El primer festival de cine gay pone a prueba la tolerancia en Turqu¨ªa
Aunque el colectivo homosexual va ganando aceptaci¨®n entre las clases medias y en los principales n¨²cleos urbanos del pa¨ªs, a¨²n se siente desamparado sin un marco de protecci¨®n legal
Han pasado 19 a?os desde que unas decenas de homosexuales recorrieran las calles de Estambul en lo que se puede denominar la primera cabalgata del orgullo gay de Turqu¨ªa. Fueron increpados y molestados por la polic¨ªa, recuerdan los que all¨ª estuvieron. Casi dos d¨¦cadas despu¨¦s, Estambul es una de las ciudades m¨¢s abiertas del pa¨ªs para el colectivo de LGBT, lesbianas, gais, bisexuales y transexuales. Abundan los bares de ambiente, hoteles gay-friendly, compa?¨ªas de viajes destinadas al colectivo homosexual y alguna asociaci¨®n de defensa de sus derechos. Sin embargo, tras la fachada de tolerancia que se respira en los barrios del centro de la metr¨®poli, Estambul, al igual que el resto de las ciudades de Turqu¨ªa, esconde historias que muestran lo dif¨ªcil que resulta en el siglo XXI salir del armario all¨ª.
Quiz¨¢s la m¨¢s conocida es la de Ahmet Yildiz, un joven gay de 26 a?os y activista por los derechos de los homosexuales que fue asesinado por su familia para "limpiar el honor". Ahmet lleg¨® a Estambul desde un pueblo del centro de Anatolia para estudiar en la universidad. Pensaba casarse con su pareja, Ibrahim Can, en Alemania al terminar la carrera. No lo consigui¨®. Tras amenazarle con un matrimonio forzoso, el internamiento en un psiqui¨¢trico y finalmente la muerte, la familia de Ahmet le dispar¨® a la salida de un caf¨¦ en Estambul en 2008. "Su cuerpo se qued¨® en la morgue varios d¨ªas porque su familia no quer¨ªa hacerse cargo del funeral", rememora ahora Can, la entonces pareja de Ahmet, que todav¨ªa lucha por llevar a sus asesinos ante el juez.
La historia de Ahmet inspir¨® la pel¨ªcula con la que se ha abierto el Pembe Hayat Queer Festival (Festival Queer de la vida color de rosa), que arranc¨® el pasado jueves en la capital del pa¨ªs, Ankara. Zenner Dancer, que este verano gan¨® cinco premios en el Festival Golden Orange -los Goyas turcos-, repasa, trav¨¦s de la historia de dos j¨®venes homosexuales, los problemas a los que se enfrenta este colectivo en Turqu¨ªa: rechazo familiar, la humillaci¨®n por parte de los poderes p¨²blicos y la falta de protecci¨®n legal. Escenas como el examen f¨ªsico -que incluye una exploraci¨®n anal- al que los protagonistas tienen que someterse para librarse del servicio militar son tr¨¢mites habituales para este colectivo, seg¨²n el ¨²ltimo informe de Amnist¨ªa Internacional.
"Todo turco nace soldado", reza un dicho popular. Excepto los homosexuales. Estos est¨¢n vetados en el Ej¨¦rcito, que les considera "desviados sexuales". "Si eres gay, no eres soldado; si no eres soldado, no eres turco; si no eres turco, no eres un ciudadano; ?entonces qu¨¦ somos?", comentan los miembros del colectivo LBGT Lambda. Pero no solo el Ej¨¦rcito turco veta la entrada a los homosexuales. La semana pasada, la prensa turca publicaba la destituci¨®n de uno de los jueces del Consejo Superior de Jueces y Fiscales por no ocultar su homosexualidad. Incluso dentro del propio Gobierno turco se habla de "desviaci¨®n". El pasado marzo, la ministra de Asuntos de la Mujer y Familia, Aliye Kavaf, se refiri¨® a la homosexualidad como "un desorden biol¨®gico y una enfermedad que debe ser tratada".
