El Programa de Excelencia Severo Ochoa: Luces y Sombras
?No parece un contrasentido evaluar la excelencia por lo que uno indica que piensa hacer?
En todos los ¨¢mbitos de la actividad humana la b¨²squeda de la excelencia aparece como una de las actitudes m¨¢s generosas y que comportan, a la larga, consecuencias m¨¢s positivas. En el campo de la ciencia, y en particular en el terreno de la investigaci¨®n cient¨ªfica, es donde esta afirmaci¨®n cobra a¨²n m¨¢s sentido: La excelencia investigadora se pone de manifiesto tanto en la selecci¨®n de objetivos cient¨ªficos, sociales y econ¨®micamente relevantes como en el desarrollo de conocimiento de frontera para la resoluci¨®n de los mismos.
Por estas caracter¨ªsticas, existe un claro consenso respecto a la rentabilidad social de la excelencia investigadora. En ese sentido, me viene a la memoria una sentencia del profesor Andreu Mas-Colell parafraseando a Derek Bok, antiguo rector de Harvard: Si piensa que la excelencia es cara, pruebe con la mediocridad.
Desde la perspectiva del cient¨ªfico y, sobre todo, de quien dirige una instituci¨®n que se ha impuesto la excelencia investigadora como meta, es una alegr¨ªa constatar que el Gobierno de Espa?a se suma al n¨²cleo de administraciones que a los niveles europeo y auton¨®mico mantienen, desde hace a?os, esfuerzos sostenidos en esa misma direcci¨®n. As¨ª, las convocatorias de proyectos Consolider (entre 2005 y 2009) y de Centros de Excelencia Severo Ochoa (a partir, esperemos, de 2011) constituyen esfuerzos, quiz¨¢s modestos en comparaci¨®n con los realizados por otros pa¨ªses europeos pero proporcionados a la capacidad real de la econom¨ªa espa?ola, en esa direcci¨®n.
Con todo, los aspectos t¨¦cnicos de las convocatorias por las que se rigen pueden mediatizar los potenciales resultados de los programas de este tipo, mejor¨¢ndolos o merm¨¢ndolos seg¨²n la bondad de su dise?o. Desde la experiencia derivada de la participaci¨®n a diversos niveles en programas de este tipo desde el a?o 2000, quisi¨¦ramos aportar algunas reflexiones sobre aspectos relacionados con la naturaleza de sus convocatorias y, en particular, sobre aspectos de la primera convocatoria del Subprograma de Apoyo a Centros y Unidades de Excelencia Severo Ochoa que, de modificarse, podr¨ªan permitir en futuras convocatorias una considerable optimizaci¨®n del mencionado (sub)programa.
En primer lugar, el establecimiento de los per¨ªodos de solicitud en los programas de excelencia no es en absoluto un tema balad¨ª. De entrada, son imaginables dos escenarios radicalmente diferentes. En uno de ellos, se realiza una ¨²nica convocatoria que se encuentra abierta por un per¨ªodo relativamente largo de tiempo y que, cuando se resuelve, da lugar a un n¨²cleo de proyectos/centros acreditados que se mantiene estable por unos a?os. Transcurrido este per¨ªodo, los proyectos/centros inicialmente acreditados pueden optar nuevamente a la acreditaci¨®n para un segundo per¨ªodo, en concurrencia con nuevos proyectos/centros que, bien no obtuvieron la acreditaci¨®n inicial, bien no optaron a la misma. Esta aproximaci¨®n, seguida por Alemania en la Initiative of Excellence, tiene la ventaja de asegurar que los mejores proyectos/centros existentes en cada momento concurren a cada convocatoria al tiempo que incentiva la perseverancia en el esfuerzo de quienes han logrado la acreditaci¨®n y de quienes pugnan por conseguirla. La ¨²nica decisi¨®n pol¨ªtica a tomar cuando se aplica este modelo es relativa al n¨²mero total de proyectos/centros financiados de forma simult¨¢nea. Indirectamente, al tomar esta decisi¨®n se fija (en forma de un porcentaje) el nivel de la excelencia a acreditar.
