Visita rel¨¢mpago a la meca del camionerismo
La Jonquera ofrece todo lo que un ch¨®fer pueda desear, y mucho m¨¢s
Cae la noche en S¨¨te (Francia), cuna y tumba del cantante y poeta Georges Brassens. Apenas hemos tenido tiempo de llenarnos los ojos de Francia tras cruzar la frontera de La Jonquera. Hemos pasado una hora y media en esa meca del camionerismo europeo y bazar internacional donde se puede encontrar desde botellas de whisky de cuatro litros y medio hasta ajado porno de los ochenta -vintage lo llamar¨ªa alg¨²n cursi- pasando por toda clase de artilugios que no pueden faltar en la cabina de un ch¨®fer.
Uno de los admin¨ªculos que m¨¢s se venden es un adaptador universal de corriente para coche. Gabriel tiene uno y a ¨¦l se conectan en este momento dos m¨®viles un ordenador y el GPS, que indica que todav¨ªa quedan 1.487 kil¨®metros para llegar a Hamburgo, destino ansiado y al tiempo recelado. El conductor de FrioEjido tambi¨¦n dispone en su habit¨¢culo de un compresor de aire que utiliza para limpiar el polvo del tablero de mandos y de los asientos.
En La Jonquera, los supermercados ofrecen a los camioneros de todos los pa¨ªses productos espa?oles pero etiquetados en su idioma. A Gabriel le llama la atenci¨®n un aut¨¦ntico queso rumano made in Elche. Sin embargo se corta de comprarlo al acordarse de que el periodista que lleva empotrado ha ocupado la mitad de la nevera del cami¨®n.
Gabriel es de los convencidos de que si un bar de carretera tiene muchos camiones aparcados a la puerta, ah¨ª se come bien. Uno de los templos gastron¨®micos de La Jonquera es el buf¨¦ Mirador, situado al costado de uno de los enormes prost¨ªbulos de la plataforma log¨ªstica. En El Mirador, los conductores profesionales tienen derecho a comer todo lo que quieran por 11 euros -el precio para el com¨²n de los mortales es de 15-. Eso s¨ª, hay unos l¨ªmites: la estancia no puede superar las tres horas -a la entrada te marcan la hora l¨ªmite de salida-, est¨¢ prohibido sacar comida del comedor y tampoco se puede entrar para tomar un caf¨¦.
La radio francesa anuncia que el brote de E.Coli va estabiliz¨¢ndose. Lo cierto es que este periodista, por lo dem¨¢s no demasiado aprensivo, a medida que se acerca a Alemania y que el cansancio se acumula -el periodismo es un balneario comparado con llevar un cami¨®n de cinco ejes- ve menos claro lo de pasarse tres d¨ªas dando botes en la cabina para cubrir lo que a¨²n no se sabe si es una mera intoxicaci¨®n grave o una aut¨¦ntica plaga medieval.
Los dos camiones de FrioEjido con destino Hamburgo, que viajan juntos, parar¨¢n a descansar pasado Lyon sobre las tres de la ma?ana.
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