La Universidad ante los retos inmediatos de la sociedad espa?ola
Una de las cosas ciertas que se puede decir de la actual crisis econ¨®mica en Espa?a es que no es tanto la crisis pasajera de un modelo como su final irremisible. La opini¨®n en este punto es pr¨¢cticamente un¨¢nime: tenemos que dar paso a un nuevo perfil productivo basado en el conocimiento que garantice la competitividad de nuestro sistema y, con ello, el desarrollo de nuestros valores de cohesi¨®n social y territorial. Es un enorme desaf¨ªo, del que una Universidad socialmente comprometida no puede quedar al margen. La Universidad espa?ola est¨¢ capacitada y dispuesta a jugar un papel clave como motor de esa transformaci¨®n y como elemento estrat¨¦gico para mejorar. No se trata de inventar nada nuevo. Este es el camino que est¨¢n siguiendo los pa¨ªses m¨¢s avanzados y que est¨¢n saliendo de la crisis con mayor pujanza.
En este contexto, las universidades refuerzan la dimensi¨®n de utilidad o funci¨®n social, intentando dar respuesta a dos retos principales: facilitar el acceso de la poblaci¨®n a una educaci¨®n superior de calidad y apoyar al tejido socioecon¨®mico para afrontar las nuevas reglas de competitividad internacional derivadas de la globalizaci¨®n. La Sociedad del Conocimiento necesita ciudadanos con un alto nivel formativo e instituciones capaces de generar saber y transferirlo a la sociedad eficazmente. Entonces, las preguntas son: ?Cu¨¢l es la respuesta de la universidad? ?Es suficiente? ?Puede hacerlo sola? ?C¨®mo hacerlo mejor?
Para contestar a estas cuestiones, debemos analizar la funci¨®n educativa, la funci¨®n investigadora y el problema de la innovaci¨®n productiva, teniendo en cuenta las l¨ªneas de trabajo de alta responsabilidad que aparecen en el horizonte universitario en el futuro inmediato.
Por lo que se refiere a la funci¨®n educativa, la formaci¨®n universitaria espa?ola ha alcanzado en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas tasas de matriculaci¨®n y graduaci¨®n equivalentes a las de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados y socialmente eficientes. Este dato es importante si se tiene en cuenta que, en el ¨²ltimo a?o, se han recortado en torno a 300 millones de euros, un 5% menos, en un contexto en el que s¨®lo se invierte en torno al 1,1% del PIB, mientras la media de la OCDE es del 1,5%. A pesar de todo ello, la universidad espa?ola ha puesto en marcha el reto del Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior, cumpliendo su compromiso como pa¨ªs en Europa.
En el ¨¢mbito de la investigaci¨®n, la producci¨®n cient¨ªfica espa?ola es la novena mayor del mundo. Espa?a genera el 3,4% de la producci¨®n global. Dos tercios de esta producci¨®n cient¨ªfica es generada en las universidades. Es un resultado m¨¢s que notable si consideramos que Espa?a s¨®lo invierte en I+D+i un 1,38% de su PIB, muy lejos del 2,3%, que es la media de la OCDE. Ello revela una eficiencia extraordinaria: con poco, hacemos mucho. Con estos resultados el Sistema Universitario Espa?ol se sit¨²a entre los cuatro m¨¢s productivos en ciencia. Y nos indica que disponemos de la materia prima b¨¢sica para afrontar los retos: el talento. Con este potencial humano cabe esperar que si se aumentara la inversi¨®n, se traducir¨ªa en un importante salto adelante que ubicar¨ªa claramente a Espa?a entre los pa¨ªses l¨ªderes en la escena internacional.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no se trata s¨®lo de producir investigaci¨®n, sino adem¨¢s de innovar, es decir, de transferir los resultados al tejido socioecon¨®mico para hacerlo m¨¢s competitivo. Aqu¨ª tenemos un evidente tal¨®n de Aquiles: siendo la novena potencia cient¨ªfica, Espa?a apenas alcanza el puesto 42 en el ranking mundial de competitividad. El reto de la innovaci¨®n exige esencialmente la inversi¨®n de las empresas en I+D+i y la potenciaci¨®n de modelos de transferencia del conocimiento que sean m¨¢s ¨¢giles y flexibles y permitan la colaboraci¨®n de todos los actores, es decir, mejorar la cultura innovadora.
Por tanto, es crucial no s¨®lo mantener o incrementar la inversi¨®n en investigaci¨®n globalmente, sino en especial aumentar la participaci¨®n privada en la misma y mejorar los sistemas de transferencia de conocimiento para potenciar la innovaci¨®n, y as¨ª ganar competitividad y asegurar el empleo cualificado y el bienestar social. Esta apuesta debe ser estrat¨¦gica y socialmente prioritaria. Hay un dato incuestionable: s¨®lo aquellos pa¨ªses que invierten al menos el 1,7% de su PIB en I+D+i muestran ¨ªndices de competitividad adecuados para afrontar el reto del crecimiento econ¨®mico y la creaci¨®n de empleo.
Y la inversi¨®n debe venir acompa?ada de una planificaci¨®n previa. Por ello, desde la CRUE acabamos de dar un paso sin precedentes con la firma de un convenio de colaboraci¨®n con C¨¢maras de Comercio, para avanzar en el fortalecimiento de la transferencia de conocimientos, experiencias y habilidades entre nuestros tejidos universitario y empresarial, con el objetivo de impulsar la formaci¨®n, la innovaci¨®n y la cultura innovadora, para potenciar la competitividad que tanto necesita Espa?a. En este convenio se contemplan medidas como la conexi¨®n permanente entre la red de viveros para emprendedores de las C¨¢maras y los parques cient¨ªfico-tecnol¨®gicos de las universidades, la intermovilidad entre el profesorado universitario y los profesionales de los sectores productivos y de servicios, la compatibilidad entre los programas de doctorado y los contratos de pr¨¢cticas, el dise?o de un m¨¢ster en innovaci¨®n o la creaci¨®n del Observatorio de las demandas sociales y del sector productivo espa?ol para el acceso al empleo.
Como sociedad debemos ponernos como horizonte de referencia la Estrategia Europa 2020, que en el ¨¢mbito de la UE plantea un crecimiento inteligente, sostenible e integrador, definiendo una serie de objetivos mensurables: conseguir que el 75% de la poblaci¨®n de 20 a 64 a?os tenga empleo, sacar de la pobreza a 20 millones de europeos, reducir el abandono escolar a una tasa inferior al 10%, lograr que el 40% de los j¨®venes tengan estudios superiores completos e invertir en I+D el 3% del PIB.
Para alcanzar este horizonte, la superaci¨®n del reto que supone el alumbramiento de este nuevo modelo social y econ¨®mico ha de fundarse en la confianza mutua entre todos los agentes, alejada de manifestaciones catastrofistas, la colaboraci¨®n estrecha en el marco de una sociedad integral, donde todos aportemos nuestra contribuci¨®n a un empe?o colectivo, que es asegurar un porvenir s¨®lido para nuestro pa¨ªs y para las j¨®venes generaciones.
Firmado por las rectoras y rectores de la Conferencia de Rectores de las Universidades Espa?olas (Crue)
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