El modelo alternativo, seguido mayoritariamente en Espa?a, se basa en convocatorias anuales que se repiten durante un cierto n¨²mero de a?os. A¨²n cuando puedan establecerse el n¨²mero m¨¢ximo anual de proyectos/centros a acreditar/financiar y el n¨²mero de a?os de vigencia del programa (como es el caso del Subprograma Severo Ochoa), este modelo tiene una consecuencia dif¨ªcilmente evitable y de repercusiones muy negativas: la progresiva disminuci¨®n, a medida que avanza la ejecuci¨®n del programa, de la calidad/excelencia de las candidaturas seleccionadas ocasionada, simplemente, por el progresivo agotamiento del universo de posibles candidatos.
En general, este hecho acaba sugiriendo a la administraci¨®n responsable de la convocatoria la falta de inter¨¦s del programa en cuesti¨®n y determinando, en definitiva, la desaparici¨®n del mismo. As¨ª ocurri¨® en Catalu?a, a principio de la d¨¦cada de los 2000, con la Distinci¨® de la Generalitat de Catalunya y as¨ª, probablemente, haya ocurrido recientemente con la convocatoria de proyectos Consolider del MICINN. Solo un programa como ICREA, que cuenta con un universo de candidatos pr¨¢cticamente infinito con relaci¨®n al tama?o del sistema cient¨ªfico de Catalu?a, mantiene sin merma a?o tras a?o un nivel de calidad envidiable.
Debiera quedar claro de lo escrito hasta ahora nuestro convencimiento de que el modelo seguido por Alemania en la Initiative of Excellence hubiera resultado mucho m¨¢s beneficioso y conveniente para el Programa Severo Ochoa que el utilizado por el MICINN. Incluso el n¨²mero m¨¢gico de cuarenta centros apuntado como objetivo del programa aparece como arbitrario. ?Es posible establecer por decreto que en Espa?a existen cuarenta Centros de Excelencia? ?O cincuenta? ?O treinta? Y si el gobierno hizo un estudio previo y concluyo que hay cuarenta, ?porque no se les dio la acreditaci¨®n a todos ellos?
Parecer¨ªa mucho m¨¢s razonable establecer, de entrada, los criterios que un Centro-de-Excelencia-Espa?ol deber¨ªa cumplir (que no deber¨ªan diferir de forma significativa de los admitidos a nivel internacional), fijar un tope de gasto asignado al programa y utilizar la propia convocatoria para establecer a posteriori el n¨²mero m¨¢ximo de centros acreditables. Es evidente que hasta ahora las cosas no se han hecho as¨ª y que ello ha sido causa de no poca frustraci¨®n entre actores importantes de la comunidad cient¨ªfica espa?ola. En cualquier caso, nada impide utilizar la convocatoria de 2012 para cambiar el planteamiento y reconducir la gesti¨®n del programa por cauces m¨¢s racionales y m¨¢s favorecedores de la excelencia.
Sea cual fuere la forma elegida para el desarrollo futuro del Programa Severo Ochoa, resultar¨ªa muy deseable que las respectivas convocatorias evitaran contradicciones respecto a los criterios a utilizar en la toma de decisi¨®n y exigieran a los solicitantes la presentaci¨®n de documentaci¨®n con caracter¨ªsticas y extensi¨®n proporcionadas a su importancia para el proceso de evaluaci¨®n. Sin ir m¨¢s lejos, en el pre¨¢mbulo de la convocatoria del Subprograma Severo Ochoa de 2011 se indicaba que "El objetivo ¨²ltimo (del Subprograma) es propiciar un salto cualitativo en la ciencia espa?ola a partir del apoyo a los centros y unidades de investigaci¨®n de primer nivel internacional que ya existen en nuestro pa¨ªs" y, de hecho, en la nota de prensa del MICINN emitida con motivo de la resoluci¨®n provisional de la convocatoria se comentaba que "el programa Severo Ochoa reconoce a los primeros ocho centros de investigaci¨®n espa?oles entre los mejores del mundo". A pesar de ello, y en estricta aplicaci¨®n de la letra de la convocatoria, los indicios objetivos de excelencia aportados por los solicitantes no pudieron ser tenidos en cuenta ni por los evaluadores ni por el comit¨¦ cient¨ªfico del programa en la decisi¨®n final sobre los centros acreditados. En su lugar, la mencionada comisi¨®n tuvo que utilizar para su toma de decisi¨®n final unos escuetos programas de investigaci¨®n, de recursos humanos y de monitorizaci¨®n cuya extensi¨®n fue estrictamente limitada a los solicitantes y para cuya elaboraci¨®n estaba vetada la utilizaci¨®n de f¨®rmulas y esquemas. ?No parece un contrasentido evaluar la excelencia no por lo que uno ha hecho y tiene acreditado, sino por lo que uno indica de forma somera que piensa hacer?
