Goliath", dice Jocelyn Larkin, una de las abogadas de las mujeres.
Las mujeres representan dos tercios de la plantilla de la cadena pero ganan un 14% menos que cualquier hombre, seg¨²n datos recogidos en la denuncia. De media, una mujer tarda m¨¢s de cuatro a?os en lograr ascender a asistente de encargado frente a los menos de tres que tarda un hombre. WalMart niega todo lo anterior y enfatiza que su pol¨ªtica corporativa proh¨ªbe "cualquier tipo de discriminaci¨®n a la vez que promueve la diversidad y garantiza un tratamiento igualitario."
Pero las m¨¢s de 100 declaraciones de mujeres que han aportado su testimonio como base para la denuncia dibujan un escenario muy diferente. Algunas hablan de c¨®mo a los gerentes hombres les gustaba celebrar reuniones en clubs de 'strippers' o como no ve¨ªan extra?o reunirse por negocios en los restaurantes Hooters (donde las camareras tienen que tener grandes pechos y llevar faldas m¨ªnimas) a pesar de las quejas de las compa?eras femeninas. Otra mujer explica que su superior le dijo que 'se arreglara' y se quitara "las telara?as que le colgaban del maquillaje". En otro caso, un supervisor espet¨® a una subordinada: "Emperifollate; c¨®mprate unas pinturas y v¨ªstete mejor".
Los grupos de defensa de los derechos civiles temen que el Supremo sea una instituci¨®n demasiado preocupada en proteger los intereses de las grandes corporaciones y que finalmente falle a favor de WalMart. Si WalMart gana habr¨¢ calado el mensaje de que si se es demasiado grande nadie te va a demandar. El hecho de que por primera vez en la historia haya tres mujeres sentadas en la m¨¢xima corte (el total es de nueve jueces), todas nombradas por presidentes dem¨®cratas, una de ellas -Ruth Ginsburg- con una dilatada carrera en defensa de los derechos de las mujeres, tendr¨¢ peso a la hora de sopesar un caso de desigualdad, sexismo y techos de cristal.
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