¡®Cerditos¡¯ en la UE: ?Son los pa¨ªses cat¨®licos manirrotos?
Arrecia el debate sobre la influencia de la religi¨®n en el desarrollo econ¨®mico de los pueblos. ?Por qu¨¦ la crisis se ha cebado m¨¢s en los Estados del sur que en los del norte, de tradici¨®n protestante?
?Son manirrotos los cat¨®licos, e incapaces sus pol¨ªticos de sostener una econom¨ªa capitalista cre¨ªble? ?Por qu¨¦ la crisis se ceba m¨¢s en los pa¨ªses cat¨®licos del sur de Europa que en los del norte, de tradici¨®n protestante? ?Son anticat¨®licos los mercados? Como en la canci¨®n de Bob Dylan, la respuesta (y la pregunta) est¨¢ en el viento. No es un debate nuevo, pero arrecia en los tres ¨²ltimos a?os.
De rodillas, andrajosos, humillados, cinco sujetos aparentemente sobrealimentados piden limosna en actitud perpleja. Detr¨¢s, un muro. Enfrente, la nada. Un letrero dice que son miembros de la Uni¨®n Europea. Cada uno luce en la pechera la marca de su pa¨ªs: Italia, Portugal, Irlanda, Espa?a y Grecia, de izquierda a derecha. El dibujante Jim Morin sublim¨® as¨ª el viejo debate sobre la inferioridad econ¨®mica de los pa¨ªses cat¨®licos. Su ya famosa caricatura se public¨® en The New York Times para ilustrar un informe sobre los PIGS europeos, literalmente cerdos en ingl¨¦s.
PIGS es el acr¨®nimo despectivo con el que financieros anglosajones se refieren a los pa¨ªses del sur de la UE: Portugal, Italia, Grecia y Espa?a (Spain en ingl¨¦s), para subrayar sus problemas espec¨ªficos: d¨¦ficit incontrolado, contracci¨®n econ¨®mica, desempleo galopante, endeudamiento, burbuja inmobiliaria, derrumbe de sus emisiones de deuda y, sobre todo, mentira y falseamiento de las cuentas. Tras la crisis de 2008, se reemplaz¨® Italia por Irlanda, pero ahora a?aden a las dos, con el acr¨®nimo PIIGS. Algunos de esos pa¨ªses fueron presentados como ejemplares por sus gobernantes, en el caso de Espa?a como una econom¨ªa de ¡°champions¡±, a punto de superar a Francia e, incluso, a Alemania (palabras de Zapatero hace tres a?os).
El calificativo PIGS ha sido usado incluso por el Financial Times, referido a los prejuicios habituales de un determinado pensamiento econ¨®mico sobre pa¨ªses de la periferia europea, oponiendo su situaci¨®n a los emergentes BRIC (Brasil, Rusia, India, y China). El peri¨®dico jugaba con las palabras brick (ladrillo) y pig (cerdo), con una sutil referencia a la frase hecha que designa en ese idioma la idea de algo inveros¨ªmil: flying pig (cerdo que vuela).
Otros te¨®ricos han utilizado la expresi¨®n econom¨ªa porcina. ¡°Es un apodo peyorativo, aunque refleja la realidad. Hace ocho a?os, los cerdos llegaron realmente a volar. Sus econom¨ªas se dispararon despu¨¦s de unirse a la eurozona. Ahora, los cerdos est¨¢n cayendo de nuevo a tierra¡±, escribi¨® Financial Times en septiembre de 2008. Los mismos calificativos han usado The Times, Newsweek y The Economist.
Pese a que las econom¨ªas de los pa¨ªses donde m¨¢s han arreciado esas cr¨ªticas (Reino Unido y EE UU) tambi¨¦n atraviesan por dificultades, los desprecios no han desaparecido. Todo empez¨® con las tesis del soci¨®logo Max Weber sobre la inferioridad del cristianismo romano respecto al protestantismo para construir econom¨ªas capitalistas solventes.
Los cinco pordioseros del dibujante Jim Morin tienen esa caracter¨ªstica religiosa. Son cat¨®licos romanos, salvo Grecia, que es ortodoxa, una religi¨®n prima hermana del catolicismo. Si hubiera un bar¨®metro para medir el maridaje entre el Estado y la religi¨®n, Grecia se llevar¨ªa la palma confesional, por delante de Italia y Espa?a. La ¨²ltima demostraci¨®n fue la jura del cargo del nuevo primer ministro heleno, humillado ante el nutrido grupo de prelados encabezados por el arzobispo de Atenas y primado de Grecia, Jer¨®nimos II.
