La tumba del l¨ªder es un mensaje
El mausoleo de N¨¦stor Kirchner, ejemplo de pompa funeraria con inter¨¦s pol¨ªtico - El culto a la personalidad permite la pervivencia del sistema
Desde las pir¨¢mides de Egipto al mausoleo de quien fuera presidente argentino entre 2003 y 2007, N¨¦stor Kirchner, pasando por las tumbas de Lenin, el vietnamita Ho Chi Minh o el icono revolucionario Che Guevara, los sepulcros donde reposan los l¨ªderes pol¨ªticos suelen revestir una apariencia tan poderosa como lo fuera en vida la dimensi¨®n del personaje. Salvo contados casos de sepelios secretos (el libio Muamar el Gadafi en un lugar desconocido del desierto, o el l¨ªder de Al Qaeda Osama bin Laden en el mar), la pompa que rodea los ritos funerarios de las personalidades pol¨ªticas se trasluce tambi¨¦n en su ¨²ltima morada: m¨¢rmol, granito y apariencia colosal son la norma, como los 11 metros de altura del pante¨®n de p¨®rfido patag¨®nico e iluminaci¨®n led del marido de la actual presidenta argentina, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, por citar solo el ¨²ltimo ejemplo incorporado a la iconograf¨ªa funeraria mundial. Porque los mausoleos de grandes l¨ªderes son, m¨¢s que tumbas que cobijan despojos, una representaci¨®n a la medida -muchas veces ampliada- del propio r¨¦gimen o sistema pol¨ªtico del fallecido. Una foto fija ante el vendaval de la historia.
Los usos pol¨ªticos prescrib¨ªan hasta la ¨¦poca de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn (1989) toda la grandiosidad imaginable, especialmente en el caso de los mandamases sovi¨¦ticos y los de su ¨®rbita, sin desde?ar t¨¦cnicas de conservaci¨®n como el embalsamamiento. La ostentaci¨®n tambi¨¦n es palpable en el Valle de los Ca¨ªdos, ¨²ltima morada del dictador espa?ol Francisco Franco, como si la imagen post m¨®rtem de las figuras enterradas pretendiese seguir proyectando poder. Algo de eso hay, un intento de evitar que la muerte biol¨®gica suponga la pol¨ªtica: no es tanto la posteridad del individuo como la pervivencia del sistema lo que est¨¢ en juego, algo especialmente palmario en el caso de la momia de Ho Chi Minh en Hanoi, visitada a diario entre un silencio reverencial por miles de vietnamitas y turistas.
En el caso de Argentina, "N¨¦stor Kirchner, que no fue nunca una figura carism¨¢tica, es utilizado ahora por su viuda [Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, CFK] para lograr un segundo mandato" como presidenta, se?ala la polit¨®loga Susanne Gratius, del think tank FRIDE. "Tiene mucho que ver con el populismo, una marca pol¨ªtica propia de Am¨¦rica Latina; pero en el caso de Argentina, con el modelo K, que nadie sabe lo que es, lo que quiere Cristina Fern¨¢ndez es refundar la pol¨ªtica nacional. La transformaci¨®n de la pol¨ªtica argentina empieza en los a?os cuarenta con Juan Domingo Per¨®n, y Cristina Fern¨¢ndez hace eso, retomar el mito fundacional", relata Gratius.
CFK est¨¢ copiando el modelo de Per¨®n y Evita", dice una polit¨®loga
"CFK est¨¢ copiando deliberadamente el modelo de Per¨®n y Evita; incluso ha aludido a la posibilidad de que se ruede una pel¨ªcula sobre su historia de amor. Invocando su viudedad, ha hecho una utilizaci¨®n pol¨ªtica de la muerte de su esposo", concluye la experta. La sombra de Evita Per¨®n es alargada por dem¨¢s: los detalles de su agon¨ªa, muerte y cuasi resurrecci¨®n -las vicisitudes que corri¨® su cad¨¢ver, secuestrado y desaparecido durante 14 a?os- han dado pie a relatos tan apasionantes como el de Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez, Santa Evita, o Esa mujer, un cuento de Rodolfo Walsh que recrea el secuestro de la primera dama. Pese a ello, Evita Per¨®n descansa en la b¨®veda familiar del cementerio de La Recoleta de Buenos Aires.