Entrando con m¨¢s detalle en la naturaleza de la convocatoria 2011, esta const¨® de dos etapas: una primera etapa, de naturaleza eliminatoria, ten¨ªa en cuenta los indicadores de excelencia aportados por las entidades solicitantes. El resultado de esta primera fase, una puntuaci¨®n num¨¦rica entre 0 y 100, sirvi¨® ¨²nicamente para preseleccionar 22 centros cuya puntuaci¨®n super¨® un determinado nivel umbral. Sorprendentemente, la calificaci¨®n num¨¦rica obtenida en esta primera etapa no tuvo ninguna influencia sobre la obtenci¨®n de la acreditaci¨®n final.
Para la segunda etapa del proyecto los solicitantes debieron presentar, como ya se ha indicado antes, documentaci¨®n con extensi¨®n estrictamente controlada. Llamaba poderosamente la atenci¨®n la extensi¨®n asignada al Programa de Investigaci¨®n, que deber¨ªa ser ejecutado a lo largo de cuatro a?os por el conjunto del centro solicitante, caso de recibir la acreditaci¨®n. Pues bien, dicho programa deb¨ªa ventilarse mediante un resumen de 2500 caracteres, un comentario sobre su valor estrat¨¦gico (2500 caracteres) y una descripci¨®n del programa de investigaci¨®n propiamente dicho (11400 caracteres). Total, unas cuatro p¨¢ginas de texto con una fuente Times de 12 puntos, m¨¢s o menos la extensi¨®n de este art¨ªculo. ?Es razonable una extensi¨®n de este tipo para describir los planes de trabajo de varios centenares de personas durante cuatro a?os? ?Es razonable que la evaluaci¨®n de un documento de estas caracter¨ªsticas, conjuntamente con la de un Programa de Recursos Humanos y un Plan de Evaluaci¨®n igualmente someros suplanten como criterios principales a los indicadores de excelencia aportados por los solicitantes?
Por otra parte, el procedimiento seguido para la elaboraci¨®n de la lista final de centros acreditados utiliz¨® criterios cuando menos discutibles. As¨ª, la mencionada lista se elabor¨® por ordenaci¨®n simple de las puntuaciones obtenidas en la segunda fase de la convocatoria por las distintas propuestas, pertenecientes a disciplinas cient¨ªficas muy diferentes entre si. Cabe preguntarse como es posible ordenar en una ¨²nica lista proyectos pertenecientes a campos tan dispares como la biomedicina, la supercomputaci¨®n, la astronom¨ªa, la f¨ªsica, la qu¨ªmica, las matem¨¢ticas, la econom¨ªa, etc¨¦ra, sin disponer de referencias que establezcan un nivel com¨²n de comparaci¨®n. La respuesta a esta pregunta es bien simple: no es posible hacerlo, a no ser que uno disponga de unos evaluadores tan especiales que puedan valorar con solvencia proyectos pertenecientes a varias de estas disciplinas. Para poner un s¨ªmil entroncado con nuestra vida cotidiana, es como pretender establecer una clasificaci¨®n ¨²nica entre equipos de f¨²tbol, baloncesto, balonmano, rugby, b¨¦isbol, f¨²tbol americano y waterpolo. A la vista de los resultados, uno se pregunta qu¨¦ necesidad hab¨ªa y qu¨¦ ventajas han derivado de la organizaci¨®n en dos etapas tan disjuntas del proceso de acreditaci¨®n.