En Espa?a, los presidentes de Gobierno y sus ministros, incluso los tachados por el Vaticano de ¡°laicistas furibundos¡± (como Rodr¨ªguez Zapatero), juran su cargo ante un crucifijo y la Biblia abierta por el Pentateuco, el llamado Libro de los N¨²meros.
Veamos las tesis del soci¨®logo alem¨¢n Max Weber (Erfurt, 1864-M¨²nich, 1920). Las expone en un libro que se hizo pronto famoso, La ¨¦tica protestante del capitalismo, publicado en 1905. Dice: ¡°El mundo protestante es m¨¢s exitoso econ¨®micamente que el cat¨®lico gracias al influjo de la religi¨®n protestante en cada uno de sus individuos: amor al trabajo, honradez, ahorro y apego permitido a lo material¡±.
Los protestantes llaman perezosos a los cat¨®licos. Replican los cat¨®licos que los protestantes son materialistas. Weber lo explica as¨ª: ¡°El cat¨®lico es conformista y prefiere la seguridad, mientras que el protestante se atreve con el riesgo. La Iglesia cat¨®lica castiga al hereje, pero es indulgente con el pecador. El protestante pone el ¨¦nfasis no en la confesi¨®n, sino en la conducta. Cualquier fabricante sabe que es la falta de conciencia de los trabajadores de pa¨ªses como Italia uno de los obst¨¢culos de su evoluci¨®n capitalista y de todo progreso¡±.
Los t¨®picazos del soci¨®logo de la religi¨®n se refiere aqu¨ª a un tema de rabiosa actualidad en la UE: la menor laboriosidad y productividad de los pa¨ªses del sur, y el escandaloso absentismo laboral. Seg¨²n Weber, el protestante no considera el trabajo un castigo. Los cat¨®licos, en cambio, creen que el trabajo es el m¨¢ximo castigo de Dios por el pecado original, y culpan a una mujer, Eva, de haber provocado la expulsi¨®n del Para¨ªso, donde no era necesario trabajar. Del protestantismo, perseguido con sa?a en Espa?a hasta 1966, escribi¨® Men¨¦ndez Pelayo, desde su atalaya de cat¨®lico a machamartillo: ¡°El protestantismo no es m¨¢s que la religi¨®n de los curas que se casan¡±.
Ahora, la protestante Angela Merkel se presenta capaz de arreglar las cuentas y las deudas de los Estados del sur, como se ayuda a un primo borrach¨ªn. Pero exige atenerse al cuento de los tres cerditos merendados por el lobo. No ayudar¨¢, a menos que los PIGS est¨¦n dispuestos a construir en cemento armado sus casas, en vez de con paja reseca, y a aplicarse el cuento de la austeridad, el rigor y los sacrificios.
San Isidro, las mujeres y los puentes de Rajoy
Uno de los frenos del desarrollo en los pa¨ªses cat¨®licos es la tradicional aversi¨®n de los jerarcas romanos por la mujer. Ese talibanismo pervivi¨® en la Europa de los PIGS hasta bien entrado el siglo XX, pomposamente llamado el siglo de las mujeres. Carlos Marx, muchos a?os antes, hab¨ªa advertido de que "el progreso social se mide por la posici¨®n que ocupa la mujer en una determinada sociedad". En Espa?a, durante el franquismo, donde mandaban mucho los obispos, las mujeres no pod¨ªan abrir cuentas en un banco ni obtener el pasaporte sin licencia del marido.
"De los innumerables pecados cometidos a lo largo de su historia, de ning¨²n otro deber¨ªan de arrepentirse tanto las iglesias como del pecado cometido contra la mujer", opina la te¨®loga Uta Ranke-Heinemann, compa?era de estudios del actual Papa en la Universidad de M¨²nich.
Todo empez¨® cuando los primeros sabios cristianos tomaron a Arist¨®teles como pensador de cabecera. El griego fue quien primero teoriz¨® sobre la inferioridad de la mujer. Esta debe su existencia a un descarrilamiento en su proceso de formaci¨®n; es ¡°un var¨®n fallido¡±. San Agust¨ªn reforz¨® ese desprecio y Tom¨¢s de Aquino lo hizo teolog¨ªa de altura.