La necrofilia es un factor evidente, y especialmente en el pa¨ªs de los Kirchner, donde, como recuerda el escritor Mart¨ªn Caparr¨®s en su blog Pamplinas (blogs.elpais.com/pamplinas), "no hay pol¨ªtico m¨¢s poderoso que la muerte". O, dicho de otra manera, la del candidato a las ¨²ltimas presidenciales Eduardo Duhalde: la campa?a electoral fue "un duelo entre una viuda [CFK] y un hu¨¦rfano [Ricardo Alfons¨ªn, hijo del expresidente Ra¨²l Alfons¨ªn]". En los mausoleos, como se?ala Cristina Manzano, subdirectora de FRIDE, "hay un evidente culto a la personalidad, pero tambi¨¦n necrofilia. En el caso de N¨¦stor Kirchner, su imagen y su papel han estado muy presentes despu¨¦s de muerto".
Felipe II orden¨® levantar El Escorial para centralizar su reino peninsular
La imagen del Bicentenario que aparece en el mausoleo de R¨ªo Gallegos tampoco es casual, sino que encaja a la perfecci¨®n en el ¨¢nimo de "retomar para ahondar en la b¨²squeda de identidades y afirmaciones nacionales, qui¨¦nes somos, cu¨¢les son nuestras ra¨ªces...", explica Susanne Gratius.
Pero ejemplos de mausoleos los hay para todos los gustos y en todas las ¨¦pocas. La profesora Mar¨ªa Garc¨ªa Alonso, del Departamento de Antropolog¨ªa Social y Cultural de la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia (UNED), recuerda el caso de El Escorial. "Para consolidar su poder, para centralizar su reino en la pen¨ªnsula, Felipe II manda construir El Escorial y, dentro de ¨¦l, el pante¨®n, para concentrar los restos de todos los reyes muertos. El pante¨®n refuerza la idea de la monarqu¨ªa", cuenta Garc¨ªa Alonso, que, en referencia a la tumba desconocida de Gadafi ve una clara intenci¨®n: "Hacer desaparecer un cad¨¢ver significa querer borrar su recuerdo pol¨ªtico, es decir, a?adir a la muerte biol¨®gica la muerte pol¨ªtica, porque siempre que hay un cad¨¢ver violento, puede hacerse una relectura si cambia el escenario pol¨ªtico. El caso de la momia de Lenin, que era casi divina en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, lo demuestra: ha cambiado el r¨¦gimen y ya no reviste la sacralidad de anta?o".
Las dos expertas aluden como ejemplo de instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica a los restos del Che, el icono revolucionario que Am¨¦rica Latina export¨® al mundo. Hallados en 1997 en Bolivia, fueron trasladados a La Habana como si de un h¨¦roe nacional se tratara; su relativamente modesto mausoleo en Santa Clara, donde fue inhumado con honores militares, sigue siendo escenario de homenajes y celebraciones. "El cad¨¢ver del Che estuvo mucho tiempo desaparecido en Bolivia y nadie pareci¨® interesarse por ¨¦l", dice Garc¨ªa Alonso. "Sus restos fueron hallados tarde, en 1997, y se convirtieron en instrumento de poder y legitimaci¨®n del r¨¦gimen cubano. A partir del derrumbe de la Uni¨®n Sovi¨¦tica [a?os noventa del pasado siglo], cuando se acab¨® la alianza con Mosc¨², hab¨ªa que sustituir el pacto econ¨®mico por algo, y ese nuevo discurso es el nacionalismo, el mito revolucionario, para apuntalar un sistema que amenazaba ruina", asegura Gratius.
Los despojos del poder tienen en ocasiones una consideraci¨®n parecida a la que tuvieron las reliquias de santos en la Edad Media. "Un muerto puede tener una vida pol¨ªtica post m¨®rtem, por eso funcionaron tan bien las reliquias y el tr¨¢fico de las mismas en la Edad Media: porque se pensaba que confer¨ªan poder a quien las guardaba", se?ala la antrop¨®loga. De ah¨ª tambi¨¦n que a menudo se conviertan en lugares de peregrinaci¨®n: "Es el caso, por ejemplo, del mausoleo del rey Mohamed V de Marruecos, en Rabat, o el de Lenin en Mosc¨²; son un punto de referencia simb¨®lico que legitima su recuerdo entre las generaciones venideras", explica Cristina Manzano.
