"Los marroqu¨ªes no entran"

El caso probablemente habr¨ªa pasado desapercibido si no fuera porque su protagonista no es un marroqu¨ª cualquiera. "Todo me pasa a m¨ª", dice, con pocas ganas de sonre¨ªr, un molesto derrame en el ojo izquierdo y el cuerpo adolorido por los golpes recibidos, el joven Abdellah El Mekaoui, famoso desde que semanas atr¨¢s encontr¨® 400 d¨¦cimos de Loter¨ªa de Navidad tirados en la calle y se los devolvi¨® a su leg¨ªtimo due?o.

El joven peluquero, de 28 a?os, relata c¨®mo los porteros de una discoteca de Bilbao la emprendieron a pu?etazos y patadas con ¨¦l y un amigo en la puerta del local en la ma?ana de navidad. El ¨²nico motivo, seg¨²n asegur¨® en la denuncia que interpuso horas despu¨¦s ante el juzgado de guardia por lesiones en agresi¨®n y vejaciones racistas, fue que le negaron la entrada "porque los marroqu¨ªes no entran".

SOS Racismo lleva meses denunciando que varios locales de la noche bilba¨ªna niegan sistem¨¢ticamente la entrada a personas bas¨¢ndose ¨²nicamente en el color de su piel. "Lo he pensado mucho y me siento cabreado y humillado, pero hemos hecho bien en insistir en vez de irnos, si no, esto de la discriminaci¨®n no se va a acabar nunca", precisa El Mekaoui, que reconoce haber perdido el control cuando la Ertzaintza lleg¨® al lugar de los hechos. "Me terminaron imputando por falta de respeto a un agente de la autoridad, perd¨ª los estribos y pido perd¨®n. Por muy injusto que fuera todo, no ten¨ªa derecho a cabrearme con ellos", afirma.

A su favor, Patxi de la Fuente, integrante de SOS Racismo, resalta: "Llevamos tiempo pidiendo tanto a la Ertzaintza como a la Polic¨ªa Municipal que elaboren protocolos de actuaci¨®n para las cuestiones de discriminaci¨®n. Recibimos muchas quejas de c¨®mo trabaja la polic¨ªa en estos casos: la persona que denuncia se siente maltratada, se pone nervioso y pasa lo que pasa".

Tras negarles la entrada el portero, de origen argelino, seg¨²n los denunciantes, El Mekaoui, uno de los protagonistas del ¨²ltimo anuncio navide?o de Coca Cola, titulado Razones para creer, pidi¨® junto a su amigo, Abderrazak Kouhi, el libro de reclamaciones para poner una queja. El portero respondi¨® dejando entrar a otra pareja y haciendo caso omiso de su petici¨®n.

Kouhi intent¨® llamar a la polic¨ªa para zanjar la disputa. Fue entonces cuanto el portero y alguien que dijo ser "el encargado" del local salieron acompa?ados por varias personas amenazando con atizarles con unas botellas, les tiraron al suelo y empezaron a golpearles, seg¨²n la versi¨®n de los denunciantes. Poco despu¨¦s, una patrulla de la Ertzaintza apareci¨® en el lugar. Kouhi, casado con una espa?ola -tienen una hija peque?a, Saloa-, que trabaja en otro conocido local nocturno vizca¨ªno, a?ade que los supuestos agresores aprovecharon el rifirrafe para robarle un iPhone 4. Este diario intent¨®, sin ¨¦xito, ponerse en contacto con los responsables de la discoteca.