Respecto a la aversi¨®n por el trabajo (baja productividad, absentismo, etc¨¦tera), el s¨ªmbolo podr¨ªa ser san Isidro Labrador, patr¨®n cat¨®lico de Madrid. La Iglesia romana lo tiene en los altares como un hombre muy piadoso (tanto, que abandon¨® a su mujer para no disiparse), pero con fama de holgaz¨¢n entre los vecinos. Su patr¨®n, Juan de Vargas, quiso comprobarlo por s¨ª mismo. Un d¨ªa se escondi¨® tras unos matorrales, a medio camino entre la iglesia y el campo. Al salir del templo, recrimin¨® a Isidro el absentismo. Pero cuando llegaron los dos a la finca, los bueyes estaban arando ellos solos la parte que le correspond¨ªa al futuro santo y patr¨®n. ??ngeles del cielo!
Otro cantar es la fama festivalera de los pa¨ªses del sur. El presidente Mariano Rajoy ha prometido que reducir¨¢ los puentes festivos para mejorar la productividad, pasando al lunes algunas fiestas de guardar. Lo tiene dif¨ªcil. Ya lo intent¨® Felipe Gonz¨¢lez en 1984 con la fiesta de la Inmaculada (8 de diciembre), para que no coincidiese con la de la Constituci¨®n (dos d¨ªas antes). Los obispos casi se echan al monte.
Todo son dudas. Las medidas de austeridad impuestas a los italianos por el Gobierno del tecn¨®crata Mario Monti (bien arropado por ministros cat¨®licos, como Andrea Riccardi, hagi¨®grafo de Juan Pablo II y fundador de la Comunidad de sant¡¯Egidio, uno de los nuevos movimientos del catolicismo romano), excluyen de todo sacrificio a la Iglesia cat¨®lica. El plan de ajuste asciende a 30.000 millones de euros, de los que buena parte proceden de un nuevo impuesto inmobiliario. Si la Iglesia cat¨®lica italiana lo tuviera que pagar, Monti tendr¨ªa 2.500 millones m¨¢s. Lo han evitado ministros considerados m¨¢s s¨²bditos del Vaticano que de Italia.
Han hecho lo mismo los nuevos gobernantes de Grecia. En Espa?a, ni siquiera se plantea lo contrario, pese a ser la Iglesia cat¨®lica el segundo propietario inmobiliario despu¨¦s del Estado. En los tres pa¨ªses en crisis, las jerarqu¨ªas cat¨®licas viven en un clamoroso para¨ªso fiscal.
Todo empieza en la educaci¨®n sentimental. Los catecismos que aprendieron los espa?oles durante el nacionalcatolicismo franquista (el Astete, el Ripalda y el Catecismo Patri¨®tico Espa?ol, sobre todo) ense?aban que el liberalismo era pecado, pero tambi¨¦n el capitalismo, el socialismo, el modernismo, el darwinismo, el sindicalismo, el laicismo, el secularismo, y as¨ª hasta 14 ismos. ¡°A todos los fieles, en especial a los que mandan, ordenamos con la autoridad del mismo Dios que trabajen con empe?o en desterrar de la Santa Iglesia estos errores¡±, orden¨® el Concilio Vaticano I.
¡°?Es l¨ªcito a un cat¨®lico llamarse liberal?¡±, preguntaba el cura en la catequesis siguiendo el texto de Nuevo Ripalda para la nueva Espa?a. Respuesta: ¡°No, se?or, por el esc¨¢ndalo que causa tomar el nombre de un error condenado por la Iglesia¡±. Pero hab¨ªa matices. El catequista ensotanado pregunta si ¡°alguna vez no ser¨¢ pecado leer la prensa liberal¡±. ¡°S¨ª, se?or, si se leyeren las rese?as taurinas o el alza o baja de la Bolsa¡±.
Michael Burleich, historiador de Oxford, opina: ¡°Para los protestantes liberales, los cat¨®licos personificaban el atraso econ¨®mico y el oscurantismo cultural, mientras que el protestantismo era sin¨®nimo de cultura, una identificaci¨®n efectuada en parte para revigorizar el protestantismo entre una burgues¨ªa que ya no iba a la iglesia. Las personas modernas hac¨ªan sus propias elecciones racionales; los sacerdotes ejerc¨ªan un dominio antinatural sobre las ancianas, los ni?os y las gentes del campo, que constitu¨ªan la mayor¨ªa cat¨®lica¡±.