En la Edad Media se pensaba que las reliquias confer¨ªan poder a su guardi¨¢n
La dimensi¨®n religiosa de los mausoleos lo es a veces en el sentido m¨¢s literal de la palabra, como en los monasterios de El Escorial o el Valle de los Ca¨ªdos, "casos en los que la religi¨®n ten¨ªa un papel hegem¨®nico en el r¨¦gimen", explica Manzano. El Valle de los Ca¨ªdos no solo cobija los restos de Franco, tambi¨¦n los del l¨ªder de Falange Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera.
"Primo de Rivera fue inhumado y exhumado un mont¨®n de veces, luego trasladado desde Alicante [donde fue fusilado] a hombros de falangistas hasta El Escorial y, finalmente, enterrado en el Valle de los Ca¨ªdos" por decisi¨®n de Franco, recuerda Garc¨ªa Alonso (y ello, pese a la mala relaci¨®n entre ambos).
Reconvertir el monumento dedicado a inmortalizar la victoria de Franco en un lugar de reconciliaci¨®n, como prev¨¦ la Ley de Memoria Hist¨®rica, es la tarea de la comisi¨®n de expertos nombrada por el Ejecutivo, que har¨¢ p¨²blico su informe tras las elecciones del 20-N y dos de cuyos miembros han declinado la invitaci¨®n de EL PA?S para valorar su existencia (y su futuro).
"Es un ejemplo de mausoleo fascista y, aunque no hay ning¨²n escrito que demuestre que Franco quisiera ser enterrado all¨ª, una tumba fara¨®nica, adem¨¢s de la mayor fosa com¨²n de Espa?a, pues alberga los restos de m¨¢s de 20.000 personas", se?ala la historiadora Queralt Sol¨¦, profesora de la Universidad de Barcelona.
"A diferencia de los Inv¨¢lidos de Par¨ªs, donde est¨¢ enterrado Napole¨®n, o incluso del Pante¨®n de Hombres Ilustres, que pueden verse como el homenaje de un pa¨ªs a personajes clave en su historia, el Valle de los Ca¨ªdos es un homenaje de Franco a s¨ª mismo", a?ade la historiadora. "Desde 1940, cuando se redacta el decreto que establece su construcci¨®n como gran cementerio para los h¨¦roes y los m¨¢rtires de la Guerra Civil, es decir, para los soldados y los franquistas represaliados, hasta su conclusi¨®n en 1959, cuando se decide dar cabida tambi¨¦n a muertos del otro lado, ha cambiado la situaci¨®n y tambi¨¦n la relaci¨®n del r¨¦gimen con la Iglesia. En su inauguraci¨®n, el franquismo hace ver que ha transformado el significado inicial, pero no lo consigue: no solo porque es la mayor fosa com¨²n de Espa?a, sino tambi¨¦n por el espacio que ocupa, muchas hect¨¢reas, y porque est¨¢ al lado de El Escorial y su pante¨®n real. Es como si rivalizara con ¨¦l".
La voluntad de perdurar en el tiempo es manifiesta, seg¨²n Queralt Sol¨¦: "La gran cripta, la gran cruz, los grupos escult¨®ricos; el traslado de los benedictinos... Aunque se intenta maquillar la victoria, no se consigue. Ahora se plantean distintas opciones, desde destruirlo hasta convertirlo en un museo", con o sin los restos de Franco dentro. "Pero seguro que el Valle de los Ca¨ªdos volver¨¢ a sufrir una transformaci¨®n", afirma Sol¨¦.
Puede que en la larga lista de mausoleos, el m¨¢s innecesario de todos ellos, y a la vez el m¨¢s famoso, fuera el de Halicarnaso, dedicado a Mausolo, rey de Caria, un monarca cuya vida no tuvo m¨¢s de extraordinario que su tumba -en su d¨ªa, una de las siete maravillas del mundo antiguo-, preparada con empe?o mucho antes de morir. Y a fe que el aliento de posteridad le luci¨® mucho.
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