La ministra nunca se disculp¨® por sus palabras, que fueron reproducidas en muchos medios de comunicaci¨®n turcos sin ning¨²n barniz de cr¨ªtica. Para Bilge Ta?, organizador del festival de Ankara, la televisi¨®n tienen gran parte de la culpa de la homofobia del pa¨ªs. Asegura que "el discurso de odio es cada vez mayor hacia el colectivo LGBT por parte de los medios de comunicaci¨®n". Como Ta?, defensores de derechos humanos se?alan a los miembros del Consejo Supremo de Radio y Televisi¨®n Turca -responsable de las retransmisiones y designado por el actual Gobierno conservador a trav¨¦s del Parlamento- como uno de los causantes del retroceso en la batalla por el reconocimiento del colectivo.
En Turqu¨ªa, excepto en el norte de Chipre, la homosexualidad no es un crimen. Sin embargo, tampoco existe un marco de protecci¨®n legal, lo que deja al colectivo desamparado cuando busca ayuda. Adem¨¢s, como denuncia Kemal ?rdek, secretario general del Comit¨¦ Pink Life y miembro del festival, no hay planes para la creaci¨®n de tal marco. "El Gobierno excluye abiertamente al colectivo LGBT en el proceso legislativo, especialmente en las pol¨ªticas antidiscriminaci¨®n, cr¨ªmenes de odio y la nueva Constituci¨®n" denuncia ?rdek. Cr¨ªmenes como el de Ahmet Yildiz son el resultado de este vac¨ªo legal, que hace que muchos miembros del colectivo no se atrevan a denunciar los abusos que sufren.
El caso m¨¢s claro es el de los transexuales. Seg¨²n el Informe de Amnist¨ªa internacional, la mayor parte de los homosexuales y casi la totalidad de los transexuales turcos sufren el rechazo de sus familias y el abuso constante de la polic¨ªa. El informe saca a la luz historias como la de Irmak (nombre falso), de Diyarbakir. La joven, que ahora vive en Estambul y ha comenzado a tomar hormonas, recuerda que pas¨® ocho meses encadenada al radiador de su cuarto cuando su hermano mayor se enter¨® de que quer¨ªa cambiarse de sexo. La joven, que ahora ejerce la prostituci¨®n -casi la ¨²nica salida laboral para los transexuales en Turqu¨ªa-, asegura que recibe a diario amenazas de clientes y que no se atreve a denunciar por miedo a que las autoridades informen de su paradero a sus familiares en Diyarbakir.
"La complicidad de las autoridades proporciona inmunidad a los perpetradores", asegura ?rdek de Pink Life, que explica que los transexuales son detenidos casi a diario bajo los cargos de alteraci¨®n del orden p¨²blico y llevados a comisarias donde sufren vejaciones y torturas.
Pero no es todo negro en Turqu¨ªa. Tambi¨¦n hay otras historias con finales menos tr¨¢gicos que ilustran c¨®mo el colectivo est¨¢ ganando aceptaci¨®n entre las clases medias y de los principales n¨²cleos urbanos. Es el caso de Ammar ?zera, de clase media, estambulita, y que sali¨® del armario en la universidad. Comenta que su c¨ªrculo de amigos se resinti¨® al saber su orientaci¨®n sexual, perdi¨® muchos de ellos pero otros acabaron acept¨¢ndolo. "La batalla m¨¢s dura es dentro de casa", explica. "Mi madre tuvo que acudir a unos cursillos informativos organizados por colectivos gais para comprender que su hijo no estaba loco", cuenta. Su padre, sin embargo, todav¨ªa no lo entiende.
J¨®venes como ?zera ven con esperanza la eclosi¨®n de iniciativas culturales como el Pembe Hayat Queer Festival, que intenta tocar las diferentes caras del colectivo. El evento es tolerado por la municipalidad de Ankara, muy sensible a la opini¨®n p¨²blica europea desde 2005. Sin embargo, como denuncian los organizadores, se niegan a apoyarlos econ¨®mica o log¨ªsticamente. Hacerlo significar¨ªa una fuga de votos para cualquier Gobierno municipal cuyo electorado de base son, en gran medida, familias como la de Ahmet o Irmak. Familias que todav¨ªa creen que quien es diferente debe ser castigado.
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