Es como si Burleich hubiera escuchado al arist¨®crata Cayetano Mart¨ªnez de Irujo, conde de Salvatierra y gestor de la Casa de Alba, que acaba de proclamar que ¡°los jornaleros andaluces tienen pocas ganas de trabajar¡±. La misma idea ha expresado, con palabras m¨¢s gruesas, el l¨ªder de los democristianos catalanes, Duran Lleida. Burleich a?ade, citando a Weber: ¡°La resoluci¨®n y la sobriedad caracter¨ªsticas de los protestantes contrasta con una chusma indolente y beoda de campesinos controlados por los curas, que solo salen de su inercia para quedarse embobados con las trapacer¨ªas de las reliquias¡±.
Recientes investigaciones de Ludger W?ssmann y Sascha Becker, profesores de Econom¨ªa de la Educaci¨®n en la Universidad de M¨²nich, se?alan que las regiones alemanas protestantes eran (son) de promedio m¨¢s ricas y desarrolladas que las cat¨®licas, y tambi¨¦n ten¨ªan (tienen) mayor nivel de escolarizaci¨®n de mujeres.
En Espa?a, el atraso econ¨®mico se concentra, con tasas de paro por encima del 30%, en las regiones m¨¢s cat¨®licas, si sirve para medir la religiosidad el porcentaje de contribuyentes que coloca la equis en su declaraci¨®n de la renta pidiendo que Hacienda desv¨ªe el 0,7% de su cuota fiscal para pagar los salarios de obispos y sacerdotes. Andaluc¨ªa y Castilla-La Mancha duplican el porcentaje de Pa¨ªs Vasco y Catalu?a. Adem¨¢s, la historia del mal llamado impuesto religioso es una demostraci¨®n de c¨®mo en el mundo cat¨®lico la verdad puede convertirse en mentira con desparpajo. Sostienen los obispos que son sus fieles los que pagan ese impuesto. Pero el cat¨®lico espa?ol, al contrario que en Alemania, no a?ade ni un euro en el IRPF para su confesi¨®n. Es Hacienda quien lo deduce de los ingresos totales del Estado, de manera que el sostenimiento del clero cat¨®lico corre tambi¨¦n por cuenta de ateos, protestantes, jud¨ªos, musulmanes y todos los etc¨¦teras que quieran a?adirse.
Italia confirma tambi¨¦n las conclusiones de W?ssmann y Becker, con un a?adido: all¨ª est¨¢ demostrado que el norte, m¨¢s rico pero menos religioso, es menos corrupto que el sur, donde la tradici¨®n cat¨®lica est¨¢ m¨¢s arraigada y hay m¨¢s pobreza.
Es dif¨ªcil encontrar un historiador de las religiones que no se ocupe de las tesis de Weber. El ¨²ltimo en hacerlo es Diarmaid MacCulloch, catedr¨¢tico de Historia de la Iglesia en la Universidad de Oxford. Acaba de publicar una imponente Historia de la Cristiandad (Debate, 2.300 p¨¢ginas) y, pese a se?alar los intentos renovadores de Roma, considera razonables los argumentos del soci¨®logo alem¨¢n. ¡°Los colectivos son m¨¢s proclives que los individuos a pasar por alto algo que sucede delante de sus narices¡±, ironiza.
En cambio, la fil¨®sofa y escritora Reyes Calder¨®n, decana de la Facultad de Ciencias Econ¨®micas de la Universidad de Navarra, desvel¨® hace apenas un mes que est¨¢ ultimando una investigaci¨®n en la que desmonta con contundencia la idea de que las sociedades cat¨®licas sean m¨¢s corruptas y atrasadas que las de tradici¨®n protestante. De momento, sostiene: ¡°El problema es que tanto la metodolog¨ªa de la investigaci¨®n como las bases de los estudios eran incorrectas. Valoraban, por ejemplo, que como en el catolicismo puedes robar y despu¨¦s confesarte para quedar libre de culpa, se tend¨ªa m¨¢s al hurto. No valoraron que la religi¨®n cat¨®lica obliga a devolver lo robado para ser absuelto. La muestra era muy sesgada¡±.
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