Los resultados finales de la convocatoria Severo Ochoa 2011 han tenido, sin duda, la virtud de identificar un primer grupo de centros de excelencia espa?oles. Vaya por delante nuestro convencimiento de que todos y cada uno de estos centros eran merecedores de la acreditaci¨®n. En cualquier caso, no es menos cierto que las deficiencias que acabamos de se?alar han generado una notable frustraci¨®n entre quienes, consider¨¢ndose tambi¨¦n merecedores de la acreditaci¨®n Severo Ochoa en base a criterios objetivos, han visto desestimadas sus solicitudes.
A pesar del mensaje equ¨ªvoco que puede haberse transmitido a la sociedad al haberse acreditado solo ocho centros cuando exist¨ªa la posibilidad de acreditar a diez de ellos, es evidente que la detecci¨®n y acreditaci¨®n de excelencia investigadora en Espa?a no est¨¢ agotada. El Programa Severo Ochoa debe continuar, y el inminente cambio de autoridades ministeriales proporciona una excelente oportunidad para corregir las deficiencias detectadas en su primera convocatoria y optimizar los efectos positivos del Programa.
A modo de resumen, preconizamos: a) Un cambio en el sistema de convocatorias, substituyendo el sistema actual de convocatorias anuales por una ¨²nica convocatoria, m¨¢s amplia, que condujera a la acreditaci¨®n de todos los centros que constituir¨ªan, durante el primer per¨ªodo de vigencia del Programa, la red de Centros de Excelencia Severo Ochoa. La principal ventaja derivada de esta forma de actuaci¨®n ser¨ªa la de poder evaluar, mediante paneles espec¨ªficos, centros de las distintas ¨¢reas de conocimiento al existir masa cr¨ªtica suficiente para ello. Por su parte, el peso relativo de las distintas ¨¢reas cient¨ªficas en la red de Centros de Excelencia Severo Ochoa deber¨ªa cumplir con la condici¨®n de reflejar fielmente el mapa espa?ol de excelencia investigadora y, a la vez, de reflejar las prioridades en pol¨ªtica cient¨ªfica del pa¨ªs, b) La articulaci¨®n de un sistema de evaluaci¨®n para la acreditaci¨®n que conceda un peso predominante a la excelencia acreditada por los solicitantes (usando criterios internacionales objetivos) en el per¨ªodo objeto de evaluaci¨®n. c) Si se considera necesaria la aportaci¨®n de documentaci¨®n relativa a los planes a implementar en caso de evaluaci¨®n positiva, que las caracter¨ªsticas exigidas a la misma fueran m¨¢s acordes con su eventual trascendencia para el proceso de acreditaci¨®n, permitiendo una evaluaci¨®n seg¨²n est¨¢ndares homologados. Dicha documentaci¨®n deber¨ªa incluir informaci¨®n sobre todo tipo de iniciativas (no solo las puramente cient¨ªficas) que el Centro vaya a tomar para corregir, mejorar o adecuar aspectos de su funcionamiento para incrementar su competitividad y excelencia investigadoras, y d) La continuidad del Programa m¨¢s all¨¢ de su ciclo inicial de vigencia y la articulaci¨®n de un sistema de evaluaci¨®n interciclos al que puedan concurrir tanto los centros previamente acreditados como los candidatos a una acreditaci¨®n inicial. Tal como se ha hecho en Alemania con la Initiative of Excellence, la renovaci¨®n del programa permite un redimensionado del mismo adapt¨¢ndolo, tras un per¨ªodo de cuatro a?os, a las posibles variaciones (cuantitativas y/o cualitativas) operadas en el mapa espa?ol de excelencia y a las prioridades en pol¨ªtica cient¨ªfica que puedan existir en cada caso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.