Una vida dedicada a los dem¨¢s
Isidro P¨¦rez reparte cada semana a unas 100 familias la comida que le entregan distintas organizaciones - Su asociaci¨®n recibe un premio por la labor solidaria
Camina muy pendiente de todas las personas con las que se va cruzando por la calle, muchas de las cuales le saludan de forma cari?osa. Si alguien conocido, debido a un despiste, no le ve, ¨¦l mismo se encarga de llamar su atenci¨®n. Le encanta sonre¨ªr, hablar, "el caf¨¦ a la crema" y, sobre todo, ver felices a los dem¨¢s, una labor a la que se dedica en cuerpo y alma desde hace ya m¨¢s de 15 a?os.
Un breve paseo a su lado resulta m¨¢s que suficiente para hacerse una idea bastante certera de c¨®mo es y c¨®mo act¨²a Isidro P¨¦rez Ortiz. Este jubilado de 75 a?os, marino de profesi¨®n ?"aunque muchos piensen que soy cura", comenta entre risas?, recibi¨® recientemente el premio Barakaldo Solidario Antonio Miranda, que entrega la Fundaci¨®n Miranda en colaboraci¨®n con el Ayuntamiento de la mencionada localidad vizca¨ªna, como reconocimiento a la "importante labor" que realiza "en favor de las familias desfavorecidas de la Margen Izquierda".
Ayudado por otros siete voluntarios, P¨¦rez Ortiz, casado y con tres hijos y otros tantos nietos, se encarga de repartir en un local de apenas 40 metros cuadrados cercano a la estaci¨®n de tren baracaldesa la comida que recibe del Banco de Alimentos de Bizkaia, de Mercabilbao y de diferentes entidades solidarios europeas. Los dos primeros organismos realizan sus entregas de forma semanal y las ¨²ltimas, cada tres meses. En lo que va de a?o, su asociaci¨®n, las Conferencias de San Vicente Paul Nuestra Se?ora del Carmen, ha distribuido m¨¢s de 100.000 kilos de alimentos a cerca de 4.000 familias vizca¨ªnas. Atiende a cerca de un centenar de familias cada semana.
Esta labor solidaria tambi¨¦n ha sufrido el impacto de la crisis. "En los 17 a?os que llevo en esto, no hab¨ªa visto nada como lo de ahora. La situaci¨®n es muy jodida, la peor que he conocido", asegura Isidro, "muy preocupado" por el incesante incremento de personas que acuden a solicitar los alimentos que recibe su organizaci¨®n. "Cuando empec¨¦, ten¨ªa a 30 personas apuntadas en la lista y ahora tengo a m¨¢s de 250. Si se pusieran todas a la cola, ser¨ªa algo imposible. No habr¨ªa para todos", reconoce.
La complicada situaci¨®n econ¨®mica acorrala cada vez a m¨¢s ciudadanos y los empuja a buscar ayuda. "Me tienen que traer ocho documentos: el empadronamiento, la fotocopia del paro, de la declaraci¨®n de la Renta...", detalla P¨¦rez Ortiz. Un exigente filtro que algunos tratan de esquivar sin ¨¦xito. "El otro d¨ªa vino un hombre de Gallarta. Le dije, con toda mi pena, que no pod¨ªa ponerse en la cola. Al final le di unas mandarinas y unas lechugas. A ver si tiene suerte", desea.
Su rostro se descompone ante la pregunta de qu¨¦ ocurre si hay m¨¢s demandantes que comida. "Al llegar a 120 o 125 personas, tengo que decir al resto [de quienes se encuentran en la cola] que se d¨¦n la vuelta. Es algo que, despu¨¦s de tantos a?os, a¨²n no he aprendido a hacer. ?C¨®mo se hace? Por suerte, no vienen todos siempre, aunque cada vez vienen m¨¢s", lamenta.
Y eso que los alimentos que reparte no son "nada del otro mundo". Lo que le llega es lo que empieza a estar "pasado". "Es l¨®gico. Las empresas y los supermercados no te van dar lo que se puede vender. Esta semana hemos tenido bastantes berzas, coliflores, acelgas, lechugas, botes de tomate triturado, peras, limones, mandarinas...", enumera.
Cada familia recibe "un poco de cada cosa". Y si sobra algo, Isidro lo guarda en la despensa para lo que ¨¦l denomina "el gotel¨¦". "Siempre llama alguien entre semana que te pide algo. Procuro estar preparado, aunque no siempre es posible".
Su labor altruista no se acaba con el reparto de alimentos. Desde que se jubil¨® hace ya 20 a?os, presta su ayuda a los mayores residentes en la Fundaci¨®n Miranda de Barakaldo. "Hago los recados. Como yo digo, los antojos de las mozas, je, je. Algunas quieren fruta, dulces... Lo que necesitan o les apetece, yo se lo consigo. Luego me invitan a un caf¨¦ a la crema", describe. Cuando alg¨²n interno tiene que ir al m¨¦dico y necesita un acompa?ante, tambi¨¦n puede recurrir a P¨¦rez Ortiz.
Mientras charla con el periodista en una sala de la sede de dicha fundaci¨®n, llega Estrella, una mujer que camina con un andador. En cuanto la ve, Isidro la saluda con afecto y le entrega un sobre. "Son gomas. Me las pidi¨® el otro d¨ªa para tener ordenados sus papeles. Ma?ana tiene consulta en el ambulatorio y la acompa?ar¨¦", explica.
Este voluntario cuenta que cuando se jubil¨®, una empleada del Instituto Social de la Marina le coment¨® sorprendida: "Veo una cosa rara. Seg¨²n aparece en los papeles, usted nunca ha estado de baja en 28 a?os. Ni por accidente ni por enfermedad. Tiene que haber un error". No lo hab¨ªa. Isidro siempre ha gozado de buena salud, algo que cada d¨ªa celebran muchas familias en Barakaldo.
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